Alfa, Yo No Seré Su Amante

Ya todos allí, el marqués decide ir al grano, ya que esta situación para él era muy incómoda.

– Antes de decir cualquier cosa, tenga en cuenta que si alguno de ustedes me miente, sus carreras de maestro se termina para todos aquel que hable dicha mentira, y ni siquiera pidiendo en las calles, van a poder mantener a sus familias, pues yo me encargaré de hacer sus vidas una pesadilla – dice este con una cara tétrica.

Los maestros estaban pálidos y no sabían qué decir, ya que si hablaban mentira, sus carreras se verían afectadas, y con eso toda su familia, pero también tienen un dilema, ya que la marquesa le pagó para mentir.

– Solo lo diré una vez, ¿Por qué mi hija no recibió educación, si se supone que para eso les pagaba una fortuna? – dice el hombre y estos tres empezaron a sudar.

Tras pensar en la situación, uno de ellos se sintió valeroso y decidió seguir con la mentira de la marquesa, después de todo, ya recibió una buena paga por eso.

–Señor... La cosa es, que la niña tenía mal comportamiento, y por eso ninguno de nosotros le quiso educar – dijo aquel hombre y el marqués se levantó de dónde estaba sentado y fue a donde estaba el que tomó el valor para hablar. Dicho hombre estaba muerto de miedo y sudaba frío.

– Óyeme bien inútil, no levantes calumnias en contra de mi hija, no tienes que mentir en mi cara con descaro, como si yo fuera un payaso, le di una oportunidad y esto es lo que recibo a cambio – dice el marqués levantando al maestro por el cuello, y luego de eso, le tiró al suelo y le dio una paliza que lo dejó inconsciente.

Los dos maestros restantes, al ver eso, no quisieron terminar así como su compañero y por eso hablaron todo, siendo la verdad de lo que pasó en aquellos años.

– Nosotros fuimos pagados por la marquesa para no educar a la joven ama, y de hecho, ella nos volvió a pagar cuando llegamos aquí, para que hablemos lo que acabo de decir mi compañero, en el pasado yo no estaba de acuerdo con la marquesa, pero era eso, o quedar sin trabajo, yo no tenía intenciones de mentir en ningún momento – dice el hombre lleno de vergüenza, ya que aunque esto sea verdad, no niega de que está muy mal.

El otro compañero también dijo lo mismo, y ambos entregaron las monedas que les había dado la marquesa, y tomaron también la que tenía el compañero caído.

En vista a esos, el marqués los mandó a irse, y ellos mismo se llevaron a su compañero caído. Ya se pueden imaginar cómo terminará la vida de dicho hombre a partir de ese día, ya que le mintió al marqués.

En el camino se encontraron con la marquesa, quien estaba muy relajada como si nada hubiera pasado.

No mucho después llegó la Nana en busca de la mujer y ella en compañía de su hija llegaron a la oficina del marqués, solo para ser regañadas.

– Parece que en esta mansión sobra dinero, ya que la marquesa de este lugar, se da a la tarea de darle sobornos a las personas, ¿no marquesa?– dice este mostrando las tres bolsas de monedas de oro que la mujer le entregó a los maestros.

Susana, al ver tal cosa, se puso pálida.

– Esposo... Este... No es lo que parece, yo solo quise agradecer la buena educación que mi hija recibió de manos de esos maestros – dice está nerviosa, ya que no puede aceptar que se equivocó así nada más.

– Susana, yo me arrepiento de darte tanto poder en el pasado, quiero que entiendas algo, mi responsabilidad principal en esta casa es con mi hija, ella es lo más importante para mí, si bien fui bueno con la tuya, pero no porque sea mi responsabilidad, ya que Elena no es mi hija, ni lleva mi apellido. Cuando llegaste a esta mansión, te deje en claro que debes encargarte de mi hija Marcel, y has hecho todo menos eso, has limitado a mi hija, favoreciendo solo a la tuya, con los bienes que son de ella, bienes que yo traigo a la mansión, con el sudor de mi frente. Quiero advertirte algo, si descubro que has hecho algo más a mi hija, no tendré piedad de ti y te mandaré a la cárcel, no voy a tolerar más abusos de tu parte, y así tú seas una esposa de papel, eso no te da derecho sobre mi hija, ya que si bien te recuerdo, nunca hemos pasado ni una noche juntos, tú estabas aquí solo para ocupar el papel de madre para Marcel, y ni eso has podido hacer, que ciego he sido– dice el marqués lleno de indignación, ya que esa mujer se está comportando mal.

Al escuchar todo eso, la marquesa empezó a llorar para ver si así el marqués baja la guardia, pues si el hombre lo quiere, él puede pedir el divorcio, pues de todos modos, todo mundo en la mansión sabe que ellos no comparten la cama.

– Perdón, solo hice lo que creí que estaba bien, yo nunca había manejado tanta responsabilidad, en ese tiempo yo era muy joven e ignorante– dice ella.

– Claro, pero si sabes limitar a la joven ama de esta casa y también sabes favorecer a tu hija, sabes quitarle además a mi hija sus cosas personales, y también pagar para que no reciba educación, te daré una oportunidad más, pero si recibo una queja más de tu mal comportamiento, te echo de esta mansión sin nada, no sin antes hacerte pagar lo que has hecho durante estos años, nada me ata a ti, ya que ni siquiera eres mi mujer de verdad– dice este y luego manda a ambas mujeres fuera de la oficina, puesto que tiene muchas cosas que hacer, debido a que en unos días se va de viaje.

La razón por la que el marqués nunca ha tocado a Susana es; que este nunca ha podido olvidar a su difunta mujer, y si bien se casó equivocadamente con esa mujer, fue solo para que ella se ocupará de Marcel, como lo haría una madre, pues perder a su madre con apenas 5 años de edad, es algo que trauma a cualquier niño de su edad.

* * *

Las dos mujeres salieron de la oficina hecha una furia, y cuando iban bajando las escaleras, vieron a Marcel tomando té en la sala como si nada, y decidieron darle una lección, olvidando que Marcel en esos momentos es más fuerte que ellas.

Dispuesta a todo ellas cuando llegaron a su presencia tomaron todo lo que había en la mesa y lo tiraron al suelo y de forma inmediata, la marquesa tomó por el pelo a Marcel con la intención de arrastrarla.

La joven por instinto se cubrió el vientre, ya que esas dos mujeres llegaron tan rápido que no le dio tiempo a nada.

La marquesa tenía el pelo de Marcel en las manos, y lo sacudía con violencia, con la intención de dejarla calva, eso hacía, hasta que del cuerpo de Marcel salieron rayos, los cuales impactaron en ella y la dejaron como lo que es, una verdadera bruja. Por la descarga, la mujer cayó lejos.

Nadie entiende lo que está pasando, ya que el cuerpo de Marcel emite una luz como azul, la cual se ve como si su cuerpo fuera de rayo.

– Óyeme bien vieja bruja, deja de meterte conmigo, dejen de buscarme problemas, o no tendré piedad de ustedes dos. Si me siguen provocando, no me detendré ni un poco – dice esta y su cuerpo cada vez más emitía mucha energía en forma de rayo, lo que hizo que las dos mujeres salieran corriendo de su presencia llena de miedo.

Marcel al ver eso dejó ir su ira, y luego de eso se sintió mareada y busco el primer mueble para descansar.

"¿Qué fue lo que pasó, cómo es que puedo usar semejante poder tan letal?, si tengo poder, tengo que lograr manejarlo, y así defenderme de los que me atacan" –

Dice ella recostando su cabeza en el cabezal del mueble y no mucho después, sintió mucho sueño y se durmió, pues esa pelea con ese par de urracas la dejó sin energía.

* * * * * * * * * * Nota

Por el momento es todo lo que tengo

Nos vemos el viernes si Dios quiere, no olviden dejar su me gusta y comentarios, haciendo eso, me animan a escribir con más empeños