Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 11
Liora
La espera en el aeropuerto se sentía interminable. A pesar de la incomodidad de la situación y de las heridas que aún dolían, me sentía emocionada y nerviosa al mismo tiempo. No podía evitar echar miradas furtivas a Viktor, recordando ese momento en el coche en el que casi me había besado. Mi mente estaba llena de preguntas y sentimientos confusos, pero decidí centrarme en el viaje que tenía por delante.
Finalmente, llamaron a nuestro vuelo a Italia, y nos dirigimos a la puerta de embarque. Dimitri caminaba a mi lado, siempre atento, mientras Viktor se mantenía un poco más alejado, inmerso en sus propios pensamientos.
Durante el vuelo, me senté junto a Dimitri, mientras Viktor ocupaba el otro asiento elegante que estaba al frente de nosotros. No podía evitar mirarlo, no podía evitar mirar como su camisa se ponía más apretada cuando hacía un movimiento, no podía evitar con esos lentes cuadrados con marco oscuro lo hacían lucir más sexy de lo que era. La tensión era palpable, Dimitri se esforzaba por mantener el ambiente relajado. Me habló sobre lo que podría esperar en Italia, describiendo la belleza de los paisajes, la comida deliciosa y la calidez de la gente. Lo escuchaba con atención, tratando de distraerme de la incomodidad física y emocional.
Cuando finalmente aterrizamos en Italia, sentí una mezcla de alivio y ansiedad. No sabía qué esperar, pero la presencia de los hermanos Drago me daba una sensación de seguridad, aunque mi relación con Viktor fuera compleja.
—Bienvenida a Italia —Dimitri me dio una sonrisa, mientras me daba palmadas en la espalda. Era como el hermano mayor que jamás tuve, porque ninguno se veía de otra forma, pero si me preguntaba por Viktor, sabía que no iba a dudar en lanzarme encima.
El proceso en el aeropuerto italiano fue largo y tedioso. Dimitri se encargó de todo el papeleo, asegurándose de que tuviera todos los documentos necesarios. Los funcionarios de inmigración revisaron mi pasaporte recién emitido, y aunque hubo algunos momentos de tensión, todo salió bien. Dimitri se aseguraba de que no tuviera que preocuparme por nada, mientras Viktor se mantenía cerca, observando todo con su mirada severa.
Después de pasar por la aduana, vinieron a recogernos en un carro muy lujoso, los Drago eran conocidos en Italia, vivían a las afuera. Durante el trayecto, no pude evitar admirar la belleza de Italia. Las calles estrechas y empedradas, las fachadas de las casas decoradas con flores, y el bullicio alegre de la gente eran un contraste completo con lo que había dejado atrás en Colombia.
Llegamos al apartamento, un lugar amplio y elegantemente decorado que emanaba calidez y hospitalidad. Los padres de Dimitri y Viktor nos recibieron con los brazos abiertos, mostrando una amabilidad que hizo que me sintiera un poco menos nerviosa.
—Bienvenida a nuestra casa, Liora —dijo la madre de los hermanos Drago con una sonrisa—. Esperamos que te sientas como en casa.
Quede por un segundo fuera de base cuando me abrazo, era Dimitri y Viktor en versión mujer y un poco más bajita, sin ojos azules.
Cuando me presentaron a su papá, sus ojos eran iguales a los dos hombres. Dios mío, era muy guapo, ¿así se vería Viktor cuando tuviera su edad? Quedé un poco sorprendida, incluso sentí una risa de parte de Dimitri.
—Deja de mirarlo así, Liora —Me dice mi antiguo doctor y lo miro entrecerrando los ojos —Yo sé que mi hermano se verá así en el futuro, entonces dale tiempo —Abro mis ojos sorprendida, ¿se había dado cuenta?
Por la mirada de los padres, habían captado la situación, el único confundido era Viktor. Maldita sea, yo quería que se diera cuenta solito, pero no. Ese hombre ruso/italiano necesitaba mucho más para darse cuenta de que me gustaba y me volvía cachond*a de inmediato.
La madre de ellos es la que indica donde queda mi habitación, estaba decorado de un montón de lila, absolutamente toda la habitación.
—Discúlpame, siempre quise tener una hija y cuando Dimitri me describió la situación, quise organizar para que te sintieras de la mejor forma —Me sonrojo un montón, era demasiada linda, era una mamá.
—Gracias, nunca me había sentido tan bien —Me vuelve a abrazar —Por favor, cuida a mi hijo, le hicimos mucho daño en el pasado.
—¿Qué quiere decir? —Ella se aleja, sus ojos reflejaban casi el mismo dolor que trasmitía Viktor.
—Algún día mi hijo te contará la historia, no me corresponde decirte la realidad de nuestra familia —Había quedado más confundida que antes, ¿en qué me había metido?
Dos días pasaron fácilmente, en medio de eso supe que la familia Drago era demasiado poderosa, no sabía hasta donde llegaba esa palabra hasta que vi la casa que tenían y que los empleados siquiera les hablaban, solo era lo estrictamente necesario.
En cambio, yo, le quería hablar a todo el mundo, quería conocer un montón este lugar. Mamá Drago, como yo le decía, me había llevado por las tiendas de Italia para comprar ropa, para comprar lo que quisiera, ya sabía a quién había salido Viktor cuando me compro todo lo de la manzanita, celular, tablet, de todo.
Ahora tenía un montón de ropa para salir en esta temporada, también quería llevarme a muchos eventos que eran importantes, pero los hermanos se habían negado diciendo que era mala idea.
—¿Dónde está Viktor? —Pregunto a una empleada, era la única que hablaba español, yo estaba confundida en este lugar, me había perdido ya tres veces.
—El hijo mayor se encuentra en su despacho, dijo que podían molestarlo.
—No creo que a mi hijo le moleste que ella lo visite —La voz del papá Drago hace eco en mi cabeza, Dios mío, era la viva imagen de Viktor o bueno, al contrario, Viktor era la viva imagen del señor.
—No quiero ser una molestia —Le digo con una breve sonrisa. Dios mío, no podía contener la alegría de ver como se vería Viktor cuando fuera más mayor, aunque ya tenía algunos pelos blancos que lo hacían lucir mucho mejor.
—No lo serás, ven conmigo, te llevaré donde él —Asiento mientras trato de seguirle el ritmo, pero tenía unas piernas muy largas, incluso mi 1'70 quedaba corto al lado de él —. La primera vez que mi hijo menor me habló de ti, tenía muchas dudas, pero al ver como te mira mi hijo, podrás hacer la diferencia en nuestra familia —Se para en frente de una gran puerta —Bienvenida a la familia.
Es entretenida