Alina se encuentra en una situación desesperada.
No solo perdió a su esposo debido a algún malentendido que incluso si ella lo quiere aclarar solo lo oscurece más, sino que sus amigos y madre le dan la espalda.
Con un niño en brazos y otro en el vientre, Alina debe enfrentar un sinnúmero de situaciones que harán su vida difícil.
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Ya basta, Alina
Al final del día opté por buscar una habitación en un hotel barato.
Esperaba que pasen algunos días para tratar de hablar con Alejandro, pensé que quizás debía dejar que se le enfríe la cabeza para poder hablar con él.
Sin embargo, todas mis esperanzas de que Alejandro cambie de parecer murieron cuando una semana después me llamaron de la universidad debido a que debía firmar algunos papeles.
No pensé mucho en ello, y junto con Andresito me dirigí hacia la universidad.
Pero, los papeles que debía firmar no tenían nada que ver con la carrera que había elegido.
Eran los papeles del divorcio.
— Señora, lo mejor que puede hacer es firmar los documentos de manera voluntaria. Si pone demasiadas trabas, el Sr. Hidalgo la puede demandar y eso no va a ser bonito.
Estaba en completo shock ante las palabras del abogado.
Tampoco podía creer la forma tan fría en la que me estaba tratando el hombre enfrente de mí.
Después de todo, era un amigo de la familia, en el pasado, al menos había cordialidad entre nosotros. Pero, ahora, lo único que existía era un desprecio tácito que me helaba los huesos.
— Esto debe ser un sueño — susurré — Él no puede terminar así conmigo, quiero hablar con él.
Tras decir aquello me levanté con la intención de buscar a Alejandro.
Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso fuera de la puerta.
Las palabras que Steven, el abogado, me dijo hicieron que detenga mis pasos.
— Alejandro es mi amigo Alina — espetó, sus ojos cafés me miraban llameantes — Lograste envolverlo como un monigote durante estos tres años, hiciste que él renunciará a muchas cosas por ti. Las pruebas de paternidad fueron muy veraces en cuanto a la identidad del niño que tienes en tus brazos. Él no es hijo de Alejandro, Alina. Así que no intentes manipularlo, esta vez no voy a permitir que lo hagas.
Sacudí la cabeza sintiendo una punzada en mi corazón.
— Andresito es hijo de Alejandro. Todo es un malentendido, Steven. Debe haber otra explicación…
Steven soltó una carcajada como si mis palabras le resultarán graciosas.
— A mí no me tienes que convencer. Yo sé el tipo de persona frívola que eres. De igual manera, no intentes ni buscar a Alejandro debido a que él está por irse del país. Dudo que posponga sus planes por ti, una embustera.
— ¿Qué? ¿Cómo que se va del país? — cuestioné.
Steven me dio una mirada fría mientras contestaba mi pregunta.
— Le ofrecieron una beca hace un mes para participar en un proyecto de desarrollo tecnológico, pero él la rechazó debido a que quería pasar más tiempo con su esposa e hijo. Él no quería abandonarlos. Pero, ahora que tu engaño quedó al descubierto, aceptó la invitación. Esta misma noche sale del país.
Eso no podía ser cierto.
— Él no me dijo nada — dije en un susurro.
— Alejandro está dispuesto a olvidarte y a continuar su vida. Así que deja de arrastrarlo y firma los papeles, deberías hacer lo mismo y seguir adelante. Busca al verdadero padre del niño que tienes en brazos. Has estado alrededor de demasiados hombres, quizás en una de esas fiestas te involucraste con alguien.
Apreté mis puños a los costados, realmente tenía unas inmensas ganas de golpearlo.
La forma en la que me describió hizo que me sintiera como alguna clase de persona casual.
— Solo tienes 21 años, lo entiendo, yo también fui joven — dijo con la mirada amable.
Claramente, su amabilidad era fingida.
Negué con la cabeza mientras soltaba una carcajada carente de gracia debido a lo ridículo que me sonaron sus palabras.
Steven prácticamente me estaba tachando como una adolescente que vivía por y para divertirse.
Ya me imagino todas las tonterías que debieron decirle a Alejandro. Las cucarachas que le metieron en la cabeza para que se divorcie de mí.
Quizás una de estas personas hizo algo para que las pruebas de paternidad den ese resultado.
¡Cielos!
Esto me estaba poniendo enferma.
Sin embargo, no pude evitar sentirme resentida con Alejandro debido a la forma tan fácil en la que dejó de creer en mí.
Era como si estos tres años de relación no significarán nada para él, cuando lo fue todo para mí.
Como si su amor fuera tan superficial que con solo una palabra podía terminar.
Ya ni sabía qué pensar.
Me estaba volviendo loca.
Había llegado a un punto de no retorno.
Tomé el esfero con el corazón sangrante, cada trazo que plasmaba era una puñalada más a mi alma.
No podía creer que tras este tipo de malentendido esté perdiendo al amor de mi vida.
Y él se haya dado por vencido conmigo.
Pero, debía dejarlo ir.
Mi dignidad me decía que lo hiciera.
Yo podía resistir este tormento.
Podré soportarlo de alguna manera.
Debido a mi hijo lo haría.
Pero, mierda como duele.
— Está bien, solo espero que él no se arrepienta en el futuro — dije mientras trataba de tragarme mis lágrimas.
— No lo hará. No vales la pena.
Sonreí ante sus palabras haciendo que él me mirara confundido.
Luego tomé el vaso de agua que tenía enfrente y se lo lancé.
— Yo creo que tú no lo vales — solté antes de tomar a mi hijo y marcharme.
— ¡Estúpida! ¡Mi ropa!
Hice caso omiso de sus palabras mientras marcaba al número de celular de Alejandro.
En los últimos días, le había estado enviando mensajes, pero ninguno de estos habían sido leídos, también le marqué y obtuve el mismo resultado.
A pesar de esto lo llamé.
La contestadora fue la que contestó.
Ya sea que él lo escuché o no, debía desahogarme.
— Eres un cobarde, porque no viniste tú mismo a entregarme los documentos. Debes estar feliz, ¿cierto?. Por fin te libraste de mí. Incluso vas a poner miles de kilómetros de distancia entre nosotros. Yo… Alejandro… Porque puedes renunciar a mí tan fácilmente. Debe haber una explicación…
Corte la llamada debido a que no quería seguir humillándome y rogándole.
— Ya basta, Alina, ya basta — me dije a mí misma mientras besaba la cabeza de mi bebé.
Hola, pequeña reina, gracias por leer, no te olvides de dejar un like o comentario, con amor, Erica.
pero cuando eso se rompe ya es imposible confiar.