Valien Daher, la heroína del imperio, rechaza firmemente el compromiso con el príncipe heredero. ¿Por qué? Porque ella es una reencarnada, ella sabe que su prometido la traicionará y eso la llevará a la muerte sin importar lo que ella hizo por su imperio.
Decidida a cambiar ese destino, Valien pide un compromiso, pero no con el príncipe heredero. Ella elige al archiduque Carl Pott, un hombre mayor y misterioso. ¿Podrá cambiar su destino siendo la esposa del archiduque?
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Final de la guerra.
Así pasaron tres años completos, donde el pan de cada día, era pelea tras pelea con los enemigos, tan solo pensando si podrían seguir con vida al día siguiente, sin embargo todo cambió por una noticia que le llegó a Valien.
Durante este tiempo, se dedicó a siempre entrenar y ser mejor, acabar con cada enemigo que pudiera, por ende, también reclutaba los espíritus de los caídos, sin importar del bando que fuesen, si ella les veía potencial, los quería tener en sus filas. Ya eran miles y miles de espíritus los que tenia bajo su mando, que incluso podría acabar ella sola con un ejército, pero le gustaba pelear y mientras no tuviera algo que se lo impidiera, lo iba a seguir haciendo.
Todo cambió cuando recibió una noticia departe de Kiara, aquel espíritu que había ido a observar al archiduque, aquel hombre que pensaba hacer su esposo, Valien. Estos años todo había sido normal, pues el hombre solo salía cuando le iba a entregar un informe al emperador, jamás se le veía en fiestas o bailes, entonces Valien estaba tranquila con eso, pero no después de lo que escuchó.
—»Mi señora, hay nuevas noticias sobre el archiduque. Ayer se encontró a una mujer en apuros y la trajo a una de sus cabañas, pero lo relevante en esto es que aquella mujer hizo todo con el propósito de encontrarse con su excelencia, ¿Qué debo hacer?«— daba el informe y pedía nuevas órdenes
—»Sigue vigilando como siempre, yo me haré cargo del resto«— su voz no se notó diferente, pero su rostro mostraba una expresión de enojo.
¿Quién se atrevía siquiera a mirar al hombre por el que está en ese mundo?, además, jamás se habló de alguien que quisiera estar cerca del archiduque, él solo quiso a Valien, la buena, la protagonista, la única heroína. Las dudas y preguntas inundaron su mente, tanto que esa noche no pudo descansar.
A la mañana siguiente, Valien estaba segura de una cosa, si desde el principio sabía quién sería el vencedor de la guerra, ¿por qué seguir haciéndolo más extenso?.
Sabía que era egoísta de su parte, pues pudo haberlo hecho mucho antes de haber perdido a muchísima gente, aunque no se iba a detener pensándolo muy seriamente, pensaba que si era ella quien tenía el poder, lo utilizaría para su conveniencia, además ella no estaba en ese mundo para ser la heroína de todo un imperio, sino más bien, sería solo la heroína de su familia y el hombre que siempre ha querido, pues a través de los informes semanales de Kiara, había aprendido a querer a un archiduque a lo lejos.
—Coronel, hoy nadie vendrá conmigo al campo de batalla. Yo me encargaré de todo. Hoy se termina está guerra— firme y decidida, montó su caballo y se dirigió al campamento enemigo, pues a pesar de haberse dado una tregua de días para descansar, ella estaba rompiendo el tratado.
Muchos de los soldados trataron de impedir que fuera, ya que eso sería traición y se tomarían represalias en contra del imperio, pero su sorpresa fue que a tan solo unos metros delante de Valien, venían en contra de ellos, aquellos que llamaban bestias, al parecer fueron enviados para acabar con los de Krator, de esa manera, Valien no sintió ningún tipo de remordimiento y sus espíritus emergieron en una nube gigante, negra y blanca, no importaba el color. Estos poseyeron a las bestias humanas y en segundos acabaron con ellos, pero claro eso no se iba a quedar así, Valien iría por aquellos que se atrevieron a enviarlos, entonces continúo su camino.
—Osaron enviar a sus bestias, muy bien. Me ahorraron muchas molestias, ahora todos ustedes, ¡mueran!— encontrando a un campamento desprevenido y feliz porque esperaban la victoria con sus bestias humanas enviadas, Valien hizo que sus espíritus actuaran y la masacre se dio lugar en un valle inhóspito y frío por la brisa de la mañana.
Aunque suene cruel, Valien no sintió nada más que satisfacción y tranquilidad, ahora podía ir con su futuro esposo y la familia que había dejado atrás, por eso no se detuvo a siquiera recoger nuevos espíritus, decidió marcharse enseguida.
—Soldados, magas, generales y coronel. Todo está terminado, regresemos a casa y proclamemos la victoria— no sabía muy bien como hacer las cosas, así que solo dio la noticia.
Un hurra se escuchaba muy fuerte, pero ella no le dio importancia, además de los 300 mil soldados que había, solo quedaban la mitad, los que veían el lado positivo, sabían que los números eran buenos después de tres años de estar peleando, pero Valien no sentía lo mismo por alguna razón, aunque en ese momento, solo quería partir rumbo a la capital y por fin ver a las personas que debió ver desde el principio.
—¿Cuánto tardaremos en llegar a la capital?— le preguntó al coronel, que nunca se apartaba de su lado.
—En dos semanas a más tardar estaremos ahí, capitana Daher— creía que sería mucho más tiempo, pero al escuchar lo que le dijeron, la puso muy feliz.
Todo el mundo podía descansar por fin y preparar todo para regresar a sus hogares, con su familia, además veían a Valien como su heroína, al parecer eso no había cambiado, solo que está vez, ella ni tomó en cuenta ese título vacío, ya que no creía merecerlo.
Cuando todo estuvo listo, todo mundo partió a excepción del general Sigfrid y compañía, pues esa era su zona de custodia y debía seguir así, por esa razón se quedaron por cualquier cosa que pudiese llegar a suceder, además si el emperador les otorgaba un premio al resto de los generales, a él le enviarían su parte.
Cómo se dijo, tardaron dos semanas en llegar a su destino, durante el trayecto llegaron las noticias al palacio, sobre la victoria de Krator sobre Siru, esto si que hizo feliz al emperador y mandó preparar todo un festín para recibir a los soldados que lucharon en la guerra. Por supuesto, las familias también estaban felices, pues aunque se escribían continuamente, necesitaban saber que de verdad aún seguían vivos sus familiares.
De la familia Daher, no se esperaba menos. La madre de Valien, comenzó con los preparativos para recibir a su pequeña hija, con sus comidas favoritas y una habitación limpia, además de informar a todos los empleados que la joven menor de la casa, estaba a punto de regresar. Lo que si no sabían, era que Valien se había convertido en la heroína de su imperio, lo que tomaría por sorpresa a toda la familia.
Te felicito por tan placentera obra 😉
me encanta la novela
muy buena trama y los personajes muy buenos