En esta versión, mí primera historia, "La herencia de la abuela", se explica desde los ojos de Max, explicando algunos interrogantes inconclusos
NovelToon tiene autorización de Cecilia Ruiz Diaz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 8: "La navidad"
Ya había pasado la prueba con la asistente social y faltaba un día para noche buena.Max había enviado a comprar obsequio para su familia y la familia de su esposa. El de Camí aún no lo compraba, quería que sea especial y deseaba obtenerlo él en persona, pero... ¿que podría comprar?.
Ya iba de regreso de correr en el parque, como todas las mañanas y de pasada, vio en una tienda una agenda electrónica. ¡La creyó perfecta para su esposa! Ahora que era una ejecutiva.
Luego de la tienda fue a la cafetería en donde le elaboraban sus licuados proteicos especiales. Se dirigía hacía la puerta cuando se topo con Ingrid ¿Que hacía allí?..
-Hola Max ¿Cómo estás?- pregunto.
-Hola... Bien ¿Y tu?- respondió él divagando.
-¡Que sorpresa verte por aquí!-
-Estoy... A unas cuadras de mí casa...- explico Max sarcástico.
-Oh, cierto, ahora vives por aquí...- comento con poca credibilidad ella -¿Y tu esposa?- pregunto.
-Probablemente está en... El trabajo. ¿No vienes tu de allí?-
-Si, estuve pero no la cruce. ¡Que admirable mujer! con todo su problema...-
-¿Que sería su problema?- pregunto Max con un poco de prepotencia.
-Ya sabes... Lo de... Su pierna, o... Su cadera...-
-Nos veo por qué ese tema, muy superficial, debería ser un problema cuando su intelecto es perfecto.- respondió enojado.
-aguarda, Max... Lo dije como cumplido... De veras no te enojes...- se retracto Ingrid.
-Bueno, Ingrid... Yo creo...-
-¿Estás preparándote para navidad?- pregunto ella viendo su paquete de regalo -¿Lo pasarán con nosotros? Iremos con tu familia.-
-No, iremos a casa de la familia de cami. Pasaremos año nuevo en casa de mis padres...- explico.
-Una pena, pero tal vez, podremos ir a saludar luego de 12.-
-Bueno, Ingrid... tengo que marcharme... Un gusto verte.- finalizo la conversación Max.
Le dio la impresión de que Ingrid se estaba insinuando un poco y le dio un poco de apuro. Mejor era no tener ningún tipo de conflicto con nadie.
Ya era 24 y se dirigían en el auto de Max hacía casa de Abby, la hermana de Camí.
-Bueno, ¿Algo que tenga que saber antes de llegar?- pregunto él.
-Nada muy grave... Mis padres murieron en el accidente en el quedé coja.- dijo Camí, con total naturalidad.
Max la miro, luego el camino, y otra vez a ella.
-Lo siento... Yo no...- quiso decir.
-Oh, no es nada. Fue hace más de 9 años atrás.- lo consolo, pero Max quedó un poco extraño con la información -Ah y... Edu era mí médico, cuando nació su último hijo su esposa murió, mí hermana era la niñera de los niños y en un año y medio después se casaron... algo que que le vino muy bien, porque además de amar a esos niños como propios, tiene una afección cardiológica y no puede tener hijos.-
Max volvió a verla con la boca abierta.
-Claro... Nada muy grave...- comento él abiertamente en estado de shock.
Cuándo llegaron los recibieron 3 niños uno de unos 13 años, una pequeña de 10 y el más niño de unos 6 años. Eduardo, el cuñado de Camí era muy amable, cómo todos.
En un momento, se oyó música y cantos.
-¡El desfile navideño!- exclamó él más pequeño de los niños.
-¡Espera mateo! ¡Ponte abrigo!- exclamó Abby.
-Vamos, te acompaño.- dijo Camí y fue por su abrigo.
Max la siguió sin mediar palabra.
Ya afuera, estaban muy entretenidos viendo angeles, artistas cantando y haciendo malabares, gnomos y muchas clases de papas Noel.
-Tia, no puedo ver.- dijo el pequeño.
-Yo te cargo.- respondió Max, y lo tomo entre sus brazos.
Camila se dio cuenta que el gorro de lana se le había movido, entonces se lo acomodo. Max la miro muy enamorado. Se imagino ellos dos por un pequeño propio. ojalá fuese eso posible.
Al entrar de nuevo, se estaban quitando los abrigos y sin darse cuenta, justo quedaron debajo de un muérdago.
-Quedaron en un muérdago...- dijo Sofy, la niña, entre risitas que ocultaba con su mano.
-Es verdad...- Sonrio Abby con toda picardía.
-Abby, no.- dijo Camí.
-Tienen que besarse.- insistio la niña.
-No, no es nuestra costumbre.- aseguro su esposa, mientras él escuchaba divertido la discusión.
-Nuestra costumbre ¿De aquí o de argentina?- pregunto la hermana.
-De ninguno de los...- estaba por decir Camila, cuando Max la tomo de la cintura y poso sus labios en los de ella.
cami lo miro sorprendida.
-Soy actor, un roce de labios no es nada.- le dijo guiñando el ojo.
Más tarde, ya habían comido y todos estaban en el living, tomando algo y comiendo dulces. Max estaba de regreso del baño, no bebia alcohol, pero mucho refresco había surgido el mismo efecto. cuando llego su esposa no estaba. miro hacia todos lados.
-Hace la misma rutina cada año.- dijo Abby, está en mi habitación de flores.- le informo.
Le enseño en donde quedaba y fue hacia ella.
Era un lugar muy vidriado, había plantas y flores, una mesa de madera y una repisa con libros y fotografías.
Ella estaba parada con una copa, viendo hacia un retrato en particular. Max se acercó. Un matrimonio parado frente a un coche con dos jóvenes, que se dio cuenta que eran las hermanas.
-¿Estáis bien?- pregunto y ella lo miro con una sonrisa.
-si, gracias.- respondió suave.
Max volvió a mirar la fotografía.
-¿Son tus padres?- pregunto nuevamente y ella asintió sin borrar la sonrisa tierna de su rostro.
-Tu hermana es igual a tu madre...- comento.
-Hasta en la actitud...- agrego Camí -Y yo a lo padre... Hasta en la actitud.- bromeo y él rio.
-Entonces era un excelente hombre...- dijo y ella lo quedo mirando.
-¡FALTA POCO PARA LAS 12! ¡VENGAN A BRINDAR!- grito Abby y los interrumpió el momento
Ambos se dirigieron hasta la sala, en donde todos los esperaban con sus copas, de champán y de refresco.
Todos brindaron y se dieron los buenos deseos. Max se sentía muy a gusto allí.
Luego de eso llego la hora de repartir regalos... ¿No lo hacen en mañana al despertar? Se pregunto, aunque los niños aún estaban despiertos, algo que también era extraño.
Habían llevado obsequios para todos.
-Gracias por haber comprado regalos para mí familia.- le dijo Camí -Sobre todo los niños.-
-No fue nada... Y este es para ti.- le dijo sacando el de ella de la bolsa.
-¡Oh Max! No debiste... Aunque, yo también te... Te traje uno.- dijo ella y saco de su bolso un paquete.
-Gracias.- se conmovió él y quedó viendo su paquete por un momento.
-¡Pero ábrelo! ¡Ambos al mismo tiempo!- lo alentó su esposa.
Los dos abrieron sus obsequios y se quedaron viendo. Luego se vieron entre ellos y comenzaron a reír. ¡Era prácticamente lo mismo! Max le obsequio una agenda electrónica para su trabajo y su esposa a él una agenda de viaje.
Luego de parar de reír ambos de agradecieron. Él la veía reír y luego miro a su al rededor, ¡Que a gusto de había sentido! esperaba que para año nuevo su esposa se sintiese igual de bien en su casa...