Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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Una chica encantadora
Los desplantes de Simoné seguían su curso. No se medía, pero como el jefe la quería mucho porque ella sabía hacer su trabajo muy bien le perdonaba todo. Además de ser hermosa.
Nancy, una chica de la misma edad que Simoné la odiaba y siempre le buscaba pleito.
¿Te crees mucho porque estás en un lugar privilegiado, porque el jefe te quiere mucho?, le dijo ella.
Yo no me creo mucho, simplemente sé lo que valgo, y si tú no tienes el mismo éxito que yo, es porque eres una pelagatas.
A mí no me digas pelagatas, tú eres una ofrecida arrastrada que nomás andas lamiéndole las botas al mero jefe, para que te tenga de reina en este lugar.
Eso quisieras, chulita, pero yo me he ganado mi puesto a pulso, porque para eso me quemé las pestañas estudiando.
Y ahora vete a trabajar si no quieres que te despida. Simoné tenía agallas y no dejaba que nadie se le quisiera trepar ella se podía defender sola.
A Nancy no le quedó más remedio que irse a sus labores, pero buscaría una oportunidad para hacerle ver su suerte.
Simoné era muy exigente y a todos sus trabajadores los tenía marcando el paso.
Ellos le obedecían al 100 porque no querían tener dificultades en su trabajo.
Simoné había corrido ya a dos de ellos por quererse alebrestar.
No una llamada la sacó de sus ocupaciones y de sus pensamientos.
¿Diga?
Hola, mi amor, soy Charly. Estoy acá en mi oficina, ya casi termino mi trabajo, pasaré por ti en 15 minutos.
Charly, ¿por qué no te adelantas a la casa de mi mamá, y yo te alcanzo allá?, ahorita tengo mucho trabajo y no voy a salir por el momento.
Mi amor, ¿por qué siento que me estás dando largas?, dijo Charly, un poco decepcionado por la actitud de su novia.
No, mi amor, te aseguro que no te estoy dando largas. De verdad tengo mucho trabajo.
Está bien, no te preocupes, si quieres nos podemos ver mañana.
Claro que sí, mi amor, nos veremos mañana. Bye. Simoné cortó la comunicación. No quería que Charly se diera cuenta de lo fastidioso que le resultaba contestar su llamada. Cada día la desesperaba más que él quisiera manejar su vida. Bueno, al menos así lo veía ella.
En cambio, Charly pensaba que ella ya no lo quería porque cada vez le ponía más trabas a su relación.
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Al día siguiente, Charly esperaba a Simoné a la salida del edificio donde trabajaba.
Ella iba acompañada de otro amigo, y al ver a Charly se despidió de él.
Bueno, ahí está mi novio, nos vemos mañana.
Charly se acercó a ella, ¿quién es ese tipo?
Trabaja aquí mismo. Tal vez te lo hayas topado alguna vez.
No lo había visto nunca, dijo Charly, muerto de celos.
No hablemos más de él, ¿a dónde vamos a ir hoy?, le preguntó ella muy melosa.
Te llevaré a mi casa, mi mamá hizo una comida especial para ti.
¿A tu casa?, pero, yo quería ir al restaurante "dos ríos", el que está por Cumbres.
No, mi amor, ahí la comida está muy cara, pero te aseguro que mi madre es la mejor chef que hay en la ciudad.
Bueno, pues, vamos.
Pero la próxima vez me llevas al "dos ríos".
Está bien, amor. En la mente de Charly se dibujaron muchos signos de pesos.
Pero aún así no se le quitó el buen humor. Por tener a una mujer como Simoné, valía la pena cualquier sacrificio, aunque eso significara quedar en la ruina.
Simoné lo sabía, por eso le pedía cualquier cosa por extravagante que pareciera.
A Charly le estaba costando cada vez más su relación con ella.
Pero aún así no pensaba dejarla, la amaba tanto que en su mente no cabía esa posibilidad.
Cuando llegaron a la casa de él, sus padres recibieron a Simoné con mucha alegría, cosa que incomodó a Simoné.
"De seguro ellos quieren que me case con Charly, pero quien sabe si yo me quiera casar".
Mamá ella es Simoné, mi novia, y ella es mi madre, y él mi padre.
Mucho gusto señores.
María Clara los invitó a pasar al comedor.
La comida está lista, si gustan pasar.
Gracias, señora.
Llámame María Clara.
Está bien, María Clara.
La comida estaba muy rica, Simoné, muy a su pesar, disfrutó mucho la comida.
Le quedó muy rica la comida, María Clara, gracias.
No estás para saberlo ni yo para contarlo, pero te diré que yo hago banquetes para bodas y XV años. Incluso bautizos y toda clase de ceremonias.
Charly tosió como invitando a su madre a callarse.
Pero ella sentía que ya se había encaminado y no paró de hablar, así, Simoné supo todo lo que hacían los padres de su novio.
Creo que ya hablé de más, dijo María Clara soltando una risilla nerviosa.
No se preocupe, señora, es muy interesante lo que me ha contado. Me agrada su sencillez.
Gracias por tu visita, espero que vuelvas pronto.
Claro que sí, María Clara, vendré seguido a verla.
Charly salió de allí con su novia del brazo.
Gracias, amor, te portaste a la altura. Te amo. Mis padres quedaron encantados contigo.
Y yo con ellos. Tus padres son adorables.
¿Te parece si vamos a otro lugar?, le propuso él.
Bueno, dijo ella.
Charly la llevó a un hotel, no era de lujo, pero si estaba muy cómodo y limpio.
Ahí le direon rienda suelta a la pasión.
A ella le gustaba mucho Charly, pero no estaba enamorada de él.
Pero el sexo con ese hombre tan guapo le gustaba mucho.
Hicieron de todo, en ese campo él llenaba todas las expectativas de Simoné. Ella se sentía transportada al cielo. Las caricias y besos de Charly eran fabulosas.
Cada beso de él recorriendo su cuerpo la hacían estremecer de pasión. Y viceversa.
Ambos personajes disfrutaban mucho el uno del otro.
Ella tenía un cuerpo muy bermoso, era seductora y encantadora.
Y él tenía su cuerpo muy bien trabajado. Charly iba al gym dos veces por semana. Le gustaba lucir saludable en cuerpo y mente.
Muchas chicas suspiraban por él, pero él solo tenía ojos para Simoné.
que el Charly no sea idiota y la vaya a querer ayudar 😂