Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 21
La noche llegó y Dayana seguía en la misma posición esperando a que todo se descontrolara. Ella estaba segura de que los soldados de Arista decían la verdad, esa noche atacarían la base y aprovecharía ese hecho para escapar. No pretendía pasar toda su vida allí demostrando cuantos pares son 3 botas.
De pronto escucho como una trompeta empezó a sonar y levantándose de su lugar, estiro su cuerpo, sonrió y empezó a prepararse para escapar. La chica era una escapista de primera, en su anterior vida había logrado huir de varias cárceles y lugares en los que la habían encerrado y aunque no siempre salía ilesa de esos huecos, podía decir que el setenta porciento de las veces había logrado escapar exitosamente.
En la entrada de la base, un pequeño escuadrón llegaba acompañando al doctor imperial. Cuando los soldados los vieron, rápidamente sonaron la alarma, puesto que estaban bajo alerta. Después de encerrar a Dayana, Stefan empezó a investigar por su parte el posible ataque, y al recibir la misma información por parte de los soldados enemigos, decidió asegurar la base mientras ideaban un plan para evitar el ataque. Cuando los soldados avisaron de la llegada del médico con los demás soldados imperiales, tanto el joven duque, como los hermanos Ferreira se dirigieron a su encuentro, puesto que no era normal que hombres del emperador llegarán a la frontera norte sin avisar.
En cuanto Stefan los saludo el médico sin perder tiempo dijo.
— Buenas noches, excelencia... he venido por órdenes del emperador. Su majestad a pedido del duque Milton y el barón Lauren, me envió con la única misión de tratar a la señorita Dayana Lauren. Por lo que usted comentó en su carta, la joven fue gravemente herida y necesito ver en persona su estado de salud.
Stefan suspiro y asintiendo dijo.
— Después de esa carta la situación de la señorita es mucho mejor. Logramos encontrar el antídoto y ella se está recuperando favorablemente. El médico que tenemos aquí estuvo muy pendiente de su estado y en este momento está descansando…
—De todas formas necesito chequear su salud por mis propios medios...
Cristian al oír esto, intervino y confesó.
— La señorita Lauren se encuentra en los calabozos en este momento, si quiere puedo guiarlo para que pueda verla.
El doctor al oír esto miró al ministro de guerra y al ver que lo que el conde decía era cierto, solamente asintió y luego agregó.
— Voy a necesitar que me informen de todo lo que sucedió para mi reporte...
Cristian asintió y luego empezó a guiar al médico por los pasillos hacia los calabozos. Cuando llegaron, el médico imperial se sorprendió al ver tantos prisioneros maltratados, la mayoría parecían haber sido torturados y algunos otros se encontraban muy malheridos. El médico sin poder contener su curiosidad dijo.
— ¿Qué fue lo que sucedió con todos ellos?
— Algunos sufrieron a mano de mi hermano y mía, necesitábamos hallar el antídoto contra el veneno que le administraron a la señorita...
— ¿Y los demás?
— Fue obra de la señorita Lauren...
El médico miró sorprendido al conde y antes de poder preguntar más sobre el tema, el conde se detuvo en seco y mirando hacia todos lados dijo.
— No puede ser ¿Dónde está?
El médico miró en dirección a una celda vacía y al entender lo que estaba sucediendo dijo.
— Déjame adivinar, la señorita Lauren ya no está.
Cristian frunció su rostro y disculpándose con el doctor se dirigió nuevamente junto a su hermano, debía avisarle de lo que estaba sucedió.
***
Por otro lado, cuando Dayana logró llegar a los muros que limitaban con las afueras de la base, unos soldados por poco la habrían visto, si no hubiese sido por la intervención de Víctor. Este luego de que Cristian se dirigiera hacia los calabozos con el médico decidió seguirlos, pero de pronto su atención se vio dirigida a una figura muy conocida que se escabullía por las sombras. La señorita Lauren, estaba huyendo y en vez de sorprenderle este hecho, le llamó más la atención sus habilidades de camuflaje, pronto llegaron a los muros de la base y en cuanto vio que unos soldados que patrullaban los límites, estaban a punto de descubrirla, decidió intervenir y llamando la atención de todos dijo.
— Soldados, el ministro Ferreira los necesita en la entrada, tiene para ustedes nuevas órdenes.
– Sí joven duque...
Los dos soldados se marcharon y una vez solo el duque habló.
— Ya puede salir, debo admitir que me tiene muy sorprendido su destreza, eso mi padre no pudo hacérselo enseñado.
Dayana suspiró y saliendo de su escondite dijo.
— No, no lo aprendí de él. — Víctor sonrió y Dayana algo fastidiada dijo – Voy a irme, con o sin su permiso...
– ¿Esta consiente del peligro que representa esto verdad?
— Lo estoy, pero no pienso quedarme en un lugar donde soy tratada como una prisionera. Diga lo que diga, o haga lo que haga, el ministro de guerra tiene algo en mi contra y eso es un hecho. Si logran salir ilesos esta noche, las puertas del imperio están cerradas y yo aún no podre volver, no quiero quedarme encarcelada mientras todo se normaliza...
Víctor sonrió y sacando una daga de su cinturón se la entregó y dijo.
– Muy bien, voy a darle el beneficio de la duda señorita Dayana. Cuando todo esto termine vuelva con su familia, sea o no una espía, su familia está en Amatista y no creo que quiera que una guerra estalle en el imperio donde vive su padre y su joven hermana. Además de que su familia, por ahora, está al cuidado de la mía, pero ese es un factor que podría cambiar en cualquier momento.
Dayana al entender la clara amenaza del joven duque sonrió y tomando la daga de su mano, le quito la funda y mirando su filo dijo.
— Entiendo su punto, ahora quiero que escuche atentamente mis palabras. — La chica rápidamente se acercó a Víctor y apoyando la daga en el cuello del joven dijo.— Mi familia es muy importante para mí, créame cuando le digo que si algo malo les llegara a pasar en mi ausencia lo haré responsable a usted directamente. Sufrirá diez veces lo que ellos hayan sufrido y le quitaré todo lo que más atesora antes de acabar con usted finalmente. — Los ojos de Dayana habían perdido todo su color y parecían haber cambiado un negro muy profundo, era la mirada de una asesina, una a la que no convenía hacerla enojar.
Víctor al oír la amenaza de la chica dejó de sonreír y bajando su mirada a la mano de la chica dijo.
— Intento ayudarla y así es como me paga...
Dayana sonrió y retirando la daga, la guardo en la funda, para luego esconderla entre sus prendas. Luego levantó su mirada y tomando el cuello de la camisa de Víctor, lo atrajo hacia ella y besando sus labios de una manera efusiva, logró sorprender al joven aun más. Cuando Dayana sintió que el aire en sus pulmones se estaba por terminar, se separó de Víctor y con una sonrisa agregó.
— Espero que eso sirva para pagar mi deuda.— La sonrisa de la chica creció aún más cuando vio la mirada confundida del Víctor y sin tiempo a que este pudiera decir nada más, lo soltó y alejándose de él dijo.— Suerte, joven duque y recuerde nuestro pactó... mantenga segura a mi familia.
Sin más Dayana corrió hacia los muros y trepando con gran agilidad rápidamente se perdió de la vista del joven duque, quien aún estaba procesando todo lo que acababa de pasar...