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Tío: Un Amor de Otra Vida

Tío: Un Amor de Otra Vida

Status: Terminada
Genre:Romance / Timetravel / Aventura de una noche / Grandes Curvas / Reencarnación / Enfermizo / Casada Con Mi Ex's Familiar / Completas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Wan Marte

Tras una muerte trágica, Sofía recibe una nueva oportunidad para corregir el pasado. En su vida anterior, fue despreciada por sus padres, que preferían a su hermana adoptiva, y traicionada por el hombre que amaba, responsable de su final.
Decidida a ser feliz, Sofía dejará todo atrás y valorará a quienes la amaron de verdad en ambas vidas.
Ella, una mujer plus size. Él, un hombre mayor y con discapacidad. Ambos rechazados por la familia y el mundo.
Mientras quienes los lastimaron se encaminan a la ruina, Sofía y Rafael avanzan juntos hacia el éxito y un gran amor.

NovelToon tiene autorización de Wan Marte para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11

Lucas tomó otro plato y comenzó a servir otras opciones de alimentos y luego lo colocó frente a Sofía.

Él la miró con un aire de satisfacción, algo que él creía que solo él sabía.

En el día de la muerte de Sofía, una situación peculiar sucedió.

Magda había invitado a Rafael a una cena, algo que ella consideraba como una maniobra para hacerlo reconciliarse con la familia.

Estaban todos allí, Sofía, Lucas, Rafael, Verónica y Magda.

La cena en realidad fue un fracaso.

Rafael no parecía interesado en las cosas que Magda decía. Él comenzó a servir a Verónica, en ese momento ella era la única socia que él consideraba. Ella decía estar con la mano adolorida después de haber trabajado en la planta del nuevo condominio de lujo que la empresa quería lanzar.

Para él era obvio que debía mimar a su mejor arquitecta.

Pero cuando se dio cuenta, Rafael lo estaba mirando con una mirada de juicio. Sofía estaba con la cabeza baja y casi se podía ver una lágrima resbalar en su rostro.

Él se irritó con aquello, en aquella época pensaba que Sofía era insensata y estaba celosa de Verónica sin ningún motivo.

Fue ahí que Rafael, tomó un poco de carne y colocó en el plato de Sofía.

Aquello lo hizo explotar, no podía aceptar que su tío estuviera intentando enseñarle cómo cuidar de su mujer.

Él tomó el plato de Sofía y lo empujó lejos, después tomó el tazón con aquella agua amarilla y se lo entregó a ella, diciendo:

—Sofía tiene compulsión alimentaria y está embarazada. No se meta en el cuidado con mi mujer, ¡usted no sabe de nada!

Sofía miró aquel tazón y dijo con la voz baja:

—En realidad, Lucas… mis exámenes están diciendo que estoy con desnutrición y necesito alimentarme mejor.

Aquello lo hizo enfurecerse aún más, ella lo estaba desmintiendo frente a su enemigo.

—¡Jajaja! ¿¡Ten vergüenza en la cara, Sofía!? ¿¡Tú, gorda de ese modo, sufriendo de desnutrición!? ¡Qué chiste! —Magda la atacó y él, con el orgullo herido alimentó el abuso.

—Sofía, no inventes mentiras, ¿está bien? ¡Eso solo me hace sentir asco de ti!

Sofía se levantó y corrió, llorando.

Rafael golpeó el cubierto en el plato y dijo:

—Si le sucede algo a Sofía, Lucas. ¡Voy a arrancarte la piel vivo!

Él giró la silla de ruedas y se fue.

Verónica, con los ojos llorosos, dijo:

—Lucas, yo creo que Sofía nos entendió mal. ¡Deja que yo vaya allá a explicarle todo!

Verónica salió y poco tiempo después se oyó un grito.

Él se separó con Sofía tirada en el suelo, con la mano en la garganta. Comida y pedazos de loza esparcidos por todos lados y Verónica con la mano sangrando.

—Lucas, yo solo quise darle a ella un poco de comida, ya que era lo que ella quería ¡y ella me atacó!

Él miró la mano de Verónica sangrando y se desesperó, aquella era la mano de su mejor arquitecta.

Solo después él descubrió que Sofía estaba teniendo un choque anafiláctico por causa de la alergia al maní.

Para él fue una fatalidad, Verónica dijo que no sabía y él creyó, hasta porque, ni él mismo sabía que Sofía tenía esa alergia.

En ese momento, Rafael apareció y se quedó al lado de Sofía. Él miró el plato que Lucas había acabado de colocar frente a ella y preguntó:

—¿Por casualidad eso es Chutney?

Magda respondió:

—¡Sí, lo es! Verónica me dijo que es su plato favorito, entonces pedí que lo hicieran.

—¡Sofía no va a comer eso! —Rafael dijo, empujando el plato para lejos.

Lucas se sintió ofendido, ya que servir aquel plato para Sofía era su forma de redimirse.

Él empujó el plato de vuelta hacia ella y dijo:

—¡Tío, por favor! ¡Quédese lejos de Sofía!

—¡Sofía no va a comer eso! —Rafael lanzó el plato directo a la basura, haciendo que todos se asustaran.

—¿Cuál es su problema, eh? —Lucas se levantó, irritado —Solo porque Sofía quiso conversar con usted hoy, ¿cree que es dueño de ella?

Rafael bufó, lo ignoró y tomó el celular, digitando un mensaje.

Después, tomó la mano de Sofía y dijo:

—¡Vamos, vámonos! No es seguro para ti almorzar aquí. Parece que a nadie aquí le importa que toda esta comida debe estar contaminada con maní.

Sofía sonrió y asintió en positivo y él se la llevó, dejando a todos atónitos.

—¿Maní? —Lucas dijo para sí mismo después se giró hacia su madre —¿Tiene maní en ese plato?

—¡Sí, tiene! ¿¡Por qué todo ese drama!?

Lucas se limpió la boca y se levantó, yéndose.

Él acabó de pensar que nadie sabía que Sofía tenía alergia al maní y Rafael además de saberlo, la protegió.

Así que salió, Sofía vio a Alexander esperándolos. Era el asistente de Rafael.

Ella no consiguió parar de sonreír cuando lo vio, recordando que en su vida pasada, él ya la había salvado.

Alexander quedó un poco avergonzado con el comportamiento de ella, pero mantuvo una postura impasible, conduciéndola hacia el coche.

Rafael la llevó a almorzar en un restaurante próximo de allí.

Al llegar, él luego preguntó si en el menú tenía algún plato conteniendo maní. El camarero negó, pero aun así él pidió que Alexander fuera personalmente a la cocina a supervisar la preparación de los platos de Sofía.

Después de oírlo preocuparse con ella como nunca antes vio a alguien hacer, Sofía dijo:

—Tío Rafael, gracias.

Él miró el celular y dijo, sin mirarla.

—No necesita agradecer. Solo recuerda lo que yo dije, tú no consigues protegerte, ¿viste cómo casi fuiste envenenada?

Sofía quedó avergonzada. En realidad Verónica ya había usado ese truco muchas veces para verla avergonzada.

Para ver a las personas asqueadas cuando veían el rostro de ella hinchado y lleno de manchas por causa de la reacción alérgica.

Era una de las formas que ella usaba para torturar a Sofía cuando ella se destacaba más que ella.

—Yo sé, tío… Aún estoy aprendiendo a defenderme. Pero eso no significa que yo no puedo ayudarlo. Cuando usted decida alejarse de los Fontes, yo puedo ser más útil de lo que imagina.

Las palabras de Sofía hicieron que Rafael parara de mirar los e-mails en el celular y volviera la atención hacia ella.

“¿Cómo ella sabía sus planes?” Él se preguntó.

—¿Qué te hace pensar que yo quiero alejarme de la familia Fontes?

Sofía percibió que habló de más y se corrigió.

—Digo, yo creo que usted debería pensar en alejarse de los Fontes, sabe. Usted tiene talento para vivir bien lejos de ellos.

—Hum, entiendo. —él dijo, aún desconfiado.

—Tío, ¿puedo hacerle una pregunta? —Sofía preguntó, desviando el asunto.

—¿Cómo sabía que yo tengo alergia al maní?

—Su ficha de funcionario.

—¿Cómo?

—Todo funcionario tiene una ficha médica. Es un procedimiento adoptado en la empresa para evitar accidentes.

—¿Y usted leyó mi ficha? —Sofía preguntó, impresionada, ya que ellos no acostumbraban trabajar juntos. Ella era del sector de arquitectura y Rafael como CFO, acostumbraba a lidiar más con el sector financiero.

Rafael se acomodó la corbata, un poco incómodo y dijo:

—Leí la ficha de todos los funcionarios. Alexander mismo tiene hipoglucemia.

Alexander apareció de repente acompañando al camarero.

Sofía, se giró hacia él, y preguntó:

—Alexander, ¿¡usted tiene hipoglucemia!?

—¿Hipoglucemia? —Alexander devolvió la pregunta, confuso.

Rafael carraspeó y él luego cambió la postura.

—Sí, señorita Sofía. ¡Pero no es nada serio!

—¡Es serio sí, Alexander! —ella abrió su bolsa y sacó algunos bombones de allá y le dio para él —¡Tome! ¡Caso se sienta mal coma uno!

—¡Gracias, señorita Sofía, pero yo soy diabético! —Alexander dijo, rechazando.

—¿Diabético? ¿Pero no era hipoglucemia?

—A veces yo tengo hipoglucemia por causa de la diabetes. —Alexander respondió, explicándose.

—¡Ah, sí! ¡Claro! ¡Claro! ¡Pero si necesita de ayuda, ya sabe! ¡Puede buscarme que yo consigo un dulce para usted!

Ella dijo con bastante simpatía, sorprendiendo aún más a Alexander, que luego pidió para retirarse.

—Tío Rafael, usted tenía que haberme explicado que la hipoglucemia de Alexander era por causa de la diabetes. Mire la metida de pata que yo acabo de cometer. —ella dijo, peleando con él. Pero luego volvió a sonreír.

—Usted tiene razón, fue falla mía. —Rafael respondió, aliviado de ella no haber desconfiado que él solo había leído la ficha de ella.

—Tío, ¿usted invitarme a almorzar significa que va a aceptarme como su aliada? —ella preguntó, animada.

—Podemos hacer una prueba.

—¡Una prueba sería óptimo! Tío Rafael, ¡yo no voy a decepcionarlo!

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