Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
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Capítulo 17
Santiago Vólkov
Voy por los pasillos de la empresa rumbo a la oficina de mi padre, cuando siento una pequeña risa que viene en dirección a mí a gran velocidad. De pronto, la causa de esa risa tan hermosa choca contra mí y cae sentado sobre su trasero. Al verlo, lo reconocí al instante y de verdad no pensé tenerlo frente a mi tan pronto.
En un acto rápido y sin pensarlo, me agaché y lo ayudé a levantarse del piso.
_¿Estás bien pequeño?
Le pregunté para estar seguro de no haberle hecho daño con semejante golpe que se dio. Pero de pronto y antes de que pudiera contestar, fue alejado de mí de inmediato. Al ponerme de pie para ver quien había sido, no pude ni siquiera decir una sola palabra. Era ella, la madre de mi hijo y me veía con una mezcla de odio, rencor, desilusión y miedo que me dejaron aún más en el hueco oscuro en el que me encuentro.
_No te quiero cerca de mi hijo, que sea la última vez que te acerques a él.
Al escuchar esas palabras, mi corazón se destruyó en mil pedazos y ni siquiera pude decir nada por qué ella se había ido con mi pequeño en brazos lo más rápido posible. No sé por cuanto tiempo habré estado en aquel pasillo mirando por donde ella se había ido, pero se que reaccioné cuando sentí una mano en mi hombro.
_ ¿Hermano estás bien? _Preguntó Bruno al verme perdido en mis pensamientos.
_No, no estoy bien y ahora más que nunca necesito de tu ayuda _ Digo en un tono bajo, ahogando el llanto que amenazaba por salir.
_Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, así que dime que puedo hacer por ti.
Respiré profundo para poder hablar con él y decirle lo que tenía en mente. Mi hermano solo asintió y dio media vuelta para ir a la oficina de nuestro padre por lo que lo seguí. Sabía perfectamente que la última palabra la tenía él.
Después de una hora y media preparando todo para una junta que se llevará a cabo hoy, la decisión ya está tomada. En este momento, vamos entrando en la inmensa sala de juntas y lo primero que veo al entrar es a Laurent. Se ve hermosa, pero su mirada está perdida en algún punto de la pared. Para ver si capto su atención, me siento en una silla justo en frente de ella y solo me dedica una mirada rápida que no dura ni cinco minutos. Luego Bruno se sienta a su lado y se saludan
con mucha simpatía, me pregunto si yo lograré sacarle una así algún día. Sin embargo, ahora no es momento para pensar en eso porque la junta da inicio.
_Muchos de ustedes, se deben de estar preguntando el motivo de esta junta y el por qué no le anticipé nada a nadie. La respuesta es simple, ha llegado la hora de que mis hijos tomen mi lugar.
Cuando mi padre dio la noticia, muchos empezaron a exclamar. No obstante, Laurent solo se mantuvo cayada y no dijo nada, aun así en sus ojos se puede ver que no le cayó nada bien la noticia.
_Calma, calma _Dijo mi jefe _Ustedes ya sabían que esto pasaría, si su preocupación es como se llevarán sus inversiones a partir de ahora.
Déjenme decirles que cada uno de mis hijos, está capacitado para asumir el mando.
_¿Y entonces como quedarán repartidas las empresas? _ Preguntó un inversionista.
_Pues bien, Darío se quedará con la de California, Michele con la de Londres, Bruno con la de Rusia y Santiago con la de Italia.
Cuando terminaron de dar la noticia no pude evitar fijarme en su reacción. Estaba pálida y fuera de lugar, como si le hubiesen dado la noticia de que un familiar había muerto. Yo tenía deseos de tomar su mano en ese instante y suplicarle por su perdón. Sin embargo, para que eso pase tengo que tener paciencia y el primer paso es tenerlos cerca, por lo que le pedí a Bruno que cambiara de empresa conmigo.
La reunión continuó y yo no he dejado de mirarla, aunque ni cuenta se ha dado, ya que está ida de la realidad. Una vez concluyó la junta, muchos se nos acercaron a felicitarnos por nuestro nuevo logro. Y justo en ese momento la vi salir de la sala como alma que lleva el diablo sin mirar atrás, por lo que ignoré a todos y la seguí porque de una vez por todas necesito hablar con ella.
Luego de seguirla, la vi entrar en su oficina por lo que me paré tras su puerta para poder calmar mis nervios cosa que no pasó, pero para luego es tarde. Así que sin pensarlo más entré y al verme su rostro tomó una expresión dura al igual que su voz.
_¿Qué hace usted aquí? Fuera de mi oficina _Dijo casi gritando.
_Necesitamos hablar _Digo calmado.
_Yo no tengo nada que hablar con usted, así que si es tan amable fuera de aquí.
Ella solo me gritaba y yo escuchaba lo que ella decía. En ese momento, unas ganas de gritarle todo lo que estaba sintiendo me invadieron, pero a pesar de eso me controle.
_¿Mami que pasa? ¿Por qué gritas? _Le preguntó el pequeño de ojos verdes que la miraba con duda.
_No pasa nada mi amor, mamá no se dio cuenta de que hablaba alto ¿Me perdonas? _ Ella se agachó y le dijo que no se había dado cuenta por lo que él asintió y le dio un fuerte abrazo. Yo me quedé viendo la hermosa escena entre ellos y no pude evitar querer estar en su lugar.
Ella al darse cuenta de que la veía, le pidió a Adella que se lo llevara a tomar helado y así lo hizo. Al ver su entusiasmo por ir a comer helado, me sentí aún más miserable y pensar que yo me perdí sus primeros pasos, sus primeras palabras y sobre todo el derecho de que me llamara papá. Pero ahora, no estoy dispuesto a seguir perdiéndome más cosas de él por segunda vez.
_¿Ahora si podemos hablar? _Le pregunté, ya que estábamos solos.
_Parece que no entendió que usted y yo no tenemos nada de que hablar.
_Pues te equivocas, si tenemos mucho de que hablar.
_Mire, lo que usted y yo teníamos que hablar ya lo hicimos hace 4 años, por lo tanto le pido que salga de mi oficina.
_A ver, sé que estás molesta y dolida por lo que pasó y es por eso que estoy aquí porque quiero recuperar a mi hijo.
Al decir eso, ella me miró con su rostro ensombrecido sin creer en alguna de mis palabras. Pero yo lo único que quería en estos momentos, era estrecharla en brazos para que supiera que lo que decía era verdad.
_¿Perdón? ¿Qué es lo que acaba de decir? Venga le corrijo. Él no es su hijo, es mi hijo. Mío y de nadie más.
_Por favor debes escucharme, sé que no me porté como debía pero ...
_¿Pero qué? ¿Me vas a decir que después de cuatro años estás arrepentido?. Pues déjame ahorrarte eso. Ángel no tiene padre, porque su padre lo rechazó antes de nacer y luego se largó. Así que ahora no me vengas con lamentos y mejor recuerda cada una de las palabras que me dijiste ese día y tenlas muy presentes. Porque a mí hasta el día de hoy, no se me olvidan.
Luego de que ella terminó de soltar mi propio veneno contra mí, salió de su oficina dejándome solo. Una vez ahí sin que nadie me viera, dejé escapar las lágrimas que llevaba aguantando desde la mañana. Me sentía frustrado, derrotado y aunque sé que me equivoqué. También sé que todos merecemos una segunda oportunidad en esta vida.
Al salir de la oficina de Laurent, veo a mi padre dirigirse hacia mí con cara de preocupación y una vez frente a frente. Supe que él es el único que me puede ayudar, aunque para eso deba contarle todo lo que hice.
_¿Hijo mío qué pasa? ¿Estuviste llorando? ¿Por qué sales de la oficina de Laurent? ¿Le pasó algo a ella o a Ángel?
Las preguntas de mi padre me bombardearon una tras de otra, pero lo que más me gustó fue saber el nombre de mi pequeño. Se llama Ángel, mejor nombre no puede llevar. Dejo escapar un suspiro y me refugio en los brazos de mi viejo padre como cuando tenía 6 años y él no duda en abrasarme.
_Por dios hijo, dime que tienes _Dijo preocupado.
_Solo te diré que cometí el error más grande del mundo y no sé que hacer. Por primera vez en mi vida tengo miedo papá.
_Tranquilo, sabes que puedes contar conmigo.
_Ojalá y pienses así luego de que te cuente que fue lo que hice. Vamos a casa.