Renací Para Salvar Al Villano

Elenor

Al atravesar por completo el bosque blanco. Habíamos llegado a una zona donde el tiempo era totalmente opuesto. En el camino, el césped se veía cada vez más sobresalir de la nieve hasta que hay un punto donde hay un sendero sin ella. Alessandro me baja sin problema con sus dientes.

Nada más me costó voltear dos segundos y él ya estaba en su forma humana. Alzando un poco su mano, me pide lo siguiente.

— Elenor... La ropa.

— ¿Eh?— lo miré tan confundida como él lo hacía conmigo pero con un tono molesto.

— ¡No me digas que-...!

Lo callé de inmediato al sacar su pantalón y camisa que estaban dentro de mi capa de invierno, que a su vez me quitaba el manto por el cambio de clima.

— ja. Debiste ver tu cara de susto. No te preocupes. No dejaré que el emperador ande desnudo...

Acercándose a mi con molestia. Me toma por la cintura baja y pega su cuerpo contra el mío, dejando caer la ropa.

— no te permito que te burles de tu emperador... ¿Lo has entendido, Elenor?

Sosteniendo su mandíbula, besa delicadamente mis labios, sus manos se deslizan a mi pecho. Lo detuve rápidamente al oír pasos distante que se acercaban. Le susurré.

— ¡Alessandro!... ¡Ponte la ropa rápido!

— ¿Y?... Sea quien sea ha visto un cuerpo desnudo, no tengo que sentir vergüenza por ello.

— ¡Que te la pongas dije!

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Narrador.

Tras varios intentos de obligación. Elenor había ganado la batalla, otra vez. Ella sale feliz y alegre de los árboles, tan solo le faltaba a él ponerse la camisa.

— yo creo que ya no hay nadie... Vamos...— la chica volvió a mirar al frente pero en ese mismo instante chocó contra algo.

No, no era un árbol, pues los árboles no hablan como un depredador.

— pero que tenemos aquí... Una conejita que se perdió... ¿Como te llamas?

Un hombre robusto de un buen tamaño, campesino por lo que vestía y borracho por como olía. Elenor se tapó la nariz y por su naturaleza le respondió.

— agua y mucho jabón.

— extraño nombre... Pero no importa, eres muy linda para estar sola aquí e indefensa. Ven a mi casa, allá estará bien atendida.

Al intentar tocarla. Elenor aprovecha la abertura entre sus piernas y con su rodilla golpea fuertemente su miembro.

— ¡Mi nombre es Elenor y no soy una mujer indefensa!

Agarrándose su miembro con dolor. El campesino le temblaban las piernas igual que su voz.

— ¡Maldita~... Zorra!— se reincorpora y aclara con gran enfado— ¡Ya verás-...!

Y lo que vio él fue un gran puñetazo que salió de imprevisto de los árboles. Fue tan rápido que no sintió la presencia de su atacante.

Elenor estaba seriamente atrás de Alessandro. El emperador que no dudó en cubrir su puño con algo de hielo para intensificar el golpe.

— ¿Quién eres tú para insultar y querer tocar a mi mujer? ¡¿Ah?!

Aquel sujeto quedó tendido en el suelo, el golpe fue demasiado fuerte como para que pudiera estar consciente. Elenor ve a un lado y le dice con media sonrisa.

— ¿De verdad soy tu mujer?

— ¿Que?... Hace un momento había un hombre que estaba a punto de hacerte daño ¡¿Y lo único que me preguntas es eso?!... ¡Me estás volviendo loco, mujer!

— tu mujer...

— ay, ya vámonos...— la tomo de la muñeca y la arrastro.

Elenor sabía muy bien cómo molestar a Alessandro. Sin embargo, estaba agradecida por haberla defendido.

Habían llegado a un pueblo no muy lejano. Ella queda emocionada, tenía tiempo que no veía más personas que fueran del castillo. El lugar era alegre, con mucha gente y bullicio por el momento. Hoy era un festival que se celebraba en ese pueblo.

Alessandro pensó que no habría tanta actividad en este lugar, pero se equivocó. Elenor ve el rostro molesto de él, y aunque él siempre se viera así, ella sabia en que momento estaría mas disgustado.

Elenor.

— ¿Que ocurre?... ¿Que es lo que no te gusta?

— la gente.

— ¿Eh?... ¿Y por qué hemos venido aquí si no te gusta?

— por tí.

— ¿Ah?

— sé ve que te gusta este tipo de cosa tan molestas... Las odio, sí, pero me gusta más cuando sonríe por esas cosas tontas.

Simplemente desviaba su mirada de la mía. Aunque lo dijo sin alguna emoción podía sentir que no era así. Él siente, está volviendo a sentir empatía por los demás aunque sea muy pequeño. Estaría un poco feliz, sin embargo, sé que esto le causa un dolor agudo en su corazón. Sé que él no me lo va a decir, aún así...

Tomé su mano y lo obligué a verme.

— Alessandro...

— no... Elenor— me respondió secamente— no me preguntes por el dolor, ya que no te responderé. Tú preocupación podría ser peor que el mismo dolor.

— pero-...

Me besa para callar mi palabra. Sin embargo, susurra en ellos.

— solo disfrutame mientras puedas...

Lo miré sorprendida.

«¡¿Él sabe que le queda poco tiempo?!... ¡De lo contrario, no me diría eso!»

Jaló de mi mano para caminar entre la multitud. Cabizbaja, pensaba en ello.

«era entendible que supiera como se sentía. Era su cuerpo y no había más nadie que él que supiera como estaba. Por supuesto que no sabía que estaba así por una maldición, pero si tenía sabido que muy pronto podría dejar de latir su corazón»

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Narrador

En el castillo del emperador. Derek se moría de aburrimiento en la espera de su hermano. Divagando en su mente, él solo piensa en lo siguiente.

«Elenor no ama realmente a Alessandro. Por lo que pude sentir ante su respuesta apresurada, analicé que solo siente un apego emocional a él. No quiere perderlo, y siente lástima por ello... Y Alessandro, es difícil saber si la quiere sinceramente, es la primera mujer que lo soporta así que podría ser por curiosidad sus sentimientos hacia ella, querer saber mas de Elenor hace que sigan a su lado. La verdad se sabrá cuando uno de los dos este al borde de la muerte... O eso es mi teoría sobre el amor verdadero»

— ja... Nosotros, los seres humanos no sabemos que es lo que amamos hasta perderlo...

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