Ailyn, una joven con un vínculo único con la luna, fue destinada como la luna del rey alfa, pero la diosa luna fue testigo mudo de su humillación al ser rechazada el día de su presentación ante la manada.
El rechazo del alfa había sido como una daga clavada en su corazón. Con la frente en alto Aylin emprendió su camino, lejos de la manada que la había despreciado siempre.
Nunca imaginó que aquel bosque oscuro, lleno de sombras, la llevaría a conocer al ser que cambiaría su destino para siempre.
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Capitulo 15: Posición comprometedora
Desde que esa loba que ahora es mi prometida por conveniencia irrumpió en mi vida, la paz se ha desvanecido. No he pegado ojo, y para colmo, tuve que soportar las risas de Enzo y Sam mientras les explicaba mi inminente matrimonio. Se burlaron sin piedad, augurando que esa mujer me va a domesticar como a un perro, encadenando mi corazón. Harto de sus disparates, los eché de mi oficina. Me sumergí en el trabajo, intentando ahogar pensamientos que sé que jamás se materializarán.
Al amanecer, convoqué a mi nana para informarle de mi matrimonio con la loba, omitiendo los detalles del acuerdo. Su reacción me sorprendió gratamente; lejos de cuestionar mi decisión de unirme a alguien fuera de nuestro linaje, me brindó su apoyo incondicional. Sus palabras, "Si así lo has decidido, debes tener tus razones, y yo estaré a tu lado", calmaron mi inquieto espíritu. Después de mis padres y Sam, ella es el pilar de mi vida, la mujer que nos ha cuidado y protegido desde que éramos apenas un susurro en el vientre materno.
Tras poner a mi Nana al corriente de mi matrimonio, le encomendé la tarea de llevar comida a la loba y transmitirle que la esperaba en mi despacho en una hora. Con un beso en la frente como despedida, se dispuso a cumplir mi petición sin demora.
El tiempo transcurrió, y mi prometida, con su exasperante personalidad aún no se ha presentado ante mi. Decidí buscarla, temiendo que su naturaleza impredecible la hubiera extraviado en los pasillos del castillo. Primero, me dirigí a su habitación. Tras unos golpes en la puerta, me recibió una visión que me dejó sin aliento. A pesar de mi irritación y la diferencia de nuestros linajes, debo admitir su belleza. El vestido que luce realza sus atributos de forma cautivadora.
Sus senos, de una redondez perfecta y una firmeza que captura la mirada, evocan la imagen de melocotones maduros, invitando a un deleite que se siente casi tangible. Su cintura, una curva delicada y estrecha, sugiere una fragilidad que incita a la protección. Sus piernas, esculpidas con gracia, trazan un camino ascendente hacia un misterio oculto, un tesoro que aguarda ser descubierto.
Mi escrutinio de la loba se detuvo abruptamente al encontrar su mirada coqueta. Jugando con un mechón de su cabello, provocando un sonrojo inevitable al ser sorprendido en flagrante delito. Aunque intenté balbucear una excusa, negando haberla devorado con la mirada, su expresión escéptica me desarmó. Con una sonrisa, fingió creerme, para luego tomar mi brazo con firmeza y arrastrarme hacia la oficina.
Durante el camino a la oficina, tuve que contener mi fuerza para redirigirla, ya que la loba insistía en seguir la ruta equivocada. Aunque le molestó mi corrección, llamándola olvidadiza y torpe, pronto se aferró a mi brazo y me obsequió un beso en la mejilla, agradeciendo mi caballerosidad. El gesto me ruborizó, consciente de las miradas de los sirvientes. El rumor de que el rey vampiro lleva a una loba albina colgada del brazo como garrapata, se extenderá como pólvora, forzándome a adelantar el anuncio de nuestro compromiso.
__¡¿Estás loca?! ¿Qué rayos te pasa? ¡Ahora seré el blanco de todos los chismes del castillo!__. Le espeté a la loba, empujándola contra el escritorio al entrar en mi despacho. Pero su respuesta me dejó sin palabras: sus piernas se enroscaron alrededor de mis caderas, borrando el espacio que nos separaba. El roce de nuestras intimidades, tan inesperado como prohibido, me dejó sin aliento.
__Niegas sentir atracción, me llamas loca, loba... pero tu cuerpo te delata__. siseó ella, con una sonrisa mordaz.
__Tu hombría, firme y ansiosa, clama por mí, por este encuentro que nos partirá en dos. Su tamaño... bueno, digamos que hace honor a su dueño__. Maldije en silencio, la razón luchando contra el deseo que me ha atrapado al rozar su piel. Tiene razón, mi erección es una traición de mi cuerpo a mi mente. Antes de poder separarme y reprenderla por su provocación, la puerta de mi despacho se abrió de golpe. Enzo y Sam nos encontraron en una posición comprometedora, sus ojos se abrieron desmesuradamente. Otra maldición silenciosa escapó de mis labios: de todos los miembros del clan, ¿tuvieron que ser precisamente ellos? Los que nos vieran así
__Si así se llevan, sin siquiera tolerarse, me aterra imaginar el espectáculo si se gustaran de verdad, en lugar de fingir llevarse bien por el bienestar del matrimonio por conveniencia__. Soltó Enzo, con una carcajada cargada de ironía. Me aparté de la loba, sintiendo la rabia hervir. Ella, imperturbable, permaneció sentada en mi escritorio, con las piernas cruzadas y una sonrisa en su rostro como si nada hubiese pasado.
__Hermano, aclara tus pensamientos, porque te aseguro que Aylin te atrae mucho más de lo que estás dispuesto a reconocer. Y si no te das prisa, los pretendientes, como buitres al acecho, devorarán sus encantos__. Las risas y el sarcasmo de mi hermana llenaron el aire, pero se desvanecieron cuando la fulminé con una mirada de advertencia.
Justo cuando iba a exigirles que abandonaran mi oficina y a reprender a la loba por su insolencia al invadir mi espacio y causar problemas, ella se me adelantó, exacerbando aún más mi irritación.
__¡Calma, chicos! Dejen en paz a mi tierno vampirito__. Exclamó la loba, con un tono que oscila entre la burla y la ironía.
__Su timidez, exacerbada por el hecho de que nos encontraran en una situación... comprometedora, lo ha dejado sin habla. Pero tranquilos, nuestro matrimonio es a prueba de escándalos. Ambos somos profesionales, capaces de separar nuestros asuntos y nuestros... placeres__. Su intento de apaciguar los ánimos solo logró alimentar la diversión de Enzo y Sam, quienes se retuercen de risa, incapaces de contener las carcajadas ante el espectáculo de un supuesto matrimonio en crisis, y ni siquiera nos hemos casado, pero ya parecemos matrimonio con años de casados.
__¡Cuñada, te amo! Eres la mejor del mundo, mi heroína__. Exclamó Sam, con una risa aún temblorosa.
__Nunca me había reído tanto, y menos a costa de mi hermano__. La felicitó por su locura desbordante, esa que la define, esa que la impulsa a jugar al gato y al ratón, un juego que ya comienza a exasperarme.
__Pero cuidado, cuñada__. Advirtió, con un tono más serio__No sabes lo que desatarás si pones a prueba su poca paciencia y mal humor__.
Mi mal humor alcanzó un punto crítico, y los expulsé de mi oficina, temiendo que sus bromas de mal gusto provocaran una explosión de ira que puede atrasar con el castillo. Pero la loba, con su audacia característica, me robó un fugaz roce de labios, alegando que busca endulzar mi amargura. Luego, salió disparada, dejándome hundido en mi silla, una mezcla de molestia, frustración y agotamiento, mientras sus risas resuenan en el pasillo. Inconscientemente, mis dedos se deslizaron hacia mis labios, acariciándolos, recordando la suavidad de su tacto. Me reprendí mentalmente por permitir que tales pensamientos triviales me distrajeran, y centre mi atención en el trabajo porque si yo no hago, nadie lo va a hacer.
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Holis 👋🏼👋🏼👋🏼.
Por aquí estoy de nuevo 😁 yo con el segundo capítulo del día 😃.
La cosa se está encendiendo entre la loba y el rey vampiro.
