Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
NovelToon tiene autorización de Layla Polimet para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 13- sueño
Todos los nobles estaban pasándola bien en aquel banquete, había baile, por lo cual invitaban a algunas damas a bailar, algo que algunas aceptaban con ganas; sin embargo, el motivo de aquel banquete, parecía estar de mal humor.
Edwin, que estaba esperando a Eloise en uno de los pasillos, suspiró con molestia tomando la copa de vino que se encuentra en su mano.
— Edwin. — Eloise aparece por fin.
— Eres un incompetente. — gruñe enojado mirando a la chica. — Ni siquiera pudiste hacer que me encontrara a solas con esa mujer.
— Casi lo logré, pero el Emperador apareció a tiempo. — Eloise se muerde los labios enojada. — Lo siento, Edwin.
— No me llames por mi maldito nombre. — No podría estar más enojado, en ese momento Charlotte iba a ser una de sus piezas de ajedrez para llegar al trono y está noche su plan era seducirla, ni eso era necesario, ya que según él la chica había estado enamorada de él por año, así que sabía que convencer a Charlotte sería fácil, pero lo que más le preocupaba era ver Charlotte junto a su hermano, estos eran demasiado cercanos para ser un matrimonio arreglado y más cuando los encontré en aquel pasillo besándose.
— Maldita sea. — Solo espera que los sentimientos de Charlotte no hayan desaparecido hacia él, para así poder usarla como se le pegue la gana en contra de Killian.
— ¿Estás enojado? — Eloise cuestiona y la mirada de Edwin le deja claro, que ella no había hecho su trabajo como debía. —¿Por qué, no, nos calmamos? — sonríe subiendo su mano hacia el pecho del hombre. — Después de todo, estarás en el palacio, y tendrás mucho tiempo en acercarte a ella.
— Lo sé, pero me preocupa haberlos encontrado de esa manera.
— Te lo dije. — Esta se pone de puntillas besando su mejilla. — Ella está enamorada del emperador, te ha dejado de amar. Edwin, ahora dependerá de ti volver a hacer que vuelva estar en tus manos tal como antes y así tú obtienes lo que quieres y yo lo quiero.
— ¿Y qué es lo que quieres realmente, Eloise? — Mira la chica mientras sonríe.
— Quiero arrebatarle el emperador, quiero que ella vea cómo me robó a su marido en sus narices. — Edwin frunce los ceños tras escuchar aquellas palabras tomando a Eloise del cuello.
— Escúchame bien, Eloise, a mí no vas a ver la cara de estúpido. Cuando tome el trono, yo mismo mataré a Killian así que ahórrate tus malditas escenas de envidia. — Mueve la cabeza tras sentir un mareo repentino retrocediendo.
— Edwin. — La chica lo llama al ver cómo este empezó a sudar de una manera inexplicable, y cuando ella estaba por acercarse, un mareo invadió su cuerpo y no pasó un segundo que sintió que todo su cuerpo se estaba calentando. En busca de ayuda, se lanza contra Edwin besándolo, quien corresponde. Por supuesto, ellos han estado juntos muchas veces, pero siempre evitaban hacerlo en lugares públicos, evitando todos los ojos. Pero ahora se le hizo inevitable resistir de ese calor que estaba recorriendo su cuerpo.
Las horas iban pasando y Charlotte, que estaba en la sala de descanso junto a Killian, se estiró bostezando. Sabía que más tarde iba a ver un gran escándalo. Esa medicina no solo era para hacer que esos dos perdieran el control, sino también la noción del tiempo.
Sabía que tal vez eso no sería suficiente para hacer que Eloise se mantuviera a raya con su esposo, pero eso no era lo importante en este momento. Ese matrimonio entre ellos era solo algo que ella iba a aprovechar para destruirlos a ambos juntos.
«Yo misma arrancaré los ojos si vuelve a mirar a Killian de esa manera», piensa apretando los labios. Ella misma sabía la clase de envidiosa que era Eloise.
— Tienes sueño, cariño. — La voz de Killian le devuelve la realidad, quien recién entraba en la sala de descanso
— Estoy bien, solo un poco cansada. — Admite, levantando la cabeza, mirándolo.
— Creo que ya es hora de retirarnos. — Musitó estirando sus manos, Charlotte lo tomó y sin previo aviso este la cargó en sus brazos como si se tratara de una princesa.
Ya en la recámara, ambos se encontraban en la cama acostados. Charlotte ya se había dormido en los brazos del emperador, mientras que él todavía no había podido conciliar el sueño, acariciando el rostro de su esposa, quien se encontraba profundamente dormida en sus brazos en tan solo unos minutos de meterse en la cama.
— Yo también, te amo. — Susurró mirando a la chica, inclinándose para besarla en los labios. — Siempre lo he hecho, Charlotte, desde el día que te conocí has sido dueña de mi corazón. — Con aquellas últimas palabras, la dejó un beso en la frente aferrándose a ella, tratando de conciliar el sueño.
Sin embargo, apenas lo hace una imagen borrosa que se hace presente en su cabeza y cada segundo que pasaba la se hacía más claro.
Killian abre sus ojos de golpe tras el extraño sueño que acaba de tener, un sueño que hacía todas sus extrañas estremecer.
Miró el techo mirando a Charlotte, abrazándola, quien continúa dormida, murmurando algo.
— Y-yo… Yo te voy a proteger. — Puede sentir que, después de esas palabras, Charlotte se ha aferrado más a él. A pesar de que las palabras de ella eran apenas unos murmullos, él lograba entenderlos a la perfección, sonriendo ante sus palabras. — Te lo juro, Killian. — Escucha su nombre dejándolo confundido, se cuestiona a sí mismo mirando a la chica con una sonrisa.
«Mi Charlotte jamás sería capaz de eso». Piensa para sí mismo tras la horrible pesadilla que acaba de tener, incluso en el sueño ella dijo que lo iba a proteger. Él creía firmemente que ella jamás sería capaz de matarlo como lo que acaba de ver en esta pesadilla.
Justo cuando estaba por cerrar los ojos de nuevo, la puerta se tocó bruscamente. Como si tratara de una urgencia.
Charlotte había estado comenzando a moverse debido al ruido y poco a poco fue abriendo los ojos, despertándose de sus dos largas horas de sueño.
Killian se separa de ella lentamente, tratando de no despertarla sin darse cuenta de que ya había despertado. Se pone su bata de color negro, dirigiéndose hacia la puesta para encontrarse con su secretario.
— ¿Qué pasa? — Gruñó, molesto, era molesto que lo interrumpieran, cada vez que estaba con Charlotte.
— Su majestad tiene que venir de inmediato.
— Directo al grano. — Frunció el ceño impaciente, lo único que quería era regresar con Charlotte en la cama.
— Algo ha pasado en el banquete. — Killian estaba seguro de que había dejado todo normal cuando decidió retirarse.
— ¿Qué fue lo que pasó?
— El príncipe y la señorita Eloise, fueron descubiertos durmiendo juntos en una de las recámaras del palacio.
Killian sorprendido, mira a su secretario asegurándose de que todo eso no haya sido una falsedad.
— Es verdad, su majestad, una señorita los descubrió y gritó llamando la atención, todos y cada uno de los nobles presentaron ese acto.
Killian no puede creer lo que ha escuchado.
Charlotte, por otro lado, se encontraba con una enorme sonrisa sobre la almohada.
«Vaya, fue más de lo esperado» Esa sola era el comienzo, para hundir a esos dos.