Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Manos
El viento empezó a soplar con más energía, hacía que el pelo de Ezequiel se balancee de un lugar a otro haciendo que se vea más hermoso de lo normal, pero su sonrisa estaba quebrada, la noticia de mi embarazo quebró su dulce corazón, ahora como lograría unir cada pedazo, sabía perfectamente que ese hijo no era de él, porque jamás hicimos el amor. Y eso era lo que más le dolía, saber que yo me entregué a alguien más y no a él.
— ¿De quién es?— preguntó abatido.
— ¡Es de Derek!— respondí inconsciente.
— ¿Hablas de mi tío Derek?— su furia empezó a crecer tan solo imaginarse.
— Sí...
Una bomba estalló en el oído de Ezequiel, con sus ojos cristalizados, con las pupilas bien dilatadas, con toda su fuerza en las manos y con el corazón despedazado me dio una cachetada en mi rostro, dejándome una marca y haciendo que yo cayera en el suelo.
— ¡Eres una hija de puta Shopia!— me gritó.
Mi mundo en ese momento me enseñó que en las manos del hombre no solo hay amor y caricias, sino que también hay golpes y destrucción. Me levanté como pude y le devolví la cachetada.
— Nunca en tu puta vida, volverás a ponerme una mano encima ¿escuchaste?— le grité con toda mi furia.
— Antes de escucharme preferiste golpearme, ahora crees que te debes una explicación, ¡ándate a la mierda Ezequiel!— me fui.
— ¡Shopia...!, no te vayas, tenemos que hablar— gritaba mientras venía tras de mí.
Corrí para que no me alcanzará, jamas imagine que se atrevería a golpearme, tenía derecho a enojarse y decirme un sin fin de cosas, pero no a maltratarme como lo hizo delante de mucha gente.
Subí al auto cuando estaba por arrancar él se puso delante del parachoques, sin dejarme avanzar, quería arrollarlo y quitarlo de mi caminó, pero yo no era ese tipo de persona. Vi como golpeaba mi auto, estaba dolido, sus lágrimas caían sin cesar, jamás lo había visto así, sabía que estaba sufriendo, saber que el amor de su vida se convertiría en su tía política lo enloquecía. Baje del auto.
— Ezequiel, yo no sabía que era tu tío, vos jamás hablaste de él, nunca me lo presentaste, lo conocí en un bar el día que tú te besabas con la arpía de Diana, estaba muy enojada y me puse a tomar, y a él lo vi como una salida de escape. Realmente lo siento, de saber que era tu tío jamás me hubiese enredado con él, fue por casualidad que lo conocí, admito también mi error, jamás debí salir de mi casa esa noche, ahora solo me toca afrontar la realidad— le dije tocando su hombro, para tranquilizarlo.
— Me duele saber que te entregaste a un extraño y no a quien decías amar, respetaba tu decisión de no hacerte el amor, porque te amaba con todo mi corazón y esperaba que te entregues por decisión propia y no porque yo lo quería así, te esperaba pacientemente, ¿para qué?, para que en una noche cualquiera decidas hacerlo con un desconocido.
Lloraba como un niño perdido, intentando encontrar a su madre, me sentí muy mal al verlo así, no sabía que contestar, estaba en silencio.
— Me hiciste lío por un besó, ¿pero dime ahora como debo actuar yo, sabiendo que la mujer que amo se fue con otro?, ¡dime Shopia!, dime...
No sabía que contestar, sabía que nada de lo que dijera haría que calme las aguas, también me sentía fatal.
— Ezequiel, lo nuestro terminó para siempre, nuestro amor quedará en el pasado, ahora mi prioridad es mi hijo, y antes que te enteres por los demás, me voy a cazar con el padre de mi hijo.
— No puedes hacer eso Shopia.
— La decisión ya está tomada, falle a nuestro amor, tampoco lo hago por gusto, ya no me importa mis sentimientos, sino el de mi hijo. Perdón por amar más a mi hijo, que al amor que sentimos. Acepto que te lastimé, y eso me hace daño, para mi es difícil todo esto, espero sepas comprender.
— Estos días fue una tortura vivir sin tu amor, ahora no sé cómo seguir. La agonía acabará con mi vida. No puedo simplemente dejarte ir, no puedo borrar todo el amor que siento por ti, y ahora tranquilamente me das un triste adiós, no puedo aceptarlo, Shopia mi amor, no me dejes, juntos podemos cuidar del bebé.
— Cuidar de un hijo ajeno, no es tu responsabilidad, no tienes que cargar con la responsabilidad de otros, por el amor que dices sentir por mi, déjame ir Ezequiel. Uno no puede dejar de amar de la noche a la mañana, también siento cosas aún, pero el destino se interpuso para separarnos y no quiero ir contra ello. Guardo muchos recuerdos hermosos, pero es hora de cerrar ese cofre y abrir otro— le dije secando sus lágrimas de los ojos con mis manos.
Él me abrazó con toda su fuerza, no pude apartarlo de mi pecho, nuestro amor se estaba dando el último adiós, un error lo había cambiado todo, amaba a Ezequiel, pero desgraciadamente estábamos obligados a separarnos para siempre.
Derek iba a una reunión laboral cuando por casualidad nos encontró en medio de la plaza, a lo lejos nos observaba con mucha atención, sintió algo de celos porque él jamás se había enamorado de verdad y no sabía que era sentirse amado, sus deslices amorosos solo eran aventuras que duraban solo una noche, pero a la misma vez sintió culpa, sabía que se había enredado con la mujer equivocada y que por eso tendría que romper más lazos familiares, por su fallo otros pagarían las consecuencias, nuestro joven amor tendría que terminar por ese pequeño desliz. Él no sabía que era sufrir por amor, por ello no entendía lo que estaba pasando entre Ezequiel y yo en medio de esa plaza. Se odiaba por ser el causante de nuestra ruptura, pero no había vuelta atrás, había en medio un niño que necesitaba de sus padres para vivir. Él creció parte de su niñez sin su padre, y no quería repetir la misma historia, por eso acepto casarse conmigo.
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