Fiorella estaba feliz por casarse con el hombre de su vida, su amado Camilo. Pero no todo era como ella pensaba. La noche misma de su boda ella comprendió el gran error que había cometido. Aún así piensa que su amor puede hacer que todo cambie y se dispone a ser todo para complacerlo.
Decidida a ganarse el amor y la confianza de ese cruel hombre ha soportado todos sus desplantes y desprecios. Pero todo resulta inútil, ya que otra mujer ocupa el mayor lugar en el corazón del hombre, y es la merecedora de todo su amor, comprensión y cuidados. Ella solo será por siempre el ser despreciable que se metió en medio para separarlos y que constantemente lastima e intimida a su dulce primer amor. Él nunca la verá de otra manera y ya es tiempo de que lo entienda y se de por vencida, antes de que sea demasiado tarde para ella.
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CLARO QUE QUIERE
Los tres se pusieron a conversar de todas las cosas que habían ocurrido. Fue un momento familiar lleno de momentos emotivos, de confesiones, de verdades secretas.
Los tres comprendieron la importancia de hablar y de confiar en el otro. Se dieron cuenta de que esa era la base de toda relación verdaderamente buena y estable, la confianza debía estar siempre presente.
¡Buenas noches! se escuchó una voz de repente.
Nunca sintieron que la puerta fuera abierta. Todos voltearon a ver al escuchar esa dulce voz. El semblante del hombre mayor se tornó un tanto diferente, algo les decía a sus hijos que esa mujer le gustaba. Emmett que sabía del amor secreto de su amiga sonrió para sí mismo. Parece que él no era el único en guardar secretos.
Fiorella estaba con su mirada fija en la persona que había atravesado la puerta. Observó como un pequeño color rojo invadía las mejillas de la joven, también sonrió con entendimiento. Parecía que el amor flotaba en el aire y ellos habían sido tan obcecados que no lo habían visto.
¡Karla! gritó con emoción Fiorella que ya la sentía como una gran amiga más.
Espero no estar molestando comento la muchacha, sin mirar fijamente al hombre objeto de sus sueños.
Nunca molestas, tenemos cosas que contarte ¿Verdad mi amor? dijo Emmett con una gran sonrisa mientras abrazaba a la niña que mimosa se aferraba más a él.
Karla abrió muy grande los ojos dando un alarido de felicidad.
Siiiiiiii… Esa es la mejor noticia que he escuchado en mucho tiempo se veía realmente feliz por ellos.
Emmett, te mereces ser feliz, por fin se te dio dijo la mujer con picardía.
Fiorella miraba intrigada al hombre, parece que se le olvidó decirle que Karla sabía de sus sentimientos. Igual tampoco le importaba, ahora solo quería ser feliz junto al hombre que amaba y la amaba.
Durante bastante tiempo permanecieron los cuatro hablando de todo y de nada entre risas y burlas. Eran felices, parecía que lo malo había pasado, por lo menos por unos momentos querían olvidar todo lo que los pudiera perturbar.
Bueno pequeña, el alta ya está lista, mañana en cuanto te levantes puedes ir a casa dijo Karla muy feliz, ya que por fin ella podría volver a su preciado hogar.
Emmett se encontraba un poco contrariado, se había acostumbrado a dormir con ella en sus brazos y ahora debía dejarla dormir sola en su propio dormitorio. Tenía que revisar con mucho cuidado sus opciones.
Bueno mi vida, mañana ya vamos a casa por fin dijo de todos modos feliz el enamorado hombre.
Si mi hermoso, extraño mucho nuestro hogar respondió mimosa refregando su carita en el pecho fornido de su amor. Ya quería poder verlo sin ropa.
Ella se sentía una pervertida cada vez que lo imaginaba desnudo a su lado. Había sentido esa dureza y se preguntaba si era tan grande como lo parecía. Sacudía su cabeza una y otra vez tratando de quitar esos pensamientos lujuriosos, pero le resultaba bastante complicado lograrlo.
Basil decidió retirarse, era mejor dejarlos solos, ellos necesitaban mucho el uno del otro y entregarse todo ese amor que se tenían, aunque esa entrega tenía que ser limitada.
Emmett, necesito que hablemos un minuto le dijo a su hijo/yerno con el ceño fruncido.
Había imaginado muchas situaciones y en todas ellas su hija resultaba lastimada por la locura lujuriosa de ese hijo desnaturalizado y pervertido que tenía. La mirada en la cara de Emmett delataba cuáles eran sus intenciones.
Padre se limitó a decir.
Fiorella aún necesita reposo, no puede hacer movimientos bruscos dijo con seriedad.
Lo sé, no te preocupes. No haré nada que la lastime contestó con seriedad.
Me cuesta mucho hablar de esto Emmett es mi princesa dijo el hombre con un nudo en la garganta.
Él era un hombre moderno, entendía las locuras y los desbordes de la pasión, pero en este caso era su pequeña niña, no era tan fácil aceptar que en cualquier momento Emmett desfloraría a su niña buena.
Para todos era claro que aunque hubiera estado casada ella seguía siendo pura, y eso le agradaba, pero tenía la impresión de que su muchacho no aguantaría por tanto tiempo esa presión.
Padre, yo la amo con toda mi alma, jamás haré algo que la lastime, tranquilo dijo con una mirada complicada. El deseo lo volvía loco y lo sabía perfectamente.
Dentro de la habitación las cosas tomaban otro rumbo.
Karla ¿Te gusta mi papá? soltó sin anestesia dejando a la pobre mujer muda e impresionada.
Fiore no…no es eso es que trataba de encontrar las palabras adecuadas para salir del problema.
Tranquila, ya me di cuenta de que sí, y si él te corresponde yo no soy tan egoísta como para oponerme la tranquilizó.
_ Basil es un gran hombre Fiore _dijo con un suspiro.
Pero sé que es un imposible, un hombre como él no mira mujeres como yo cerró.
Justo cuando la pelirroja iba a decir algo más los dos apuestos hombres ingresaron al lugar.
Señorita Hill, si gusta la escolto hasta su hogar dijo Basil un tanto sonrojado por la propuesta que acababa de hacer.
Oh… yo… balbuceaba tratando de encontrar la cordura y elocuencia que acababa de perder ante semejante oferta.
Claro que quiere papá, ella me acaba de decir que está sin auto mintió descaradamente Fiorella.
Karla abrió sus ojos como platos al escuchar semejante mentira, pero no podía ofenderse después de todo solo quería que ellos se acercaran.
Bueno, la sigo entonces finalizó.
Basil dio un beso en la frente de cada uno de sus hijos para salir de la habitación, mientras que Karla se despedía con la mano llevando como equipaje una radiante sonrisa de felicidad.
En un estudio de abogados, el más prestigioso de la ciudad Denis Rinaldi termina de redactar los papeles del divorcio. Necesita visitar con urgencia a Camilo Lanster. Debía terminar con ese trámite lo más pronto posible o su mejor amigo no se lo perdonaría.
Ya unas mellizas chismosas habían pasado por el estudio informando de las novedades. Todos los amigos habían vistos las chispas que salían de ellos los últimos días. En realidad Denis no era testigo presencial pero lo sabía por los dichos de sus revoltosas hermanas y ellas jamás se equivocaban.
Mientras terminaba de redactar lo acordado con los Meyer sonreía con burla. Ahora entendía todo el interés por esa niña siempre. Nunca quería dejarla sola, si alguna de sus conquistas se molestaba con ella o sentía celos simplemente las desechaba. Nadie era más importante en el corazón de Emmett que su pequeña colibrí. Aunque no lo había sospechado ahora todo el panorama le resultaba bastante claro. En realidad se sentía un idiota por no darse cuenta antes.
Señor, yo me retiro… se escuchó la voz dulce de una joven chica del otro lado de la puerta.
¿Necesita algo más? preguntó finalizando.
No Johana, ya puedes retirarte contestó.
Fuera de la oficina la niña preparaba sus cosas para poder marcharse, tenía bastante apuro. Mientras ella termina de acomodar todo se acerca una mujer voluptuosa meneando visiblemente las caderas.
¿Denis está en la oficina? preguntó de manera descarada.
_ Si, aún no se va _dijo Johana rodando los ojos.
Bueno, voy a hacer horas extras, supongo que ya te vas contestó de manera altanera y desubicada.
La mujer caminó hasta la puerta y la abrió sin ningún pudor, mientras se desabrochaba la camisa frente a la mirada incrédula de Johana.
La jovencita movió la cabeza en negación y se encaminó hacia el ascensor. Ella no tiene tiempo que perder, debe volver lo más pronto posible a casa para poder ver a su bebé antes de que se duerma.
Denis tiene dos secretarias, la joven y eficiente Johana, quién por supuesto hace todo el trabajo y la sensual Maya que no sabe hacer nada más que meterse entre las piernas de su jefe. Ese es en realidad su único talento y es la razón por la que aún está en esa oficina.
A los pocos minutos los sonidos lascivos y los jadeos se dejaron oír por toda la oficina.
Pero no todos eran felices esa noche. En la Villa Lanster Camilo está cada vez más preocupado e inquieto. Tiene la sensación de que algo se le está escapando de las manos y logra vislumbrar que es eso.
Crista se queja como siempre de todo y nada. En el centro comercial Meyer, ella derrocho mucho dinero con la tarjeta de crédito que su novio le dio para una emergencia.
Camilo se siente furioso, ella debe entender que por ahora debe mantener un perfil bajo, no hay que enfurecer a la abuela. Su madre y hermana se la pasan en su casa hablando mal de todo el mundo, principalmente de su esposa.
Sorpresivamente para él extraña a Fiorella. No entiende el por qué pero siente que esa niña le hace falta.
Sus sentimientos están revueltos, ni el mismo es capaz de entender qué es lo que le pasa, pero no tiene paz, su corazón se precipita de tan solo imaginar a la joven colorada que es su esposa.
Grandes son las sorpresas que le esperan al día siguiente.