Estar casada con el amor de tu vida suena como un sueño hecho realidad; incluso si sólo eres un reemplazo de su gran amor.
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Capítulo 9
...Evangeline....
Había dejado a los niños con James, ya que recibí una llamada de mí jefe.
—¿Señor? –Dije mientras observaba a las personas que paseaban en el patio del hospital–. –Necesito que me acompañes a una fiesta de negocios ésta noche, ¿Entiendes?. –Comunicó–.
—Sí señor, lo veré en la noche.
Terminé la llamada, dirigiéndome nuevamente a la habitación de James y, para mí desgracia, Daven ya estaba ahí. ¡Y estaba jugando con mis hijos!
—¿Qué diablos crees que haces? –Solté con rabia, mientras lo observaba jugar con la muñeca de mí hija, él levantó la vista y su sonrisa desapareció–. –Tenemos que hablar. –Comunicó, mientras dejaba a los niños aún lado y caminaba hacia mí, tomó mí brazo; sacándome de la habitación–.
Incluso si no quería verlo, no podíamos postergar más ésta charla, así que decidí seguirlo. Fuimos a la azotea del hospital, dónde sabíamos que estaba vacío, al llegar volteó observándome con molestia y un dejo de dolor.
—¿Por qué no me lo dijiste? –Comenzó, se lo notaba frustrado, irritado y cansado. Podía ver las bolsas debajo de sus ojos y el resentimiento detrás de sus palabras–. Dímelo, Evangeline, ¡¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada de MIS hijos?! –Hizo énfasis en la palabra, como si estuviera reclamando su derecho sobre los niños, eso me irritó–.
—¿Por qué debería decírtelo? Creí que estabas muy ocupado besandote con Marizza como para escuchar lo que tenía que decir. –Solté con desdén, su mandíbula se tensó y un destello de arrepentimiento apareció en su mirada–.
—Ella no tiene nada que ver en ésto, Evangeline. Tenía derecho de saber que mí esposa estaba embarazada. –Intentó defenderse y solté una burla–.
—Traté de decírtelo una vez pero, ¿Qué había ocurrido? Ah, si, ya recordé, habías ido a buscar a tu amante al aeropuerto. –La rabia llenó su rostro y apretó los puños–.
—¡UNA! –Gritó–. Trataste de decírmelo una vez, ¡Debiste intentar decírmelo cientos de veces!
—¡¿SÍ?! ¡PUES LA SEGUNDA VEZ QUE QUISE DECÍRTELO, ESTABAS CONFESANDO TU AMOR A MARIZZA Y LA BESASTE DELANTE DE MI! –No me aguanté y comencé a abofetearlo, una y otra vez, él no se defendió simplemente me observaba dejando que me desahogara–.
—¡NO QUISISTE ESCUCHARME! ¡TIRASTE NUESTRO MATRIMONIO A LA BASURA TAN PRONTO COMO ELLA LLEGÓ! ¡CREÍSTE EN SUS MENTIRAS! Y-y-... –Mi voz se cortó y las lágrimas comenzaron a recorrer mí rostro–. Y la besaste delante de mí –Sollocé–. La llamaste con el mismo apodo que me pertenecía a mí... –Cubrí mí rostro en mis manos, tratando de ocultar la humillación que sentía–. Eres escoria, un bastardo infiel y nunca te lo perdonaré.
Pude ver el dolor en sus ojos, eso quiero, quiero que sufra como yo sufrí.
—Así que, no vengas aquí a juzgarme por mí decisión de no decirte sobre los niños. Hice lo que fue correcto para mí, ahora vete con tu prometida y nunca vuelvas a acercarte a mí ni a los niños. –Sentencié, comenzando a caminar hacia la puerta–.
—Ahora sé que los niños existen y no voy a permitir que los mantengas alejados de mí. –Prometió–. Ellos necesitan un padre, Evangeline... Me necesitan, así como yo los necesito a ellos; son mis hijos, no me los quites. –Su voz a pesar de ser firme, se notaba la vulnerabilidad detrás de cada oración–.
Me detuve, observándolo por encima del hombro con frialdad.
—Tienes una prometida y un bebé en camino, vete con tu familia, Daven, ve con la familia que elegiste. Porque te aseguro que a esta ya no perteneces. –Sin decir nada más, regresé dónde los niños, quienes ahora jugaban con James–.
Él levantó la vista, notando la tensión en mí.
—¿Discutieron? –Indagó, mientras me observaba atentamente. Solté un largo suspiro frustrado y negué–.–Simplemente hablamos de la verdad... –Murmuré–. ¿Cuándo te dan el alta? –Cuestioné, tratando de desviar el tema–.
—Hoy podré regresar a casa. –Me informó y suspiré aliviada–. –¡Genial! ¿Quieres que te lleve? Maggie y Noah te echan de menos. –Solté un suspiro, seguido de una sonrisa–.
—Mi esposa vendrá a buscarme hoy, así que no te preocupes. –Se negó amablemente y asentí–. Niños, despídanse del tío. –Los niños corrieron a los brazos de James, abrazándolo–. –¡Adiós, tío! –Dijeron al unísono–.
—Adiós, niños. –Les acarició el cabello y salimos del lugar, dirigiéndonos a casa–.
Al llegar, comencé a preparar todo para la fiesta a la que debía ir. Arreglé mí cabello, usé un vestido verde oliva opaco de satén y un pequeño chal del mismo color.
Llevé a los niños a casa de Martha, y conduje hacia el lugar en el que se llevaría a cabo la fiesta. Mí jefe ya estaba ahí, esperándome.
—Por fin llegaste. –Dijo mí jefe, mientras observaba mí apariencia–. Eres tan hermosa como tu madre. –Su voz estaba cargada de afecto, como si estuviera viendo a mí madre a través de mí–.
Lo cierto es que, tanto mí padre como el señor Velasco; estaban perdidamente enamorados de mí madre en su juventud. Pero mamá eligió a papá, entonces Edward tuvo que seguir adelante con alguien más.
Ingresamos al salón, observé el lugar, estábamos rodeados de la élite más exclusiva. Désde los más grandes y peligrosos mafiosos, hasta los más poderosos empresarios.
Todos aquí son posibles futuros inversionistas, debo tener cuidado y ser profesional. Al menos eso pensé, hasta que lo vi.
Ahí estaba él, Daven, ingresando al salón con un impecable traje negro y, a su lado, estaba Marizza. Quien me observaba con satisfacción.
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...Hagamos fila para matar a Daven☠️☠️...