Ciel Levallois es solo una extra en una historia de romance de fantasía, en la cual ella y su familia pierden la vida cuando su hermana tontamente cae en las mentiras del villano.
Pero ahora, una nueva alma ha renacido en Ciel y ella no esta dispuesta a morir por culpa de su hermana, así que para cambiar ese destino, ella decide tomar el lugar de su hermana y casarse con el gran general del reino, el duque Aleksander Ronchembert, conocido como "la bestia", por ser un guerrero despiadado contra sus enemigos. ¿Podrá Ciel escapar de su destino?
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Capítulo 05.
Aleksander Ronchembert, heredo el ducado de su familia a los 15 años, debido a la perdida prematura de sus padres. Durante la guerra, se volvió un hombre despiadado en el campo de batalla. Pues a tan temprana edad, cuando el reino de Ferval, le declaro la guerra a su reino, Khalix, él y el príncipe heredero, Dylan Jouvelon, tuvieron que ir a pelear, guiando a sus tropas con astucia y valentía. Gracias a ellos obtuvieron la victoria y Ferval tuvo que retirarse cuando Aleksander ejecuto al príncipe heredero de dicho reino, el rey de Ferval no tuvo de otra que retirarse si no quería perder otros hijos o incluso su propia vida.
Gracias a esto, Aleksander junto con Dylan fueron reconocidos como los héroes del reino, pero Aleksander se ganó el apodo de "la bestia", no solo por su gran destreza en la batalla, también debido al poder poseía, uno que solo los soldados han podido ver en el campo de batalla. Pero ahora, a sus 24 años, el rey le ha dicho que debería casarse, pues esta dejando pasar sus mejores años, por eso, le recomendó un matrimonio con la hija de los Levallois, estos pese a ser parte de una familia de condes, poseen grandes riquezas y son fieles a la corona, por lo que, casarse con una Levallois ayudaría a que estos siguieran siendo un pilar importante en el reino.
Aleksander no se negó a dicho compromiso y lo acepto así fue como el rey puso en contacto a Aleksander con el conde Levallois para que hablarán del compromiso. Al principio el conde le había dicho que su hija mayor era la más adecuada para él, pero recientemente hubo un cambio de planes, el conde explicó que su hija mayor se ha estado comportando de forma poco ética y rebelde, pero que su hija menor, ha dicho que estaba dispuesta a tomar al lugar de su hermana. Aleksander aceptó este cambio, pues lo importante era casarse y que así su tío, el rey, dejará de molestarlo.
Aleksander iba en un carruaje, vistiendo un traje totalmente oscuro con capa y capucha, además de una máscara de tela que cubría la mitad de su rostro, dándole ese aspecto que causaba miedo en otros.
— Ciel Levallois, la he visto poco en los eventos, pero es una preciosidad.— comenta Dylan.— más que la mayor.
Dylan, el príncipe heredero, un atractivo joven rubio y ojos azules, iba con él en el carruaje, pues tenía curiosidad de saber como reaccionará aquella joven cuando le presenten al hombre más temido del reino.
— su aspecto es lo de menos, si me caso, el rey dejará de molestar.— responde Aleksander.
El carruaje se detuvo en aquella mansión y bajo, por supuesto, cerró con seguro el carruaje, porque no permitiría que Dylan entrará y causará molestias.
—¡Alek!, ¡oye!, ¡AaaLeeeek! La puerta se atoró.— se queja golpeando la puerta.— sshh, oye, tú, sácame.— le habla al guardia.
El guardia niega, diciendo que tiene ordenes estrictas de no dejarlo salir.
Aleksander sigue su camino hacia la mansión siendo guiado por el mayordomo que estaba ahí para recibirlo. Al pasar por el recibidor, las doncellas se sobresaltan al verlo y se hacen a un lado inclinando la cabeza, el hombre era alto y con aquella máscara cubriendo la mitad de su rostro parecía más rudo.
"¿Vistes sus ojos?, son como los de una bestia."
"Que miedo, pobre la señorita Ciel."
Las doncellas murmuran hasta que el mayordomo las voltea a ver y les hace una seña para que se vayan.
Finalmente llegan a una sala privada, donde el mayordomo anuncia su llegada y las puertas se abren dejándolo pasar. Ante su presencia, los condes se ponen de pie haciendo una reverencia al igual que Ciel. Aleksander dirige su mirada a la chica, quien mantiene la cabeza inclinada, siendo Aleksander se mayor estatus, debe de mantener la cortesía.
— ¿así que tu eres mi futura esposa?— pregunta acercándose a Ciel.— levanta la cabeza.— ordena.
Ciel levanta la cabeza, mirándole directamente a los ojos, esos ojos grises que le miran con ferocidad, mientras que Aleksander quedo sorprendido ante los preciosos ojos azules de la joven, pero lo que mas le llama la atención, es que ella era capaz de mirarlo sin miedo.
— excelencia, respondiendo a su pregunta, si, soy su futura esposa, Ciel Levallois.— levanta la mano.— es un honor para mi ser desposada por el héroe del reino.
Aleksander se sorprende por las palabras de la chica, incluso los condes quienes se miran entre si, en especial porque Ciel fue capaz de ofrecer su mano ante el Duque. Aleksander toma con delicadeza la mano de la joven inclinándose para dejar un ligero beso en el dorso de esta, aun cuando sus labios están ocultos bajo la máscara.
— el honor es mío, por tener una prometida tan bella como usted, señorita Levallois.— responde Aleksander.
— me siento halagada, excelencia.— desvía la mirada.
— excelencia, nos alegra saber que se ha llevado bien con nuestra Ciel.— comenta el conde.— si no le molesta, puedo preguntar, ¿cuales sus planes para este matrimonio?
El conde le hace una seña para que tome asiento y así lo hace. Ciel también vuelve a su lugar cerca de su madre, quien se ve un poco nerviosa debido a la apariencia del duque.
— se que puede ser repentino, pero, me gustaría que la boda se llevara a cabo en dos semanas.— pide.
—¿tan rápido?, ¿por qué? Si no es una molestia que nos diga.— pregunta el conde.
— debo partir a una expedición y me gustaría que la señorita Levallois fuera conmigo, por supuesto, no estará expuesta al peligro.— explica.— me tomará medio año volver y sería injusto hacer esperar tanto a la señorita, pues no estaré para visitarla como corresponde, así durante el viaje podemos conocernos.
— es demasiado repentino, dos semanas para preparar una boda, el vestido y todo eso...— se preocupa la condesa.
— no se preocupe madam, me encargaré de la ceremonia y la fiesta, usted podría ayudar a la señorita con el vestido.— responde con amabilidad el duque.
El conde y su esposa se miran entre si, hablando en susurros, mientras que Aleksander mantiene su mirada en Ciel, la cual solo escucha a sus padres hablar, hasta que el conde decide preguntarle a Ciel al respecto. Ciel dirige su vista hacía Aleksander.
— yo no tengo oposición a lo que su excelencia pide, como ha dicho, tendremos oportunidad de conocernos ya estando casados.— sonríe.
— si Ciel esta de acuerdo, entonces no hay problema, dejaré esto en sus manos excelencia, y si necesita ayuda, hágame saber en que puedo ser útil.— responde el conde.
Lo que resta de la platica, era solo fijar la fecha exacta y en donde se realizaría la ceremonia, a lo que Aleksander dijo que será en la mansión de campo de los Ronchembert, pues posee un salón grande para el banquete y el jardín es perfecto para la ceremonia durante la tarde. Ya con todo acordado, Aleksander se despide de la familia, dando una última mirada a Ciel, quien a su parecer, es una chica poco inusual y a parte de la novia de Dylan, es la segunda chica que no le teme, aunque su presencia es muy diferente a esa otra chica.
Al salir de la mansión, su escolta le menciona que el príncipe ha intentado escapar del carruaje, cosa que logró, pero lo alcanzaron antes de entrar a la mansión y fue encerrado nuevamente en el carruaje. Aleksander al subir a dicho carruaje, ve a Dylan en un rincón con los brazos cruzados y mirándole con enojo.
— le contaré a tu prometida que te mojabas los pantalones hasta los siete años.— amenaza.
— precisamente por eso no permite que entres.— le mira.— y si hablas, le dire a la señorita Ramont que aun duermes con tu cobija de bebé.
— eso es una vil mentira.— responde ofendido.
— pero ella no lo sabrá.— se burla.
Dylan chasquea la lengua y mejor voltea para mirar por la ventana, estaba ofendido porque Aleksander no lo dejo presentarse y conocer a su prometida.
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