En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo XXI La novia fea
Punto de vista de Leonardo
Pasaron tres meses desde que traje a Valeria a vivir conmigo. Había pensado que si ella no estaba embarazada la dejaría libre después de un mes, pero siento que nuestra relación ha crecido mucho más, ella ya no se muestra tan apática conmigo, creo que está empezando a sentir algo más por mi que solo deseo.
Hoy iríamos a una boda de la hija de la familia Sarmiento, ellos eran una familia con bastante dinero, pero lamentablemente su hija no era tan agraciada, seguramente habían pagado una buena suma para que ese hombre aceptará casarse con ella. Estaba perdido en mis pensamientos cuando entró Valeria quien se veía hermosa.
“Ya estoy lista, está vez Mercedes se tardó un poco más de lo habitual”.
“Valio la pena la espera, te ves hermosa. Creo que las invitadas morirán de celos”. le dije besando suavemente sus dulces labios.
“No seas exagerado. Ahora mejor nos vamos a llegar tarde”. Respondió ella sonriéndome con tanta ternura.
“Soy muy afortunado de haberte conocido”. Dije, entrelazando nuestras manos.
Salimos de nuestra casa directo al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia. Era un lugar elegante, el color principal era el champán, mis padres también estaban invitados, solo espero que esta vez mi padre se mantenga alejado de mi esposa, no le voy a permitir que se meta en mis asuntos.
Después de saludar a algunos conocidos, fuimos a nuestros asientos, Valeria estaba extraña, parecía estar incómoda en este lugar. “¿Te encuentras bien princesa?”. pregunte preocupado.
“Estoy algo mareada, necesito ir al baño”. Respondió Valeria, ella se veía pálida. Así que fui con ella al baño.
Íbamos por el pasillo que daba a los baños, no quise dejarla sola ni por un solo segundo, asi que entre con ella a los sanitarios de las damas, en este punto no me importaba lo que otros pensaran. Pero no contaba que la novia estuviera en aquel lugar.
“Señor Rizzo, usted no puede estar aqui”. Dijo la Rosa Sarmiento apenada.
“Leonardo por favor espérame afuera, voy a estar bien”. Intervino Valeria sonriéndome. Sabía que solo lo hacía para que no me preocupara, pero en su rostro se podía ver que se sentía mal.
“No pienso dejarte sola, mi amor. Pienso que lo mejor es ir a una clínica”. Valeria me sonrió con ternura, no sabía por qué había cambiado su expresión tan rápidamente.
“Tranquilo, solo necesito ir al baño y ya se me pasara”. Su voz sonaba tan dulce, era la primera vez que me hablaba así. Bajo la mirada de advertencia de Rosa, no me quedo de otra que salir de los sanitarios. Aunque no me fui muy lejos, estaba esperando a mi esposa afuera por si me necesitaba.
Punto de vista de Valeria
Después de llegar al lugar de la ceremonia donde se casaría la pareja, empecé a sentirme mal, todo me daba vueltas y tenía ganas de volver el estómago. Le dije a Leonardo que iría al baño, pero el insistió en que me acompañaría, lo que no esperaba era que entrara conmigo a este. Al entrar encontramos a la novia ahí, fue algo extraño encontrarla en ese sitio, se suponía que ella debía estar en una habitación o algo así, esperando que fuera su momento.
Una vez Leonardo salió del sanitario, yo entré a uno de los cubículos y vacíe en contenido de mi estómago, era la primera vez que me sentía de esa manera, ni cuando me mataba de hambre me pasaban estas cosas. La novia no salió del baño, hasta que vio que yo estaba mejor. Esa muchacha me había caído bien, ella se veía hermosa en su vestido de novia, solo que en sus ojos se reflejaba una gran tristeza.
“¿Te sientes mejor?”. Pregunto la novia preocupada.
“Si, debe ser algo que me cayó mal y por eso me siento asi”. Dije sinceramente.
“¿Eres la esposa de Leonardo Rizzo?”. Pregunto con curiosidad.
“Si, estamos casados desde hace tres meses más o menos”. Respondí con sinceridad.
“Tienes mucha suerte, aunque todos dicen que Leonardo es un demonio, en realidad sólo es de apariencia”. Comento con seguridad.
“Si, Leonardo me ha demostrado que no todo lo que dicen de él, es cierto”. Respondí con una sonrisa en los labios. “¿Por qué estás en el baño?, se supone que deberías estar esperando para entrar a tu boda”.
“No te conozco, pero me has caído bien y ahora necesito a alguien con quien hablar. Realmente no me quiero casar, siento que soy demasiado fea y mi prometido es un hombre guapo que merece estar con alguien lindo como él”. Confesó la novia que se puso a llorar.
“No digas eso, me pareces una hermosa mujer, si tu novio no lo ha visto así, entonces no te merece”. Dije con sinceridad.
“Lo dices por compasión, mírame estoy hecha un desastre, ni el día de mi boda puedo verme hermosa”. Contesto la novia mirándose al espejo.
“¿Puedo ayudarte?”. Pregunte agarrando el maquillaje que ella tenia frente al espejo.
“Yo no tengo arreglo. ¿Cómo arreglar algo que nació defectuoso?”. Las palabras de la novia me tenían conmovida, no podía creer que alguien tuviera tan baja autoestima; sin embargo, no la iba a dejar con el maquillaje todo arruinado, había entendido que ella estaba en ese lugar tratando de arreglar el desastre que le hicieron anteriormente.
Logré convencerla de que me dejara ayudarla, yo no era una experta, pero Mercedes había trabajado tantas veces conmigo y me había enseñado algunas cosas para momentos de imprevisto. Me puse manos a la obra, aunque primero le dije a Leonardo que ya estaba bien y que iba a tardar un poco más, a él no le gusto la idea; sin embargo, acepto seguir esperando por un tiempo más.
Empecé limpiando el horrible maquillaje que le habían hecho, no entendía como alguien podía ser tan cruel, como para hacerle algo así el día de su boda. Después empecé poniéndole una capa ligera de base y así seguí embelleciendo a mi nueva amiga.
Ya no teníamos mucho tiempo, así que trabaje lo más rápido que pude y en aproximadamente media hora logré sacar la belleza de Rosa, ella me había dicho su nombre y yo le dije el mío, si íbamos a hacer amigas ni modo que la llamara la novia y ella a mí la enferma.
Al terminar la acompañe hasta el pasillo que la llevaría a su novio y Leonardo y yo nos fuimos a nuestros asientos. La expresión en el rostro de Leonardo era de asombro, no sabía por qué me miraba tan extraño.
Perdón es mi punto de vista.