tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 4
Tener que dar explicaciones.
—Mi padre tiene ideas muy rígidas sobre la propiedad, doctor Cristaldi.
—Se preocupa por el bienestar de su hija soltera —contestó Caleb—, lo cual
aprecio.
—Deje que le recaliente la cena —dijo Madison poniéndose en pie.
—Mi cena está bien —dijo Caleb levantando una mano para detenerla. Se
colocó la servilleta en el regazo y agarró el tenedor.
—¿Ha dicho algo que le haya quitado las ganas de tenerme aquí? —preguntó
Madison volviendo a sentarse.
—Le he asegurado que tus intereses eran lo primero para mí y que cuidaré de ti
como un miembro de la familia.
—Gracias, doctor Cristaldi.
—Confiamos en ti. Viviendo con nosotros ahora, serás de gran ayuda cuando
nazca el nuevo bebé.
Eli les dirigió una sonrisa a su marido y a madison
Madison miró a todos los niños y finalmente a ismael. Siempre había tenido
la sensación de que él no aprobaba su presencia, no porque hubiera sido poco
amable, sino porque sentía sus reservas en lo que a ella respectaba. Su felicidad
disminuyó un poco, pero se contuvo y le dirigió una sonrisa. ismael se la devolvió vacilante, y entonces pareció advertir la mirada de
Ellie. Se levantó para llevar los pasteles y los colocó frente a su hermana para que los
cortara.
—Esta semana hay una subasta de caballos —dijo leo—. ¿Lo sabías, Caleb?
—Algo había oído. Aunque ya no necesito más caballos.
La expresión del hermano pequeño de Eli era esperanzada. leonerdo siempre
estaba hablando de caballos.
—He oído que alguien de Arkansas va a vender una pareja de Fox Trotters de
Missouri —comentó ismael
—¿Alguna vez has visto uno de ésos? —preguntó Leonardo
—Nunca. Tal vez deberíamos ir a echar un vistazo.
ismael prometió que asistirían juntos a la subasta.
—Vi a Mariana balert el otro día —dijo Caleb dirigiéndose a ismael
Fuiste al colegio con Mariana —le recordó Eli—. Se casó con ese tal Peter que
tiene una casa al oeste.
—Viven con el cuñado de ella, Milo Peter —dijo Caleb—. Milo está impedido
por una lesión en la pierna.
Sus conversaciones fascinaban a madison, que fue estudiando a cada miembro
de la familia con gran interés.
—zoe, fara, ¿me ayudán a preparar el croquet? —preguntó Caleb
apartando el plato. fara era poco más que un bebé y necesitaría su supervisión, pero
madison había observado que siempre la incluía—. Los abuelos llegarán enseguida.
Las dos niñas dieron saltos de alegría, y Eli ayudó a fara a bajar de su silla.
—¿Recuerdas a los padres de Caleb? —le preguntó Eli a madison—. Asisten a
la iglesia presbiteriana en Florence con la familia de su hermana Patricia, pero los
domingos vienen a pasar la tarde a Newton.
Madison asintió. Los había visto varias veces cuando se pasaban por la casa
durante la semana.
—Mi hermana y su familia también viven en florence.
—Debe de ser un placer cuando vienen de visita —dijo Eli.
—No vienen mucho de visita —respondió ella. No había visto a Rita ni a su
hermano, Jubal, desde hacía más de un año.
Caleb miró a sus hijos.
—ustedes, jovencitos, recojan la mesa y tengan cuidado con los platos.
Nic y Antoni se miraron antes de ponerse en pie obedientemente para recoger
los platos. madison nunca antes había oído a su padre encargarles una tarea de
cocina.
—Yo puedo recoger la mesa —se ofreció ella. —No —contestó Eli—. Los
chicos se encargarán mientras tú te ocupas de tus cosas —miró hacia el otro lado de
la mesa—. ¿ismael?
ismael dejó la servilleta junto a su plato y se levantó.
—No estoy seguro de cuál es tu habitación —le dijo a madison
—Te la enseñaré —contestó ella poniéndose en pie sin dudar.
ismael la siguió al vestíbulo y se agachó para recoger algunos bultos.
—Guíame.
ismael agarró una de las bolsas que quedaban y subió las escaleras.
ismael observó su mano en la barandilla para no sentirse tentado de estudiar sus
caderas contoneándose bajo su vestido azul.
cielo. lilas del valle, ésa era la delicada esencia que dejaba a su paso. Mientras
ascendía, el tejido de su falda susurraba secretos que no podía imaginar. No prestaba
mucha atención a la vestimenta de las mujeres, pero sabía que aquél no era un
vestido caro. De hecho, fijándose bien, el atuendo era más bien simple, sin rastro de
encaje ni adornos de ningún tipo. No los necesitaba; era tan hermosa como un día de
primavera.
Se controló y trató de frenar aquellos pensamientos inaceptables.
Madison se detuvo en el pasillo y señaló hacia una habitación, indicando dónde
debía llevar sus cosas.
ismael entró en la habitación. Había visto todos los dormitorios en un momento u
otro, sabía que había un par de ellos más en aquel extremo del pasillo, pero no había
estado mucho en el piso de arriba mientras ella vivía allí durante la semana.
Una amplia ventana ofrecía vistas al jardín lateral, y las cortinas blancas estaban
descorridas a los lados, revelando las ramas de un cedro. Junto a la ventana se
encontraba una mecedora. Jamás habría imaginado que aquélla era su habitación si la
hubiese visto por sí mismo. No había objetos personales a la vista.
El marco de metal de la cama era sobrio, y una colcha roja y azul cubría el
colchón. Se la imaginó durmiendo allí y se sintió incómodo. Deseó que Eli no le
hubiera encargado esa tarea.
Dejó las cajas en el suelo.
madison entró en la habitación y dejó sobre la cama la bolsa que llevaba.
—Traeré el resto —dijo él, y lo llevó todo a la habitación en dos viajes más.
—Gracias —dijo ella.
—¿Puedo ayudarte con algo más?
—Sólo tengo que colgar la ropa o meterla en los cajones. Para evitar pensar en
su ropa interior, Ismael miró el papel de las paredes.
—Deberías tener algún cuadro.
—Mientras empaquetaba mis cosas, me di cuenta de que no tengo mucho —dijo
ella.
ismael no había pretendido señalar eso en realidad. Simplemente buscaba
conversación para distraerse.
—Mi padre se opone a almacenar tesoros en la tierra, donde el óxido y las
polillas pueden corromperlo —dijo ella.
—No pretendía ofenderte.
—No me ofendo —dijo mirando hacia las paredes—. Eli dijo que nunca
habían usado esta habitación.
—Tengo unos cuantos cuadros enmarcados en casa que Eli se dejó —dijo él—.
Podría traerte uno.
—¡Es muy considerado por tu parte!
Su sonrisa podría haber iluminado una noche oscura, y casi se sintió
avergonzado porque no había hecho nada extraordinario para ganarse ese placer.
Compraste su antigua casa, ¿verdad? —preguntó ella.
ismael asintió y dijo:
—Aunque no vivo mucho allí. Mi oficina y mi consulta están en la otra casa. Los
caballos también, claro. Y casi siempre tengo animales enfermos a los que cuidar.
—¿Así que tienes dos casas?
—Eli me lo dice todas las semanas —dijo él asintiendo—. Mantengo la casa
del pueblo por si acaso necesito quedarme allí —miró a su alrededor—. Me alegro de
que estés aquí para ayudar a Eli.
—Yo también me alegro de estar aquí. Ahora puedo conseguir muchas más
cosas.
ismael no se había dado cuenta antes de que sus ojos eran de un intenso color
caramelo. La expectativa hacía que brillaran.
—¿Qué quieres conseguir?
—Quiero conocer gente y aprender todo lo que pueda —dijo ella—. Quiero leer
todos los libros que haya en la biblioteca pública y visitar todas las tiendas. Me
gustaría dar un paseo de noche. Tal vez incluso ir a algún lugar en tren.
Sus aspiraciones no le parecían gran cosa a ismael, pero su deseo por hacer cosas
normales era significativo. Había vivido bajo la tutela de su padre, y parecía que
ahora tenía otros planes. Tal vez no apreciara a un padre que se preocupara por ella.
madison frunció el ceño y miró hacia el buró como si estuviera pensando.
—¿Cuál es el problema? —preguntó él.
—Oh, nada —dijo ella levantando la mirada—. Pensaba que seguiré sin tener
mucho tiempo para hacer todo eso.
—Eli te ha dado dos mañanas libres cada semana —le recordó Ismael.
—Sí. Es cierto.
—Puedes ir a la biblioteca y a las tiendas en esos días, ¿verdad?
madison nunca antes había dicho sus sueños en voz alta y, tras revelar una
parte de su corazón a un extraño, se sintió algo avergonzada. ismael no pareció
particularmente sorprendido ni prejuicioso; de hecho, sus ojos azules mostraban un
gran interés.
Ella asintió, se agachó para levantar una de las bolsas y la colocó al pie de la
cama.
—Sí, por supuesto.
Ya se había controlado bastante y había vivido según las expectativas de los
demás. Sentía curiosidad por el sexo opuesto, fascinación por la relación que tenían
sus jefes y ansiaba desplegar las alas y experimentar la vida al máximo.
La vida estaba llena de posibilidades.Queria probarlas todas
—Esto no debería llevarte mucho tiempo —dijo Benjamín dirigiéndose hacia la
puerta—. Puedes reunirte con nosotros para el croquet cuando hayas terminado.
Su sugerencia la pilló por sorpresa. Por supuesto que había oído cómo hablaban
de jugar, pero no había imaginado que…
—¿Crees que sería bienvenida?
—Claro que sí —dijo ismael con una sonrisa—. De hecho, las chicas rogarán que
estés en su equipo, dado que Eli no jugará. La primera partida siempre es de chicos
contra chicas. No sé por qué. Te veo dentro de un rato.
Se marchó, cerrando la puerta tras él y dejándola sola en la habitación. Madison giró haciendo un gran círculo, disfrutando de la sensación de libertad.
Aún seguía teniendo la misma cantidad de trabajo, pero, por alguna razón, el hecho
de estar allí hacía que la carga pareciese menos pesada.
Al oír las risas de los niños, se apresuró a abrir la ventana. El cedro bloqueaba
gran parte de la vista, pero, a través de las ramas más bajas, pudo distinguir los
coloridos vestidos de las niñas. Caleb estaba ayudándolas a hacer algo en la hierba.
El sonido de una calesa en la parte delantera de la casa llamó su atención.
Desde su habitación no podía ver la fachada
(EL WE TIENE LA MENTE SUCIA☠️🌝)
FIN.👻