No Seré Esa Villana

Esa misma noche a la mansión llegaba un monje de la capilla, muy apurado…

- Buenas noches, perdone la hora, pero necesito ver a Lady Blanch

- Disculpe, pero la señorita no desea ver a nadie…

- Por favor es importante, solo debo entregar una carta…

- Lo siento, pero Lady Blanch no desea ser molestada…

- Es importante, por favor…

Miriam la muchacha que atendía a Catherine, se había convertido en su doncella y al ver la insistencia y desesperación del monje, fue a buscarla… ella que se encontraba, diseñando en su cuaderno unos nuevos vestidos…

- Mi Lady, perdone la interrupción, pero un monje del pueblo trae una carta para usted…

- Bien, tráeme la carta y denle algo de comer o beber… hasta aquí escuche su voz desesperada…

Catherine abrió la carta e inmediatamente la arrugo…

[¡Maldito imbécil, cree que todavía soy esa idiota a quien solo podía darle ordenes]

- ¡Miriam!

- Dígame, señorita…

- Que el monje no se vaya, que espere mi carta de respuesta para que la envíen a palacio…

- Sí, mi lady…

[Veamos, como le puedo responder para bajarlo de la nube… no puedo insultarlo ¿o sí?, no, eso sería demostrarle que aun me importa, intentare ser políticamente correcta…como un correo corporativo, sin emociones]

Después de varios intentos, Catherine estaba conforme con su escrito…

“Príncipe James: Junto con saludar, informo que no volveré a la capital. Solicito pueda enviar el acuerdo de ruptura del compromiso, según lo conversado. Atentamente, Catherine Blanch, Duquesa de Blanch”

[Bien, se pondrá furioso y la próxima carta que reciba seguramente será mi carta de libertad…]

El monje salió de la mansión sorprendido por la hospitalidad de los Blanch, ya que una vez, había escuchado en la capital, que la hija del duque era una mala persona, pero por lo que pudo ver, era una mujer noble muy amable con su gente…

Al día siguiente, mientras el príncipe le reclamaba a su asistente por comer el mismo desayuno del día anterior, fue notificado que tenía varias cartas…

Príncipe: Oliver deja que se acumulen las cartas en la oficina de…

Oliver: Majestad, esta carta es de su antigua prometida…

Príncipe: ¿De quién?

El príncipe inmediatamente le quito la carta de las manos y comenzó a leerla…

Príncipe: ¡Maldición! ¡Que se cree esa niña!

El asistente recogió la carta del suelo y la leyó también…

Oliver: Había olvidado que Lady Catherine era la duquesa de Blanch… ahora que su padre no está es una mujer muy poderosa, no solo es hermosa… si no…

Príncipe: ¡Sal ahora mismo de aquí!

Oliver: Pero majestad, yo…

Príncipe: ¡Ahora!

[Creo que he sido muy suave con esa chiquilla, no se puede negar a venir, es su obligación, ¡Soy el maldito príncipe heredero!, lo que yo diga es una orden, antes nunca se atrevió a cuestionarme, jamás ignoro una orden directa… ella me amaba, escribía mi nombre, me miraba solo a mi… ¿y si la mando a arrestar por desacato a la autoridad?... No… no, cuando su padre o el mío se enteren, tendré mas problemas, además, en el calabozo tampoco me sería útil… pero, ahora ella esta disfrutando, en esa maldita mansión, nadando, cabalgando y a las risitas con los hombres de ese lugar, mientras yo tengo que manejar el desastre que ella dejó… Volveré a esa maldita mansión y la traeré de vuelta, unas palabras bonitas y un poco de atención, hará que me vuelva a adorar como lo hacía… como siempre lo hará]