Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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Capítulo 23- Sustancia
Tras la ejecución de Edwin, el reino fue calmando, ya que el traidor había pagado su pecado. Killian, por otro lado, su mente estaba hecho todo un caos por aquellos recuerdos que habían regresado a su mente de la nada.
Ya habían pasado dos días desde aquello.
Pero esa mañana y último recuerdo le regreso, algo que no podía creer, puesto que creía que su muerte en el pasado era su último recuerdo; Sin embargo, no fue así, aquel veneno que Charlotte le había dado no había logrado matarlo del todo, su cuerpo se había enfriado y su corazón dejó de latir y por eso todos habían creído que murió y más por uno de los venenos más potente en el reino.
Aun así, su último recuerdo le da entender que él no murió, ya que había despertado en su tumba y había logrado salir, sin embargo, debido al veneno en su cuerpo, sabía que no tenía mucho tiempo y por eso pidió ayuda a los espíritus que protegen el reino.
Retroceder al tiempo.
Quería cambiar todas las cosas que habían pasado. Se había jurado así mismo que el mismo mataría a Edwin y por supuesto a Charlotte también, se había prometido a sí mismo que por nada del mundo volvería a casarse con la chica y menos amarla de nuevo, dejaría todos aquellos sentimientos atrás, para salvar a su madre y su reino, ya que el bastardo de Edwin también había matado a Melisa en la otra línea y eso lo supo por qué los espíritus le hicieron saber.
Y después de aquello su cuerpo colapsó totalmente muriendo, el veneno no hacía efecto de inmediato. Si una persona lo tomaba, dejaba su cuerpo frío y su corazón se detendría. Para luego despertar para morir con un dolor mucho peor, un dolor que tardaría días antes de consumirte por completo. Murió con un insoportable dolor por todo su cuerpo, pero lo que más le dolía era saber que la mujer que había amado durante toda su vida fuera la causante.
Aquellos espíritus le dieron esa última oportunidad a cambio que él cambiara el rumbo de las cosas y poder salvar el reino, pero algo salió mal, si bien regresó pero sin sus recuerdos.
Killian se sienta en la cama, masajes su cabeza, aquello era su último recuerdo en el pasado, pero no entiende por qué él volvió y no lo hizo con sus recuerdos y, en cambio, Charlotte sí, algo que era confuso.
Y lo más le molestaba era no poder odiarla, a pesar de sus recuerdos era imposible para él sentir algo como el odio por Charlotte. La amaba más que a nada de este mundo, y a pesar de aquellos recuerdos que lo hacían un caos total, era imposible sentir odio por ella.
Reaccionó cuando alguien tocó la puerta.
— Pase. — Ante sus palabras entró su secretario.
— Su alteza tiene que ver eso.
— Ahora no. — Susurro sin ánimos.
— Es sobre su majestad la reina, digo la señorita Charlotte. — Corrigió esté mientras que la mirada de Killian se posaba encima de él.
— ¿Qué pasa con ella?
— Ha llegado una carta de su parte. — Este le entrega la carta a Killian quien abre el sobre y saca el papel que había adentro.
— ¿Divorcio? — Musitó apenas al leer el título. Esto era una solicitud de divorcio de parte de Charlotte. Frunce el ceño y simplemente arroja la solicitud del divorcio lejos.
— Su majestad…
— Sal.
— ¿Pero usted se encuentra bien?
— ¡He dicho que salgas de una maldita vez! — Grito sin paciencia. El secretario hizo una leve reverencia y salió de la habitación.
Mientras en el marquesado, Charlotte se encontraba desayunando junto a su padre.
— Ya hice lo que pediste, hija.
— Gracias padre. — Agradeció con una sonrisa.
— Estás segura de lo que quieres hacer. — Curioseo preocupado.
— Estoy seguro padre, me iré después de que Killian haya firmado el divorcio, estoy segura de que lo recibiré en unas horas, pero aun si no lo envía, no me quedará más opción que irme, no puedo arriesgarme que el embarazo se esfume por el reino.
— Pero ¿Y el bebé qué pasará con el bebé?, sabes bien que estando embarazada no puedes divorciarte. No es bueno que ocultes un embarazo de la familia real. — El marqués está preocupado por su hija, por las decisiones que ella está tomando, pero como padre lo mejor que puede hacer es apoyarla y no dejarla sola en eso.
— No quiero que Killian se vea obligado a quedarse a mi lado solo por el bebé, mi mejor opción ahora es ocultar el embarazo hasta irme de aquí.
Regresando el palacio, Melisa se encontraba en la habitación de Killian con la solicitud de divorcio en la mano.
— ¿Qué está pasando entre ustedes?
— Madre.
— Si Charlotte envió la solicitud de divorcio, algo debiste hacerle. — Melisa, frunce los ceños, estaba segura de que no se había equivocado de elegir a Charlotte como la reina del imperio, para que todo esto esté pasando de la nada.
— Madre podrías dejarme solo.
— Más vale que vayas a buscarla y pedirle perdón por lo que sea que hayas hecho, no aceptaré nadie más en el trono que no sea Charlotte. — Dicho eso sale de la habitación de un portazo, mientras que Killian recarga su hombro en el sillón de la habitación.
— Si sigues tardando, ella ya se habrá ido. — Aquellas voces se hicieron presentes. Busco donde prevenían hasta que unas pequeñas hadas aparecieron enfrente suyo, las reconoció de inmediato.
— Ustedes.
— Si sigues tardando la perderás.
— Yo.
— El pasado es pasado, aunque ella te haya hecho daño en ese pasado, en esa línea del tiempo lo remedio y hasta te amo tal como lo hacías con ella. — Intervino una de las hadas.
— Y además todo eso lo hizo estando bajo una sustancia de manipulación.
— ¿A qué se refieren?
— Estuvo bajo una droga de manipulación poco conocida en este reino, pero es una droga tan fuerte que es capaz de controlar tanto las acciones de una persona como su mente. — Killian abre los ojos con sorpresa tras escuchar aquellas palabras. — Aquella droga proviene de una flor, si esa persona mantiene mucho contacto con ella poco a poco irá dañando su mente. Dime su majestad, ¿nunca noto ninguna planta cerca de ella? — Killian trata de recordar una y otra vez, y en eso un recuerdo llegó a su mente.
Recuerda cuando una vez vio la hermana o hermanastra de Charlotte entregando una planta en ese entonces ambas eran muy cercanas y él no le había prestado atención aquel detalle, pero si sus recuerdos no fallan después de eso Edwin volvió y todo comenzó, lo que podría significar que ellos habían preparado todo eso desde el principio.
— Lo ve. — Una de las hadas sonríe. — No solo usted sufrió, ella también ha sufrido, una segunda oportunidad es lo que merecen ustedes.
— ¿Dónde se encuentra ella y que está siendo en ese momento?
— Se encuentra empacado junto a su doncella, pero si se va ahora es más probable que la alcance. — Killian se levanta dirigiéndose hacia la puerta con rapidez cuando una de las voces de hadas lo detuvo.
— Ah, felicidades. — alzo una ceja sin entender. — Va a ser padre.
— ¿Qué? — No tuvo tiempo de asimilar aquellas palabras cuando una de las hadas lo interrumpen.
— Vaya ahora o llegará tarde.
Siguió el consejo del hada y salió de la habitación con rapidez, se dirigió al establo y tomó su caballo, subió arriba de este y galopó a toda velocidad en dirección hacia el marquesado.
«Espérame cariño, no te vayas.»