NO RENUNCIARÉ A NOSOTROS.

Alejandro.

🍁🍁🍁

Me veo con ella corriendo por el bosque, su risa cala en mi mente, y la melodía de su voz baila en mis oídos, veo cuan felices hemos Sido durante todo estos años mientras disfrutamos de nuestra niñez y ahora de nuestra adolescencia.

El brillo de sus ojos está grabado en mi memoria, el olor de su pelo impregnado en mi olfato, sus te quiero están clavados en mi corazón y sus caricias en mi rostro están tatuadas en mi piel.

Hacen tres días se fue, pero su esencia quedó aquí conmigo, he llorado como nunca, nada es igual si ella no está, solo deseo que el tiempo pase lo más rápido posible porque deseo volver a verla pronto.

No pude darle un último abrazo, un último beso, solo nos vimos en la distancia mientras su madre la incitaba a subir a la camioneta, un cuarto de mayo muy temprano sus padres se llevaron muy lejos de mi.

Estoy sentado en la orilla del riachuelo tirando piedras al agua, cada piedra lanzada es como un mensaje que quiero enviarle a mi mariposa, venir a este lugar sin ella se siente demasiado diferente, ni el viento ni el canto de las aves se escucha igual.

_ Hola. _ hablan detrás de mi y al voltear me doy cuenta de que es Guadalupe quien habló. _ ¿Triste aún? _ pregunta sentándose a mi lado.

_ Sí. _ respondo con sinceridad. _ Ha Sido como si una parte de mi se hubiese ido.

_ ¿La quieres mucho, no es así? _ ella también lanza un par de piedras al agua y luego me mira.

_ Muchísimo.

_ Tal vez esto sea lo mejor, quizás está separación los haga ver las cosas diferentes, ustedes son muy distintos, ella es rica y tú...

Otra que viene con el mismo cuento, parece que se hubiera puesto de acuerdo con mi madre para decir siempre lo mismo.

_ Agradezco tu compañía, Guadalupe, pero si vienes a decir lo mismo de que ella y yo no podemos estar juntos por ser de diferentes clases sociales y no sé qué más, te voy a pedir el favor de que me dejes solo.

_ ¡Lo siento, Alejandro! No quise ser grosera, no hacerte sentir mal, eres mi amigo y me da tristeza verte así, tal vez la señorita Luciana ahora que esté por allá tan lejos conozca alguien más y...

_ Y nada, su cariño por mí es tan fuerte como el mío por ella y le vamos a demostrar a todos ustedes que ni el tiempo ni la distancia podrán lograr que nosotros dejemos de querernos.

Me pongo de pie y comienzo a caminar de regreso a la casa, necesito hacer algo para distraer mi mente, Guadalupe se pone de pie y viene tras de mi.

_ ¡Alejandro espera! _ me llama, pero yo sigo mi camino, me choca que todos quieran meterse en mi relación con Luciana, que todos opinen lo mismo; que yo no soy suficiente para ella, porque eso es lo que todos piensan. _ ¡Auch! _ se queja Guadalupe y volteó hacia atrás para ver qué le sucedió y la veo en el piso, se ha doblado el pie.

Me devuelvo y la ayudo a incorporarse. _ Apoyate en mí. _ le digo y ella lo hace. _ ¿Te duele mucho? _ pregunto.

_ Sí, pisé mal.

_ Te ayudaré a llegar a tu casa. _ ellos viven en su propia cabaña la cual le dieron los patrones en los predios de la hacienda.

Apoyada en mi la llevo hasta su casa y su madre se sorprende al vernos llegar.

_ ¿Qué le pasó? _ me pregunta Petra tomando a su hija.

_ Se ha torcido el tobillo. _ respondo.

_ Llamaré a María para que te ponga algo ahí. _ dice Petra mientras deja a su hija sentada sobre un taburete. _ Ya vuelvo. _ se va.

_ Discúlpame por hacerte enojar, no debí decir todo lo que dije. _ se disculpa Guadalupe en medio de su dolor.

_ Tranquila, ahora hay que ver tu pie.

_ ¿No estás enojado?

_ No, ya no.

Minutos después Petra vuelvo con María quien mueve el pie de Guadalupe haciéndola quejarse por el dolor, pone una pomada y le dice que debe guardar reposo, María se va y yo también me despido, debo hacer mis tareas escolares.

Mientras escribo en mi cuaderno mi mente se pierde y termino dibujando un corazón con alas y dentro de este el apodo de mi novia.

_ He traído unas galletas y un vaso de leche para ti. _ me habla mamá parándose frente a mi con un plato y un vaso, no me da tiempo de cerrar el cuaderno ya ella ha visto todo.

_ Gracias, mamá. _ recibo lo que me entrega.

_ Las galletas están recién horneadas.

_ Huelen muy bien.

_ Ya no estés triste hijo.

_ No puedo evitarlo, la extraño mucho. _ cierro el cuaderno.

_ La patrona habló conmigo y en pocas palabras me dijo que no te quiere cerca de la casa grande y mucho menos de su hija. _ mi madre acaricia mi cara con delicadeza la miro a los ojos y veo compresión en ellos. _ Pronto el dolor pasará, mi amor, aún eres joven.

Asiento porque no quiero preocuparla más, pero yo sé que el dolor de mi pecho solo se irá cuando mi mariposa vuelva a México.

Los días siguen pasando y no he podido hablar con ella, me contó Leticia que doña Alfonsina la dejó en el internado y no le dio su celular, está incomunicada, los únicos que hablan con ella son sus padres. Mientras tanto yo me empeño en seguir siendo el mejor de mi clase con mi buen comportamiento y mis buenas notas, en las tardes después de mis clases trabajo en la hacienda y por las noche escribo cartas de amor para ella.