Roxana: La Bastarda

La novela se había corrompido, fue lo primero que pensó Roxana al momento de notar la forma en que se miraron Etténi y Cassius. No había chispa, tampoco un ambiente romántico, solo resentimiento puro.

“Su majestad”. Etténi se vio obligado a realizar una reverencia.

“Solo vino a dejarme”. Le explicó Roxana, pero había algo en el ambiente que se sentía pesado. La pelinegra no lo sabía, pero eran las feromonas de Cassius.

Etténi mantenía la cabeza baja, era un omega y debido a esto no podía objetar contra un alfa dominante. Estaba siendo tan débil qué le generaba asco su propia naturaleza.

“¿No conoces el camino ya tu sola?”. Replicó Cassius ¿por qué se estaba comportando de esa manera?

“Vete”. Dijo mirando a Etténi quien a pesar de no querer irse, no podía hacer nada más que irse con la cabeza baja. Estaba abrumado y al borde del llanto, no quería dejar a Roxana sola con ese animal.

“No entiendo lo que haces”. Le dijo Roxana con un tono lleno de amargura.

“¿Por qué actúas así?” La mirada del príncipe era suplicante, la actitud había cambiado. Ya no era nefasta ¿Cómo él se atrevía a intentar dar lástima cuando había corrido de esa manera a Etténi?

“Príncipe, nuestra relación es meramente laboral”. Recalcó Roxana, no lograba entender a que se refería.

“Bien”. Dijo el Cassius, con un tono altanero. Esa era su verdadera cara, pensó Roxana.

“¿Puedo hacer lo qué quiera, entonces?” La pregunta no tenía sentido desde el punto de vista de Roxana, pero traían dobles intenciones.

“El juicio del príncipe siempre será el ideal para el imperio”. Imperio, imperio, imperio. Roxana nunca paraba de hablar del imperio. Él no quería el imperio ¿Era tan difícil ver a través de él?

“No dejaré que Etténi de vuelva marqués”. ¿Qué? Roxana estaba confundida.

“¿Se enamoró de él?” Preguntó Roxana, para ella era normal la pregunta. Había ocurrido en la novela original de esa manera.

“¿De qué hablas?” ¿Cómo se podía enamorar del hombre que quiere volverlo a alejar de Roxana?

“El príncipe solo tiene sirvientes masculinos, pensé que sentía incómodo con las mujeres”. ¿Qué? ¿Roxana pensaba que era homosexual?

“Ya veo”. Cassius se sentía aliviado, justificó la falta de interés de Roxana hacia él con esto.

“Habrá una princesa heredera, solo me falta arreglar algunos detalles”. Roxana asintió, nuevamente se sentía mareada y era debido a las feromonas de Cassius.

“Si fueras verdaderamente beta... No reaccionarias así”. Susurró para sí mismo, la mente de Roxana se sentía confusa estuvo cerca de desmayarse cuando de nuevo se sintió bien.

Cassius tenía la teoría de que Roxana debía ser una omega dominante debido a su reacción, no se doblegaba como Etténi. Solamente se mareaba, como si se tratase de una droga, si seguía exponiéndola a sus feromonas quizás ella sería capaz de liberar su verdadera naturaleza reprimida.

Así sería más fácil adueñarse de ella.

“La relación entre omegas son incómodas ¿No crees?”. Roxana no entendía el comentario de Cassius y solamente asintió.

“Es mejor un omega dominante y otro omega, según las estadísticas”. Cassius la miró, como si la quisiese matar. Había cometido un error.

“Son incómodas”. Recalcó.

“Su majestad debe tener la razón”. Cassius sonrió, como si esto hiciera qué Etténi y Roxana estuvieran lejos de ser pareja.

“Puedes retirarte, estaré un momento en mi oficina y después pasaré por mi medicamento” Roxana se retiró enseguida, bienvenida sea la libertad.

“Robert”. Llamó a su asistente.

“Señor”. Respondió.

“Mantén vigilado a Etténi, que no se acerque al anexo”. La solicitud de su señor era extraña pero no podía refutar. Cassius estaba seguro que Etténi intentaría de alguna manera ser une piedra en sus planes de volver a Roxana la princesa heredera.