Tu Eres Mi Único Amor
En una fría y triste habitación de hospital, una hermosa jovencita de no más de 20 años acaba de abrir sus hermosos ojitos azul cielo. Sus largas pestañas revolotean de un lado a otro, mientras ella siente un intenso dolor en todo su pequeño cuerpo. Lo único que, literalmente, puede mover son esos hermosos ojitos azules.
Su respiración es errática y entrecortada, su cara de susto demuestra que no sabe donde se encuentra o qué es lo que le ha ocurrido. Esta visiblemente desorientada. Fija su mirada en cada objeto de la sencilla habitación, el tubo de oxígeno que se encuentra a su lado, y al que al parecer está conectada, a través de una manguerita que tiene en la nariz. Pensaba que eran mascarillas las que se usaban pero ella tenía una manguerita con algo pequeño que se introducía en cada una de sus fosas nasales. No le lastimaba aunque se sentía incómodo, podía sentir que solo estaba dentro de manera superficial.
Su brazo estaba inyectado al suero, y oh horror, pudo sentir también algo más en su nariz, intentó tocarlo, era otra especie de manguera. Cuando prestó más atención vio que además del suero había otra cánula que parecía llevar algo como si fuera leche. Y en el momento lo comprendió. Estaba conectada a una sonda para alimentarla.
_ ¡Por fin despiertas pequeña! Tranquila, ahora mismo llamo al doctor para que te revisen. No te muevas mucho _ una dulce viejecita es la que le había hablado. No se había percatado de que no se encontraba sola en esa habitación, había otras personas, una de ellas la paciente, ya que se encontraba en la cama. Ambas le sonreían de manera amistosa.
La mujer salió de la habitación, y ella quedó con la otra persona sola.
_ Mi abuela te ha estado cuidando a ti también, se ha ocupado de que no se tapen tus mangueritas. Ella es muy buena _ quien hablaba era una niña de unos 17 años. Era morocha, de ojos negros, muy hermosa.
_ Gracias _ es todo lo que pudo decir. Sentía que las lágrimas iban a comenzar a fluir en cascada y no sabía si iba a poder detenerlas. La puerta fue abierta y por ella apareció nuevamente la gentil mujer, seguida de un hombre mayor de bata blanca.
_ Parece que nuestra bella durmiente ha despertado por fin ¿Cómo te sientes pequeña? _
_ Yo...tengo sed _ dijo con un hilo de voz. En cuanto hubo bebido del agua que el doctor le dio se dispuso a preguntar. _ ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Quién me trajo? ¿Nadie vino a verme? _ en cuanto terminó de hablar pudo apreciar los rostros lastimeros de quienes se hallaban en el lugar. Era evidente de que la habían dejado tirada ahí y ni se habían preocupado por ella.
_ Bueno, llegaste hace tres días, te trajo la ambulancia. Estás en el hospital municipal número 4 y no, nadie ha venido aún a verte, aunque sé que han preguntado por tu estado de salud. Lo siento preciosa._ ella solo bajó la cabeza ante la voz angustiada del galeno. El hombre sentía una profunda pena por esa niña que parecía estar sola en el mundo. Fue dejada en el lugar como si fuera un animalito atropellado en la calle.
_ Bien, gracias doctor. Ehmm ¿Me puede decir mi condición? _ preguntó con cierta duda, y un claro temblor en su voz.
_ Bien, tienes un golpe fuerte en la cabeza, aunque la tomografía que te realizamos señaló que no hay daño cerebral. Te fracturaste cuatro costillas, una de ellas lastimó un poco tu pulmón, razón por la que has necesitado oxígeno. Lo bueno es que no alcanzó a perforarlo, sino tu condición sería otra. Te quebraste una pierna que ya está enyesada, y te dislocaste el hombro _ hizo una pausa de duda, él tiene algo que decir pero no sabe si dejarlo salir o callar.
_ Oh, parece que la caída fue más grande de lo que pude haber imaginado ¿Estoy fuera de peligro? ¿Cuánto tiempo debo permanecer internada?
_ Bueno, fuera de peligro por supuesto que está. En unos momentos la llevaremos para sacarle la sonda que la ha estado alimentando, ya que puede comer por sus propios medios. Por lo demás calculo que por lo menos una semana es importante que se quede.
Ella solo hizo un asentimiento con su cabeza, ya no tenía nada más que decir. No iba a preguntar más, no era necesario. Ella ya sabía la respuesta. La otras dos personas en la habitación habían permanecido en silencio. Ellas habían rezado todos los días por la salud de esa ninfa del bosque que habían puesto en la cama de al lado.
Llegaron los camilleros y la trasladaron a una sala donde le hicieron algunos estudios y retiraron la incómoda sonda que entraba por su nariz y llegaba hasta su estómago. Por ella había recibido los nutrientes esenciales para poder ser alimentada. Ya demasiado delgada estaba como para dejarla sin alimentos por tan solo un día. Eso motivó a los especialistas a colocarla. Ella se encontraba prácticamente en estado de desnutrición, con una anemia que podía dificultar seriamente su recuperación, lo que hizo imperativo realizarle una transfusión de sangre. El golpe en la cabeza había sangrado bastante. Si bien ahora estaba fuera de peligro, al llegar su estado era delicado. Tuvieron que actuar con rapidez para no poner en riesgo su vida.
Unas horas más tarde, cuando el sol ya había caído, la puerta de la habitación se abrió de forma brusca. Ella abrió muy grande sus ojos al ver a la persona que entraba en ella. Por un momento su corazón quiso saltar de alegría, a él si le importaba pensó, pero en cuanto su boca se abrió comprendió lo equivocada que estaba. Ella nunca sería nada en la vida de su marido.
_ No me mires así, lo que te ocurrió fue poco comparado a lo que te mereces. Por tu culpa Crista ha estado internada, casi pierde a mi hijo. Eso no te lo perdonaré jamás. Eres una mujer viciosa y desvergonzada que no se cansa de intimidar a los demás por tu fortuna y posición. Te lo advierto, no vuelvas a presentarte cerca de ella, de lo contrario no me culpes por ser cruel _ con estas palabras el hombre salió de la misma manera en que entró, con pasos pesados y monótonos. Dejando a todos en esa habitación mudos ante sus palabras, más las pobres mujeres después de haber estado con ella y saber que casi pierde la vida.
Ella se hundía cada vez más en la miseria y la desesperación. Ahora tenía una afección más, aunque esta no fuera perceptible. Su corazón estaba completamente roto. Dolía con cada latido que intentaba dar. Se preguntaba qué es eso tan malo que ella había hecho para que él la odiara de esa manera. Desde que lo conoció lo único que hizo fue amarlo, y todo lo que recibió de él es desprecio. Las pocas veces que la trató bien, solo fue fingido, jamás le interesó.
Ella intentó explicarse, una y mil veces intentó decirle que ella no tenía la culpa, que ella no había hecho nada. Pero jamás le creyó, nunca si quiera quiso escucharla.
Hace cinco días
_ Es mi culpa Camilo, no te enfades con ella, yo no debería de haber venido a vivir a su casa _ decía Crista llorando aferrada al cuerpo del furioso hombre que miraba con desprecio a su joven esposa _ yo... lo siento Fiore, es mi culpa por amar de esta manera a Cami, yo... no lo pude evitar. Pero yo me voy a ir... voy a criar a mi hijo sola, eso es lo mejor... yo me metí en este matrimonio. No te enfades Camilo por favor, todo es mi culpa _ su voz era lastimera, lloraba con gran aparatosidad, tirada en el suelo _ Cami, me duele, mi bebé, algo le pasa a mi bebé, me duele... _ con estas palabras despertó aún más la furia del hombre que tomó en brazos a su único amor. Cuando Fiorella se acercó para ayudar, este solo la empujó, al estar junto a las escaleras el frágil cuerpo de la mujer comenzó a rodar por estas, frente a la mirada aterrada y atónita de algún empleado y complacida de otros. El hombre ni siquiera volteo a verla, levantó el pie y salto por sobre el cuerpo de la joven que yacía inconsciente por los fuertes golpes que se había dado.
_ Llamen a la ambulancia y que se lleven a esta mujer de mi casa _ fueron las simples palabras pronunciadas. Mientras que la rubia que se encontraba en sus brazos sonreía con evidente malicia. Si tenía suerte ella moriría y por fin se podría convertir en la joven Dama Lanster.
_ Mi bebé, no quiero que le pase nada al fruto de nuestro amor, cuando me vaya de tu lado lo único que tendré es este hijo para recordar siempre el gran amor que nos tuvimos _ cada palabra de la mujer eran como puñales en el pecho del hombre que acababa de lanzar por las escaleras a la culpable de todas sus desgracias.
En la Gran Villa, el ama de llaves llamó a la ambulancia. Nadie más se había atrevido a mover un dedo por ayudar a esa chiquilla. Todos temían la reacción de su joven amo, que era un ser sumamente despiadado con su pequeña esposa.
Cuando a los veinte minutos la ambulancia llegó, los paramédicos quedaron horrorizados con lo que vieron. No entendieron por qué no les informaron de la gravedad del caso, es más les dijeron que era un simple golpe. Lo que ellos encontraron fue mucho más que un simple golpe. La ambulancia salió a toda velocidad hacia el hospital municipal. Ella no merece más que eso a los ojos de su marido. Suficiente con que ordenó llamar a una ambulancia.
Él mientras tanto entraba con Crista en brazos, siendo fotografiados por algunos paparazzi que siempre se encontraban en la zona. Ella recibió toda la atención de la que era merecedora. Se la colocó en una habitación VIP, aunque no había necesidad, ya que no tenía nada. Los doctores estaban acostumbrados a mimar a las niñas ricas que querían recibir atención de cualquier manera.
En cuanto escuchó que su hijo estaba perfecto y que no había ningún riesgo se sintió culpable. A su mente vino el cuerpo ensangrentado de Fiorella, tirada en el piso al pie de la escalera. Ni siquiera sabía si aún vivía. Llamó a su ama de llaves para informarse, así supo que ella había sido trasladada al hospital, aunque no sabía a cuál. Camilo le indicó a su secretario que se informara al respecto. Si ella moría sería un gran problema para él.
_ Camilo, no me dejes sola, quédate un momento más conmigo, ya que después no volveré a verte _ Crista había visto la mirada contrariada del hombre y necesitaba distraerlo, él tenía que quedarse a su lado, y protegerla.
_ Deja de decir esas cosas, jamás te vas a apartar de mi lado, yo no lo voy a permitir. Tranquila, solucionaré las cosas _ él la miraba con amor y devoción. Todo lo bueno en su vida estaba representado por esa mujer buena y compasiva que estaba dispuesta a sacrificar su felicidad por él.
Con esas palabras se aferró a su pecho. Él se acostó a su lado y ambos durmieron, por lo menos ella, porque él en cuanto cerraba los ojos veía el frágil cuerpo de una mujer de cabellos rojos rodar por las escaleras, tras haber sido empujada por él. No era su intención en realidad, no midió su fuerza, solo quiso apartarla, pero si ella muere... Después de todo se lo merece, ella lastimó a Crista, la empujó aún sabiendo que está embarazada, seguro con la intención de dañar a su hijo. No tendrá compasión de ella. Nunca lo hará. A partir de ahora será más cruel aún, hasta que ella misma decida terminar con su insignificante vida.
Fiorella, acostada en la cama, casi sin poder moverse ha tomado una decisión. Una que debió ser hace ya mucho tiempo, apenas supo la verdad. Miró a su alrededor y vio que no tenía ninguna de sus pertenencias con ella. Necesitaba un teléfono. Tenía que hacer una llamada, era muy importante.
_ Disculpe señora, me podría... me podría prestar el teléfono, no tengo el mío y necesito llamar a alguien _ su tono de voz era dulce y gentil. Ella se veía como una niña suave, cálida, de un carácter apacible y bondadoso.
_ Claro pequeña, toma, habla todo lo que necesites _ contestó extendiendo el teléfono.
Ella lo tomó y marcó el único número que había memorizado en su vida, y era el más importante. Esperó unos minutos, pero la llamada no se conectaba. Lo volvió a intentar, lo iba a hacer hasta lograr hablar con esa persona.
_ Meyer _ fue la respuesta que obtuvo. La voz del otro lado era gruesa, sensual y firme.
_ ¿E...Emet? _ por alguna razón al oír su voz se sentía segura.
_ ¿Colibrí? ¿Qué pasó? ¿Dónde estas? _ Emet sabía que si lo llamaba no era por nada bueno.
_ Emet, me rindo, ya no puedo más voy a claudicar _ intentaba no llorar, no quería quebrarse, no aún.
_ Voy por ti ahora mismo, mándame la ubicación _ fue todo. Ella sabía que en poco tiempo él estaría ahí buscándola. Lo que no sabía es como iba a enfrentarlos pero eso lo dejaba para después.
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Hola a todos, esta es mi nueva novela. Espero que esté a la altura de sus deseos y que les guste. Es una historia que lleva un tiempo dando vueltas en mi cabeza, y que hoy he comenzado a contarla. Como siempre estoy atenta a sus comentarios.
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Comments
Ana Yolanda Valerio Rodriguez
Ay no, que triste vida para esa pequeña jovencita!! 🥹 espero que esa perra mentirosa se caiga de verdad y pierda a su engendro, que ni ha de ser de el estúpido desgraciado que la pobre Fiorella tiene como marido 🤬🤬🤬🤬
2024-12-09
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Maru
Ay! 😢 Que triste inicio para nuestra protagonista; ese Camilo la agresión contra Fiorella podría catalogarse como intento de homicidio y la pagarás hombre cruel 😭
2024-10-25
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Luz Maria Hernandez
Estoy segura de que va a ser una novela muy interesante, aunque ya solté unas lágrimas 😢
2024-10-15
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