Emma con 18 años llega a trabajar a la empresa Lamborghini, cuyo dueño es Osvaldo un CEO prepotente, que no cree en el amor. Los años pasan y ella se vuelve una profesional, que por cosas de la vida, se vuelve su secretaria, las cuales se convierten en sus amantes. ¿Ella aceptara ser su amante?.
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Cómo si nada
Osvaldo iba abriendo sus ojos, pero sentía en su pecho, algo que le pesaba, al percatarse, que era una melena ondulada, regada en su pecho, se acordó, de lo que había hecho anoche.
Giró su rostro hacia la ventana y pudo ver el amanecer, otra vez se había quedado a dormir con una mujer.
Se la quitó de encima despacio, camino hacia el baño, hizo sus necesidades y se vistió, él había condicionado el departamento con ropa de él y había comprado ropa para ella, para no estar pidiéndole a su chofer.
Por primera vez, en la vida, le había puesto un departamento a una mujer, sus anteriores amantes, vivían solas o si vivían con alguien, apenas se hacían sus secretarias compraban un lugar para recibirlo a él.
Pero Emma no tenía interés de comprarse uno, así que le tocó comprarlo él.
Bajo la cocina y se preparó un café, al terminar se fue, mientras bajaba en el ascensor, una sonrisa de satisfacción se mostraba en su perfecto rostro, al saber que ahora él, la había dejado abandonada.
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El celular de Emma sonó, arrastrándose cómo pudo, encontró su bolso, contestó sin ver la pantalla.
Emma- halo_ medio dormida
Alan- hola Emma, disculpa que te despierte, quería saber si quieres que te recoja_ emocionado.
Emma no entendía, hasta que abrió sus ojos por completo, se giró para ver a su alrededor, se acordó que Alan se había llevado su auto y sin pensar dijo.
Emma- no_ alterada.
Alan- que_ triste.
Emma recobro la compostura y dijo- No te preocupes, yo llegaré en el carro de mi amigo Beto, ya le dije a él, nos vemos en la empresa_ corto si más.
Una sensación desoladora se sintió en el corazón de Alan, cada vez que parecía que estaba más cerca de Emma se alejaba más.
Ella revisó su costado, por inercia tocó las sábanas y sintió frío, eso le daba a entender que su jefe se había ido hace tiempo.
Con el dolor de su alma, caminó poco a poco hasta el baño, llenó la tina puso todas las esencias que tenía y se metió a dar un relajante baño.
Minutos después salió mejor, pudo verse en el espejo, tenía marcas en su espalda, piernas, sus pompas estaban rojas con las huellas de las manos gigantes de su jefe.
Busco en los cajones, algo que ponerse y pudo ver el armario lleno de ropa de hombre como de mujer.
Se acercó a más y había un uniforme de la empresa para ella.
Pero este informe no era como los que ella tenía, ella usaba una falda más larga, pero está solo le iba a tapar lo necesario.
Se la puso y le quedó muy bien, resaltando sus caderas y ese trasero que lo tenía hinchado, busco su falda de ayer y se la puso, no saldría con esa cosa que la hacía ver toda su retaguardia.
Bajo a la cocina y pudo ver que habían preparado café, tomo una taza, se tomó unos analgésicos, para el dolor de su cuerpo y se dirigió a trabajo.
Al bajar en el ascensor, pensaba tomar un taxi, pero encontró a Marlo, el chofer de su jefe.
Marlo- señorita Buenos días, el jefe me dejó para llevarla a la empresa.
Emma vio la hora y si buscaba un taxi llegaría más tarde, así que aceptó, pero pidió que la dejara una cuadra antes, donde nadie la pudiera ver que bajaba de ese carro.
Marlo acepto con gusto.
Al llegar a la recepcion, saludo como siempre, se encontró algunos de sus compañeros y se dirigió a su escritorio.
Arreglo lo necesario y tocó la puerta de su jefe, cuando obtuvo el permiso, entro simplemente saludo, como siempre.
Emma- buenos días jefe, este es la agenda del día de hoy.
Osvaldo la miro de pies a cabeza, esperaba verla con esa diminuta minifalda, pero no la traía puesta, vio su rostro y pudo ver, que ella no se inmutaba, no había ni felicidad, ni enojo, no había nada, ella lo trataba como si nada había pasado, cómo podía hacer eso, pudo ver diferencias expresiones mientras, la hacía suya y ahora nada.