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La Debilidad Del Capo

La Debilidad Del Capo

Status: En proceso
Genre:Mafia / Equilibrio De Poder / Amor-odio / Romance de oficina
Popularitas:361.3k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Mauro Farina es el Capo de la mafia Siciliana y el dueño de Lusso, la empresa de moda más importante del mundo, y quiere destronar a sus competidores con la nueva campaña que lanzará.
Venecia Messina es heredera de la ´Ndrangueta y el cártel de Sinaloa, y su nueva becaria.
Mauro no ha olvidado el rechazo que sufrió a manos de esa pequeña entrometida hace años, y ahora que está a su merced se vengará de esa ofensa. Lo que él no sabe es que Venecia viene para quedarse y no se dejará amedrentar por él.
¿Quién ganará esta batalla de voluntades?
Te invito a descubrirlo juntas.

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Problemas

Venecia

El ruido de un taladro, taladrando mi cabeza, me despierta.

Abro los ojos, y los vuelvo a cerrar cuando el taladro llega al lugar más sensible de mi cráneo.

Llevo mi mano a mi cabeza, y sorpresa, no hay taladro.

¿Qué mierda?

¿Por qué duele tanto?

Cierro los ojos y, curioso, tampoco hay ruido.

Creo que estoy imaginando cosas.

Intento abrir los ojos de nuevo y siento el mismo dolor de antes taladrando el centro de mi cerebro.

¿Qué está pasando?

Trato de incorporarme y jadeo al darme cuenta de que no llevo brasier ni blusa.

–No. No. Por favor, no –digo mientras salto de la cama.

Un escalofrío baja por mi espalda cuando no reconozco la habitación.

Quiero llorar de alivio cuando veo mis bragas en su lugar junto a una falda que está a medio desabotonar.

Reviso mis bragas para verificar que todo esté en orden. Camino, corro y salto por la habitación, y no, no tengo ningún tipo de dolor.

–Gracias, Dios mío –susurro mientras me arrodillo y elevo una oración silenciosa.

No soy católica, ni siquiera sé en qué creo, pero en este momento me siento tocada por la misericordia de un ser todopoderoso.

Mientras busco mi ropa trato de recordar qué fue lo que hice ayer, pero todo está borroso. Recuerdo el bar. Recuerdo los vasos de vodka desfilando frente a mis ojos, y luego, todo está en negro.

Me agacho y reviso debajo de la cama y nada. Gateo por todo el lugar buscando mi ropa cuando escucho la puerta abrirse a mi espalda.

–¿Quieres provocarme una embolia o algo?

Me giro bruscamente cuando escucho la voz de mi jefe.

¡Sí, mi jefe!

El mismo al que le rechacé un baile hace años.

El mismo que no me quería en su empresa.

El mismo que pudo haberme despedido y no lo hizo.

Suelto un grito y luego sollozo cuando el dolor de cabeza vuelve con toda su furia.

Todavía en el suelo, comienzo a tirar del edredón para cubrir mis pechos.

–¿Qué… qué está pasando? ¿Qué hago aquí? ¿Qué es esto? –pregunto mientras me obligo a incorporarme. En el suelo estoy en desventaja.

–¿No recuerdas nada? –pregunta curioso mientras me entrega mi ropa.

Niego con mi cabeza.

Abrazo mi blusa y mi brasier mientras lucho contra la desagradable sensación de saber que Farina tocó mi ropa.

Se acerca unos pasos y yo retrocedo, asustada.

Sus labios se elevan en una sonrisa juguetona, que hace que mi corazón comience a brincar dentro de mi pecho.

–Ayer me montabas como toda una profesional y hoy te asustas de mí –suelta con diversión.

Siento como toda la sangre abandona mi cuerpo.

–¿Montaba? –pregunto en un susurro estrangulado.

Muevo mi cadera con brusquedad para ver si siento algún dolor, pero nada.

–La debes tener muy chica si no siento nada –digo y quiero morderme la lengua en el momento en que me escucho.

Venecia, mantén la puta boca cerrada.

Los ojos felinos de Mauro se oscurecen. Toma mi barbilla y me acerca a su cuerpo, que desprende fuego. –Ayer no escuché quejas mientras te sentabas sobre ella. Y si mal no recuerdo, te gustó lo que sentiste –dice con esa voz ronca y deliciosa.

Mi cuerpo se inclina al suyo mientras siento como su mirada ardiente derrite hasta el último de mis huesos.

–Quizá necesite un recordatorio –digo sin pensar.

Mauro ríe a mandíbula batiente. –Apuesto a que querrías.

–No. No quise decir… ¡Ah, olvídalo! –espeto y paso delante de él–. Me he convertido en una zorra –mascullo molesta mientras lucho con el brasier–. Pero yo quería olvidar a Iván… Bueno, eso es lo que obtienes cuando te comportas como una zorra.

–Yo no sería tan duro conmigo si la situación fuera al revés –dice mientras sus manos sujetan el brasier a mi espalda–. Déjame ayudarte. Generalmente, soy muy bueno sacándolos, pero siempre hay una primera vez.

Lucho contra la vergüenza, pero me rindo cuando recuerdo que hace unas horas estuve sentada sobre su polla y quizá qué más cosas hice.

–Te importaría recordarme qué fue lo que pasó –le pido. Ya que estoy en el camino de la vergüenza, más me vale recorrerlo hasta el final.

Sus nudillos acarician mi espalda y un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

–¿Tienes frio?

–No precisamente –respondo y me alejo cuando el brasier ya está en su lugar, donde nunca debió salir. Me giro para enfrentarlo–. ¿Qué fue lo que pasó?

Mauro acaricia mi mejilla con sus nudillos, provocando nuevos escalofríos.

–Bebiste demasiado.

Pongo los ojos en blanco. –Creo que eso ya lo sé –digo tocando mi cabeza.

Mauro me pasa mi blusa y me apresuro a ponérmela.

–Y Claude quería llevarte a su casa –dice mientras me ayuda a abotonar mi blusa. Al parecer no soy lo suficientemente rápida para don sonrisas eróticas–. Listo –dice y cómo no, vuelve a sonreír con esa maldita sonrisa.

Me estoy poniendo cachonda.

Miro el nacimiento de su cuello y el comienzo de sus pectorales gracias a que lleva una camisa semi abierta. Su piel brilla contra la luz de la mañana y quisiera poder recostar mi cabeza ahí, pero me obligo a retroceder.

Basta de malas decisiones.

–¿Por qué no estoy en la casa de Claude?

–¿Preferirías estar en su casa?

Niego con mi cabeza y hago una mueca cuando me duele tanto, que tengo que cerrar mis ojos por unos segundos.

–Ahora mismo, no sé qué es lo que prefiero. Lo único que quiero es un analgésico y un jugo de naranja –digo cuando siento mi boca amarga.

Mauro vuelve a sonreír y tengo que darle un palmetazo.

–Hey –me acusa.

–No sonrías así –exijo–. No es bueno para mi salud mental.

Vuelve a sonreír, y ahora su sonrisa alcanza sus ojos. Unas hermosas arruguitas surcan sus ojos y puedo sentir como caigo por esa maravillosa sonrisa.

Papá tenía razón. Los hombres como Mauro vienen con un arsenal completo diseñado para conquistar a chicas ilusas como yo.

–Antes de que me golpees, bajaré unos minutos a la farmacia de la esquina y te traeré un analgésico. En el refrigerador hay jugo fresco de naranja.

–¿No tienes nada para el dolor?

–No. No me gusta tener analgésicos a mi alcance.

–¿Por qué no? –pregunto confundida mientras me siento en un enorme sofá de cuero color crema.

–Porque no puedo controlarme –susurra tan despacio, que dudo que haya querido que yo escuchara–. Vuelvo en diez minutos –dice antes de desaparecer por, el que creo, es el hall de acceso de este enorme departamento.

Si no fuera por el dolor de cabeza que tengo, correría a la terraza y disfrutaría de las vista de Milán. Pero no creo que sea saludable salir a la luz directa. Apenas puedo soportarla desde esta distancia.

Trato de recordar qué fue lo que hicimos anoche, pero todo está bajo un manto de niebla. Recuerdo los dedos de Claude sobre mi trasero.  Recuerdo haber querido irme con él para intentar olvidar a Iván, recuerdo…

–Oh –jadeo cuando retazos de mi memoria comienzan a volver.

Estuve sobre el regazo de Mauro rogándole que me besara.

Oh, mierda.

Estoy en tantos problemas.

El timbre suena, distrayéndome del festival de autocompasión.

Suena varias veces sin detenerse.

Camino buscando el interfono y por suerte lo encuentro. Ese sonido solo hacía empeorar el dolor.

–¿Sí?

–Es su madre, señor.

–Oh. Mauro no está aquí –digo cohibida–. Pero hágala pasar.

Farina me matará si dejo a su madre esperando en la calle.

Camino buscando el hall de acceso y mi boca cae abierta cuando en vez de una puerta hay un elevador.

¡El elevador llega a su propia sala!

Las puertas ser abren y una mujer de más de cincuenta años, pero muy atractiva, sale furiosa de él.

–¡¿Dónde está mi dinero?! –grita antes de empujarme a un lado y entrar a la sala–. ¡Mauro!

Sus ojos, iguales a los de Mauro se clavan en los míos, y sé, antes de que abra la boca, que esa mujer y yo tendremos problemas.

Graves problemas.

1
Sonia Sofia Pedraza
Excelente
Monica Raquel Martin
si Mauro primero pritegela de vos y después de.los demas
Graciela Ahumada.06
Bueno
yuraima maldonado
Excelente
Dolores Hernández
un sueño hecho realidad para ambos aunque ya se conocían pero por miedos e inseguridades no pudieron estar juntos cuando se conocieron por primera vez en aquel baile en esa boda con el rechazo de Venecia a bailar con Mauro todo quedó en pausa y ahora están viviendo su propia historia de amor y celebrando su propia boda lo que prueba que lo que la vida y el destino depara tarde o temprano se cumple y su destino era este vivir este momento juntos con amor y en una gran boda me encanta ver asta donde a llegado su amor qué Mauro y Venecia están viviendo cada momento felices esperamos ver cuándo ella finalmente le confirme que serán padres su felicidad será completa gracias escritora Bello felicidades 🤗 me encantó el capítulo muchas gracias éxito y bendiciones 🙏👍
Karime
Hermosos votos de amor digno de ellos
Y yupi por un momento pensé que nos perderíamos el vestido, los zapatos estuvieron wao
Faltan los bebes
Nini Marin
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Nini Marin
esta guapísimo y la protagonista igualmente
Enirce Lopez
Excelente capítulo, Mauro no merecía menos y ella tampoco. Amé los Zapatos de la Novia, je,je,je.
Dulce María Canelon Marin
Desearía leer la historia de Eva y de Massimo, para así también conocer los temores de el y dar mi opinión porque no se crean los hombres igual que las mujeres aveces se ven fuerte pero no lo son y alomejor el tabú y el miedo a defraudar a otros es lo que hace que no se anime a amar libremente a eva
Blue 👻
el juez: yo que estoy pintado.....

el juez siente que lo llamaron por las puras dijo dos oraciones con suerte djfndjfbfbfbdndbb y ya se estaban besando dhdbbxbdbdbd....ni el si acepto dijieron kajdjddjjdj
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
siiiiiiii, que bellossssss
Lety 💞🌛🌹
hermoso capitulo o será que soy fan de las bodas si por mi fuera usaría un vestido de novia cada dia
Lety 💞🌛🌹
me acabo de enamorar preciosos
Margarita Ríos Giraldo
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Patricia Martinez
que hermosos zapatillas 😍
lisbeth mijares
DIOS,ame el capítulo felicidades querida escritora no me cansaré de decirte q escribes de una forma mágica me encanta.
Monica Centen
quiero unos 😣
lisbeth mijares
DIOS ya quiero leer la historia de Eva y Massimo cuando ella lo mande a volar y se valore y se quiera ella ,me encanta
Aracelis Durango
Venecia Farina y Mauro Farina. Hermoso capítulo por fin las cosas están donde tienen que estar
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