La Princesa Del Pirata

No entiendo comenzó a decir nuevamente Malika mientras que Ciro la mira con entendimiento.

Lizander es el autor del libro que leía, se perdió en el naufragio en el que yo morí ¿Cómo todo esto puede ser posible? ella aún lloraba sin comprender. La situación la tenía abrumada.

Al despertar en ese mundo ello lo vio como una nueva oportunidad de vivir una vida plena y libre, sin las terribles imposiciones familiares, pero ahora resulta que nada es tan simple y que su vida no puede ser como ella se la había planteado.

Malika… Ciro la hizo mirarlo ¿Qué viste cuando moriste? Debajo del agua ¿Qué fue lo que viste? Ella lo miró sorprendida ¿Cómo sabía él que ella había visto algo?

Yo…yo me vi…me vi a mi misma en el agua, frente a frente, como si fuéramos gemelas idénticas dijo un poco conmocionada luego cerré los ojos y ahí estaba… el silencio reinó en ese momento.

Ciro la observaba, sabía que ella había recordado algo más sobre lo que había pasado bajo el agua. Ella abrió muy grande sus hermosos ojos y su boquita formó una perfecta O.

Yo…yo nuevamente, pero esta vez era Malika, éramos las dos, después solo yo nuevamente ella relataba algo que parecía surreal, pero que había ocurrido.

Al fin lo vez mi preciosa princesa. Ustedes estuvieron siempre unidas, por eso las dos mueren de la misma manera, ustedes siempre fueron una. Solo existes tú mi pequeña Malika. Lía era solo la sombra creada por Lizander para mantenerte a salvo hasta que llegara el momento de traerte de vuelta ahora eran todos los que miraban asombrados.

Esta revelación era increíblemente asombrosa. Nunca en su vida Ares hubiera imaginado que sería él el encargado de salvar a la última bruja blanca.

Entiendo todo, pero ¿Por qué en el libro yo muero y es Kira la que reina junto con el conde?

No tengo todas las respuestas, esas están en tu interior solamente él se acercó a ella y acarició delicadamente su cabeza. Sabía que era muy difícil para esta niña asimilar tanto.

Ellos gobiernan con justicia, según la novela, y acaban con sus enemigos, entre ellos la primera princesa y… en ese momento lo recordó ¡Ellos te asesinan! dijo saltando a los brazos de Ares ellos les dan caza y a todos los tuyos

Ares quedó mudo con tal afirmación. Kira lo mata, su pequeña Kira, la niña que tanto había cuidado lo mataría en algún momento. De esa manera esa niña pensaba pagarle todo lo que él la había cuidado y apoyado durante años, atravesándolo con el filo de la espada. Ares comenzó a temblar del odio fulgurante que crecía en su corazón.

Ares, yo no quiero que mueras, no te dejaré morir. Yo prometo cuidarte. Si soy esa bruja blanca entonces entrenaré y me fortaleceré para que nada les pase, a ninguno

Ella podía recordar lo leído, todos los que estaban en esa habitación morían de manera horrible en manos de Kira o de ese rey desalmado que sería su esposo.

El joven pirata la abrazó con amor infinito. En esos días que habían compartido juntos la joven se había robado su corazón y su alma completa y no podía ya imaginar su vida sin ella.

¿Qué tengo que hacer? dijo ella de forma decidida.

Tienes que despertar tu poder pequeña, solo así podrás destruir a todos los emisarios del mal, que son quienes gobiernan y podrás liderar siendo la gran emperatriz Ciro se veía verdaderamente feliz.

Era claro el por qué ella era la verdadera heredera de la magia blanca. Ella había sacrificado su propia felicidad por la de aquellos a quienes amaba en su vida como Lía, y ahora estaba dispuesta a todo, pero no por sed de poder y por ambiciones personales, sino para proteger al hombre que amaba profundamente. Solo esperaba que Ares estuviera a la altura.

Así como en el pasado, ese amor había sido usado para destruir al último gran brujo blanco, ahora el amor era el que estaba levantando a la que sería la última bruja blanca. Cualquier error de Ares podría terminar para siempre con todo lo que existía, de eso estaba seguro y era importante que él hablara muy seriamente con ese muchacho.

Ares aún estaba perdido en sus pensamientos unas horas más tarde. Malika dormía plácidamente en la mullida cama que ahora pertenecía a los dos. Él se sentía ofuscado por todo lo que ocurría. Había protegido a la serpiente de diez cabezas que quería exterminar todo y eso lo tenía muy molesto.

Sus manos estaban cerradas en un puño, y sus uñas se clavaban en sus palmas. No podía creer lo que estaba viviendo. Él había salvado la vida de esa maldita infinidad de veces. Él se había matado trabajando para ayudarla, lo peor es que él le había confesado sus miedos, sus sueños, sus planes de venganza, él le había dado las más fuertes armas para poder destruirlo. Ahora tenía que actuar con rapidez, debía moverse de manera sigilosa pero sin demora. Ya había dado las órdenes, zarparían la mañana siguiente, sus primeras batallas contra esos canallas comenzarían de inmediato. Además de que tenía que mantener a todos distraídos y concentrados en acabarlo para que no pensaran en buscar a Malika.

A pesar de lo que ella dijera, era él quien tenía que protegerla y lo haría aún a costa de su propia vida, jamás permitiría que su padre tocara uno solo de los hermosos cabellos de su Mali. Antes de que eso ocurriera lo exterminaría y a todos los que en ese reino se entrometan e intenten detenerlo.

“__”

¿Dónde mierda se ha metido ese idiota de Ares? gritaba una furiosa Kira.

No lo sé mi señora, tal parece que se lo ha trabado el mar comentó uno de sus espías.

La guarida de Ares era un lugar que nadie realmente sabía que existía. Los habitantes de la isla no traicionarían jamás al hombre que los había salvado y por esa razón mantenían en secreto la permanencia del pirata en ese lugar.  Su puerto estaba oculto, una cueva exageradamente grande les había dado el lugar perfecto para desaparecer en el medio de la nada.

La isla tenía montañas de gran altura, en una de ellas existía una abertura. Era una cueva por la que también ingresaba el mar. Ellos la habían usado para esconderse, y habían creado un sofisticado sistema de camuflaje que hacía parecer que la montaña continuaba y no que estaba hueca en esa parte. Los barcos pensaban que se estrellarían en contra de esta por lo que nunca avanzaban. Y aquellos que se enfrentaban al temible pirata estaban hundidos en el fondo del océano. No había manera real de encontrarlo. Seguirlo siempre había resultado imposible, tanto así que él se había ganado el apodo de la temible sombra de los siete mares. Nadie veía cuando venía, nadie sabía hacia donde se escapaban, solo sabían que llegaban, terminaban con todos y partían. Mucha suerte habían tenido los que sobrevivían a un ataque de la sombra.

Sigan buscando, no puede desaparecer, tiene que estar en algún lugar y con él la idiota de mi hermana menor

El hombre salió del lugar apurado y asustado, casi corriendo. Todos sus secuaces sabían que la dulce Kira, era en realidad un ser despreciable a quien no le temblaba la mano para matar a nadie.

Lina había escuchado todo y sabía que tenía que hacer algo. Ella también buscaba a Ares pero por razones diferentes, ella quería dar con su pequeña hermana y protegerla. Llegó tarde ese día al puerto, su padre la había encerrado por hablarle mal a la princesa heredera y ella no pudo socorrer a Mali, pero debía encontrar una manera.

Una loca idea vino a su mente y no dudó en hacerlo. Una princesa no podía salir sola ni buscar por sus medios a un pirata, pero ¿Qué tal un simple plebeyo?