"Fantaseo Con Esas Curvas" es una novela que narra la historia de un hombre que, a pesar de los estereotipos y las normas sociales, se enamora perdidamente de una mujer con sobrepeso. Alejandro, un joven exitoso y atractivo, ha pasado toda su vida rodeado de mujeres delgadas y "perfectas" según los cánones de belleza establecidos. Sin embargo, un día conoce a Sofía, una mujer con curvas generosas que cautiva su corazón desde el primer momento. A medida que su relación avanza, Alejandro debe enfrentarse a sus propios prejuicios y a la presión de su entorno, que no entiende cómo puede estar enamorado de alguien que no encaja con los ideales de belleza tradicionales. Sofía, por su parte, lucha por aceptarse a sí misma y superar sus inseguridades, mientras descubre que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.
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Capitulo 17
Sofía
Los días siguientes a nuestra conversación en la cabaña han sido un verdadero torbellino de emociones y planes. Alejandro y yo hemos estado dedicados a diseñar, paso a paso, el futuro que queremos construir juntos.
Cada mañana, despierto con una sensación de plenitud y emoción que me llena el alma. Abro los ojos y me encuentro con la mirada cálida de Alejandro, su rostro reflejando una felicidad que parece irradiar hacia mí. Intercambiamos besos y caricias, conscientes de que este es el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas.
Después del desayuno, nos sentamos a conversar sobre nuestros sueños y esperanzas. Hablamos de la posibilidad de mudarnos juntos, de encontrar un lugar que sea nuestro, un espacio que refleje nuestra conexión y nuestra complicidad. La idea de tener un hogar propio, un nido donde poder construir nuestra vida en común, me emociona profundamente.
-Sofía, mi amor -dice Alejandro, tomando mis manos entre las suyas-. ¿Qué te parece si empezamos a buscar un lugar para vivir juntos? Quiero que tengamos un espacio que sea nuestro, donde podamos crear recuerdos y soñar a futuro.
Siento cómo mi corazón se acelera ante sus palabras, y una sonrisa llena de emoción se dibuja en mi rostro.
-Me parece una idea maravillosa, Alejandro -respondo, apretando suavemente sus manos-. Juntos podremos encontrar el lugar perfecto, un espacio que refleje nuestra conexión y nuestros sueños.
Durante los días siguientes, nos sumergimos en la búsqueda de un hogar. Navegamos por anuncios en línea, visitamos diversos apartamentos y casas, y poco a poco, comenzamos a visualizar la que podría ser nuestra nueva morada.
Recuerdo la primera vez que vimos aquel pequeño departamento en el centro de la ciudad. Nada más cruzar el umbral, sentí cómo mi corazón se llenaba de emoción. Era un lugar acogedor, con espacios amplios y luminosos, y una energía que parecía abrazarnos en cuanto entramos.
Alejandro me miró con una sonrisa y, sin necesidad de decir una palabra, supe que él también había sentido esa conexión especial.
-¿Qué te parece, mi amor? -preguntó, rodeando mi cintura con sus brazos.
-Es perfecto, Alejandro -respondí, sintiendo cómo la emoción embargaba cada una de mis palabras-. Es justo lo que estábamos buscando.
Y así, sin necesidad de buscar más, decidimos que ese sería nuestro nuevo hogar. Iniciamos los trámites correspondientes, y en cuestión de semanas, nos mudamos a nuestro pequeño y acogedor nido de amor.
Cada día, dedicamos largas horas a decorar y personalizar el espacio, convirtiéndolo en un reflejo de nuestra esencia y nuestra complicidad. Elegimos muebles, colores y detalles que nos representen, creando un ambiente cálido y acogedor que nos hace sentir plenos y en paz.
Mientras acomodo los últimos cuadros en la pared, Alejandro se acerca a mí y me envuelve en un abrazo, depositando un suave beso en mi cuello.
-Gracias por estar a mi lado, Sofía -susurra, su voz cargada de emoción-. Gracias por acompañarme en este nuevo camino que hemos decidido recorrer juntos.
Correspondo a su abrazo, sintiendo cómo mi corazón se hincha de felicidad y gratitud.
-Alejandro, mi amor -respondo, acariciando suavemente su rostro-. Tú eres quien ha llenado mi vida de luz y de esperanza. Estar contigo es el mayor regalo que la vida me ha dado.
Nos fundimos en un beso cálido y lleno de ternura, dejándonos envolver por la magia que nos rodea. Nuestros cuerpos se funden en una danza de intimidad y conexión, y siento cómo todo a mi alrededor parece brillar con una intensidad renovada.
Cuando finalmente nos separamos, Alejandro me mira con una adoración que me deja sin aliento.
-Sofía, ¿te gustaría que saliéramos a cenar esta noche? -pregunta, con una sonrisa radiante-. Quiero celebrar contigo este nuevo comienzo.
-Me encantaría, mi amor -respondo, depositando un suave beso en sus labios-. Es una idea perfecta.
Esa noche, nos arreglamos con esmero, deseosos de lucir bellos el uno para el otro. Alejandro luce guapísimo con su traje oscuro y su camisa blanca, y no puedo evitar que mi corazón se acelere cada vez que lo miro.
Cuando llegamos al restaurante, elegante y acogedor, nos reciben con una calidez que nos hace sentir bienvenidos. Nos guían a una mesa en un rincón íntimo y, una vez acomodados, Alejandro toma mi mano y me regala una mirada rebosante de amor.
-Sofía, mi amor -dice, con la voz cargada de emoción-. Hoy quiero brindar por nosotros, por este nuevo capítulo que estamos comenzando juntos.
Alza su copa, y yo hago lo mismo, sintiendo cómo la emoción me embarga por completo.
-Por nosotros, Alejandro -respondo, con la voz entrecortada-. Por este amor que nos ha unido y que nos ha traído hasta aquí.
Chocamos nuestras copas suavemente, y luego nos perdemos en un beso lento y profundo, sintiendo cómo nuestras almas se funden en una sola.
La cena transcurre en un ambiente de complicidad y ternura, intercambiando miradas cómplices y roces sutiles que nos hacen estremecer. Alejandro es un compañero maravilloso, atento y cariñoso, y siento cómo cada vez me enamoro más de él.
Cuando finalmente regresamos a nuestro hogar, nos dejamos caer en el sofá, envueltos en un abrazo cálido y reconfortante.
-Sofía, mi vida -murmura Alejandro, acariciando suavemente mi espalda-. Estar contigo me hace sentir el hombre más afortunado del mundo.
Levanto la mirada para encontrarme con sus ojos, y veo reflejado en ellos todo el amor y la devoción que siente por mí.
-Y tú, Alejandro, eres el regalo más maravilloso que la vida me ha dado -respondo, sintiendo cómo las lágrimas de felicidad se acumulan en mis ojos.
Nos fundimos en un beso lento y profundo, dejándonos envolver por la magia que nos rodea. Siento cómo mi cuerpo se estremece bajo sus caricias, y me entrego a él por completo, sintiendo cómo nuestras almas se funden en una sola.
Poco a poco, la pasión da paso a la ternura, y nos acurrucamos en el sofá, simplemente disfrutando de la mutua compañía. Alejandro me envuelve entre sus brazos, y yo me acurruco contra su pecho, sintiendo cómo el latido de su corazón se sincroniza con el mío.
Mientras ellos sean felices, los demás les resbale.