En esta versión, mí primera historia, "La herencia de la abuela", se explica desde los ojos de Max, explicando algunos interrogantes inconclusos
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capitulo 13: "Una mala decisión"
¿En qué mundo paralelo estaba viviendo? ¿Su esposa y su hermano? ¿Cómo jamás se había dado cuenta?
Miro a su esposa por un momento, su corazón acaba de romperse en mil pedazos... tenía que reponerse.
— Max, no...- quiso decir Camí, pero él volteo de nuevo hacia Alex.
-Quiero que te marches y no regreses nunca más.- le dijo a Alex, quien hizo una expresión de "no es para tanto", que lo hizo desilusionar más pero accedió y se marchó.
Una vez solos, volteo hacia su esposa y la miro por un segundo, después solo fue hacia la puerta y la abrió, mientras su esposa lo observaba muy apenada.
Al entrar, fue directo a la gaveta con bebidas.
-Max... ¿Podemos hablar?- pregunto con precaución ella.
-Ahora no.- respondió Max en seco, mientras se servía un vaso con whisky.
-Si... Pero yo no...- insistio Camí.
-¡HE DICHO QUE NO!- grito él y bebió todo de un solo sorbo.
Pudo ver de reojo cómo la muchacha bajaba la cabeza y se marchaba a su cuarto.
Ahí se quedó, solo con sus pensamientos y una gaveta llena de bebidas alcohólicas, las cuales pensaba explorar a todas.
Vio una botella de ginebra y se sirvió un vaso ¡Hacía tanto que no bebía!... ¿En qué momento estuvieron juntos? Se preguntó, si Alex no era muy recurrente en la casa de su abuela. Bebió el vaso.
De repente recordó que en una ocasión, no estaba seguro, pero le parecía que era cuando Alex la conoció, se ofreció a llevarla a su casa... ¡qué idiota! ¿Por qué no lo hizo él?, continuo mientras bebía otro vaso y miraba una botella de ron muy añeja.
Así siguió bebiendo, con mil interrogantes en su mente, mucho... O tal vez no tanto, pero hacia demasiado tiempo que no consumia bebidas fuertes, sumado a su estado de ira, ya se sentía mal... ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo pudo ser posible?!...
¡No! Ya no estaba dispuesto a seguir preguntando a la nada ¡Necesitaba respuesta!.
Fue hacia el cuarto de su esposa, en donde vio lumbre en el baño personal, escucho correr el agua del grifo así que se dio cuenta de que se duchaba. Con la botella de whisky en una mano y el vaso en la otra, se sentó en un sillón que había en un rincón para esperar a que salga.
Cuando, al fin la puerta se abrió, salió Camí con una bata de baño. Al verlo se asustó.
-¿Max?- pregunto -¡Me has asustado!-
-¿Por cuánto tiempo han estado juntos?- pregunto él, mientras se levantaba y caminaba hacia ella.
-No estábamos...- quiso responder Camí, pero luego fijo más la mirada en su esposo y se puso sería -No quiero hablar de esto contigo en el estado en que te encuentras.-
Su esposa intentó darse la vuelta, pero Max la tomo del brazo.
-¡Responde!- le ordenó.
-¡No Max! ¡Estás alcoholizado!- exclamó la joven e intento soltarse,, pero su esposa la tomo con más fuerza e intento besarla.
Por obvias razones Camila no estaba dispuesta a ese beso, así que forcejeo con él. En un arranque se irá la arrojo en la cama y él sobre ella. Solo deseaba un beso de su esposa.
Siguió intentando besarla, pero ella lo seguía rechazando. La miro más enfadado, debajo de su cuerpo, era tan bella, la deseo. Metió su mano por debajo de la bata, acariciando su muslo, corrió la mano hacia más atrás y con sus dedos sintió su cicatriz, la de las operaciones de su pierna. Camila lo miro y dejo de luchar. Lentamente, la beso, su esposa respondió y lo dejo actuar. Bajo por su cuello y volvió a sus labios. La muchacha estaba muy fácil, no quería frenar su impulso, sabía que estaba mal, pero deseaba tenerla cueste lo que cueste
Sabía que debajo de la bata ella no llevaba ropa, así que se desabrochó el pantalón e hizo su movimiento.
Le costó un poco entrar en ella, pero en un envión lo logro y ella esbozó un grito ¡Maldición! ¡Era virgen!? ¿Cómo no lo había notado?... Ya era tarde para arrepentirse, solo le quedaba seguir, trataría ser lo más breve posible, aunque su esposa parecía más relajada, y hasta que lo disfrutaba.
Cuando al fin todo termino, la beso una última vez y se arrojó a su lado boca arriba... ¿Qué era lo que acababa de pasar?. Había tomado a su esposa, cómo tanto lo había deseado, pero no comenzó de la mejor manera. Evidentemente, a ella le pareció lo mismo, porque se cubrió bien con su bata y se volteó hacia un lado, dándole la espalda. Pudo notar, que aunque ella presionaba su boca con la mano, estaba llorando.
La culpa lo carcomió. Se enderezó un poco, quiso tocar si cabellos, pero, en cambio, apretó su puño. Se levantó y se marchó.
Cuando llego a su cuarto, se arrojó sobre la cama y lloro hundiendo su rostro en la cama para no levantar sospechas.
Al día siguiente despertó, pero escucho ruidos. Se dio cuenta de que Camila aún estaba en la casa, así que espero a que se marche para salir del cuarto.
Al lavarse la cara se vio al espejo y se notó muy desmejorado. La verdad que no se sentía bien... No quiso imaginar cómo se sentiría si esposa ¡No la culpaba si deseaba el divorcio ahora! Quizás lo mejor era dejar todo atrás.
Salió en busca de Esteban para preguntarle si tenían que volver a Italia, o a algún trabajo lejos, tenía que huir, no quería ver a su esposa, y mucho menos a su madre quien lo notaría raro de inmediato, pero nada. No había nada, solo publicidades, fotos y cosas locales.
La buena noticia era que no sabía en cuál personaje, pero que había quedado en la serie de Roma. ¡Qué bueno! Aunque viajaría en una semana y... sería una eternidad.
Lo bueno que su esposa sea una ejecutiva muy ocupada era que no era muy difícil evitarla. Si llegaba temprano, se metía a su cuarto, y si ella ya estaba cuando llegaba se metía al suyo. Notablemente, ambos, tenían en mismo plan.
Ya faltaba un día para regresar a Italia. ¡Al fin!. Le había costado pero no había visto a su esposa en esos 8 días. ahora había ido a buscar su licuado proteico luego de ejercitarse y como era de imaginar, se topo con Ingrid en la fila ¡Maldición! ¡No estaba en sus mejores días para aguantar esto ahora!