La Luna Oscura Del Rey Lycan

Draven caminaba con los reyes rumbo al salón donde estaban las reinas y futuras, ansiaba por ver a Emily, sabía que no había sucedido ningún tipo de anomalía, pues Karim no hubiera dudado en informárselo, olfateo, y sintió su exquisito aroma, se contuvo para mantener su rostro estoico sin ningún tipo de expresión, él tenía todavía una reputación que cuidar ante los demás, además solo Emily podía ver lo dócil que podía ser, claro solo con ella.

Las cinco mujeres, tres de ellas reinas: Miranda de Red Moon, Amanda de Pink Moon, Luisa de Golden Moon, dos futuras reinas: Gina de Silver Moon y Emily de Shadow Moon, se encontraron con los cinco reyes, sus parejas.

Los ojos de Emily brillaron con intensidad al ver a Draven, una dulce sonrisa se dibujo en sus labios, quería acercarse a él, abrazarlo, quería sentir su calor, pero dado que no estaban solos tuvo que contenerse.

Miranda notó aquella ansiosa mirada en Emily, era obvio lo que pensaba, y se contenía tal vez por la presencia de todos o simplemente por que el Rey Oscuro, no quitaba ese rostro estoico.

- ¿Ella es tu mate, Draven? – Alistair estaba al lado de él, parecía ser el rey más cercano o que no trataba al rey Oscuro con tanta seriedad como el resto.

- Si – Se limitó a responder sin siquiera apartar la mirada de Emily, la escaneaba totalmente asegurándose que no tuviera ni un solo rasguño.

- Interesante – Susurro Alistair.

Alistair el rey de Red Moon, miraba atentamente a las dos futuras reinas, entre ellas debía estar la loba de la profecía, pues ninguna de las tres actuales reinas había sido la elegida. Miro primero a Emily, era bonita, hermosa, de cuerpo delgado con curvas en donde deben ir, su rostro mostraba inocencia, ternura, le sorprendía que fuera la pareja del Rey Oscuro, no lo parecía, al contrario de Gina, ella se veía elegante, con carácter, a simple vista se podía ver los rasgos de una reina estricta, que no titubearía en sus órdenes. Las dos futuras reinas eran muy diferentes, y solo una de ella podría ser la elegida, aquella loba que deben proteger del Lycan desterrado.

Cada reina se acercó a su respectiva pareja, las cuatro hicieron una reverencia al estar frente a cada rey, algo que sorprendió a Emily, ella jamás había reverenciado a Draven, ¿tenía que hacerlo ahora? Camino hacía él, sus ojos de color avellana se fijaron en aquellos ojos oscuros, que para todos solo había seriedad, frialdad, pero Emily podía ver a través de su mascara, encontrando esa ternura que solo a ella le dedicaba.

Emily suspiró, tenía que reverenciarlo, así como las demás reinas lo hicieron con su rey. Pero Draven se dio cuenta de lo que planeaba, no quería que ella hiciera eso, Emily sería una reina diferente al resto, acortó la distancia que los separaban y colocó una mano alrededor de su cintura y la atrajo a él.

- Emily – Dijo con su voz ronca.

Ella se sorprendió, sus mejillas se sonrojaron al sentir su tacto, escuchar su nombre de su ronca y sexy voz, la calentaba, ¿Cómo era posible? Su mente se inundaba de imágenes de ellos, en la cama, follando, tan delicioso, tan maravilloso.

- Pequeña, no me provoques, no se cuanto me pueda controlar a no follarte aquí ahora mismo – Dijo en su mente, activando su enlace con ella.

Emily suspiró ante esas palabras, rápidamente sacudió todos sus pensamientos de su mente, Draven hizo hasta lo imposible por no reírse frente a todos, ella era tan tierna.

- Emily – La voz de Gina interrumpió el momento íntimo entre ellos. - ¿Te gustaría acompañarme a cenar esta noche? – Preguntó.

Emily la miró, su sonrisa se desvaneció, ¿Cenar? ¿Solo ellas?

- No – Respondió fríamente – Prefiero cenar con mi rey – Agregó con una leve sonrisa.

Draven asintió, esa era la respuesta que él quería, pues las noches de Emily eran solo de él, aunque ella hubiera aceptado, él se iba a negar rotundamente.

Gina trato de mantener su sonrisa, pero hervía de rabia ante el rechazó de Emily, por un momento pensó que el Rey Oscuro la obligaría, pero no fue así, eso era una humillación para ella frente a todos los presentes.

Karim estaba apartado, ya no había necesidad de estar con su Luna, pues su rey se encargaría de su protección ahora.

- Nos retiramos – Dijo Draven. Sin más se llevó a Emily de ahí, ya estaba harto de estar rodeado de tanta gente, solo quería estar con su pequeña.

Alistair arqueo las cejas, mientras posaba su mano alrededor de la cintura de Miranda, su pareja, Draven sí que era posesivo con aquella pequeña Luna que había captado su atención, pero no de la misma forma que Jaxen.

- Nosotros también nos pasamos a retirar, estamos algo cansados – Dijo Alistair mirando a Jaxen.

- Claro, nos veremos después – Respondió Jaxen finalmente apartando su mirada de donde se habían marchado Draven con su pareja.

Alistair caminaba con Miranda, tenía que hablar con ella, a pesar de que seguía todos los protocolos, él amaba y respetaba a su reina, ella era suya, y ella era feliz a su lado.

- ¿Cómo estuvo? – Preguntó mientras la sostenía de la mano.

- la futura Reina Gina, es… - Callo por unos segundos con la mirada miro a todos lados asegurándose que no estuvieran siendo vigilados – Falsa – Susurro tomando seriedad.

Alistair sonrió y arqueo las cejas, sí, así era su amada, cuando alguien no le agradaba simplemente se lo decía.

- ¿La pareja de Draven? – preguntó con una leve sonrisa.

- Ella, es tierna, me agrada – Respondió encogiéndose de hombros.

- Muy bien, mi vida, ahora follemos el resto del día, lo mereces – Dijo con su ronca y seductora voz.

Miranda rio y lo miró, ella era feliz al lado de él, no le importaba los protocolos que tenía que cumplir, mientras Alistair estuviera a su lado, todo era perfecto.

*************

Draven llevó a Emily de regreso a su recamara, ella le empezó a contar lo sucedido en la reunión con las otras reinas, le agrado saber que no se dejo de Gina, su pequeña si que había cambiado mucho.

- La reina Miranda, me agrada…- Dijo con sus mejillas sonrojadas, recordando como aquella mujer la trató con tanta amabilidad.

- Ah, lo supuse – Susurró pesadamente y pasó una mano por su sedoso cabello.

- ¿Está mal? – Preguntó preocupada.

Draven negó, claro que sabía que Miranda sería del agrado de Emily, y no es que fuera una persona mala, al contrario, era considerada una gran reina y reconocida en los cinco reinos, lo que no le agradaba era saber que a su pequeña hembra le agradara alguien más, él era tan posesivo tratándose de ella.

- No, Miranda…es ella – Dijo tratando de no darle mucha importancia.

Emily empezó a reír, notaba a su amado rey algo frustrado.

- ¿Te ríes de mi pequeña? – Preguntó arqueando las cejas de manera divertida.

Emily apretó los labios y negó, sus avellanas mostraban diversión.

- Traviesa – se inclino a ella y mordió su barbilla. - ¿Acaso querías que te follara frente a todos? – Preguntó.

Emily abrió sus ojos de sorpresa y retrocedió sin perder la diversión en su rostro.

- Claro que no, pero…tienes parte de culpa, dijiste mi nombre así de repente. – Susurro mientras su rostro se empezaba a colorar.

Draven cruzo los brazos, la recorrió con la mirada, ya no era para nada aquella Emily sumisa que conoció, le gustaba verla así, tan feliz, tan juguetona, pero también le preocupaba la profecía, lo que ella vio en el cenote, no había duda, para él, ella era la última hija de la Diosa Luna, pero, ¿Qué significaba lo que ella vio? Él jamás se le haría daño, además era uno de los cinco reyes que debía protegerla, las respuestas a sus dudas las tendría ella, Madre Luna.

Emily se abalanzo a los lados, empezó a sentirse mareada, su cuerpo se sentía débil.

- Draven…- Susurro pesadamente, hasta para hablar estaba cansada.

- ¿Qué pasa pequeña? – Draven se acercó y la tomó en brazos, su cuerpo estaba helado, se había puesto pálida de repente. La llevó hasta la cama, la recostó y cubrió con las sábanas.

- Noah...Noah cálmate – Susurro Emily con su voz entre cortada.

- ¿Qué pasa? ¿Es tu loba? – Preguntó, había pasado ese detalle por completo, no había conocido a su loba, ni siquiera sabía su nombre hasta ahora.

Emily asintió, sentía tan inquieta a Noah, normalmente se mantenía callada, tranquila, como si no estuviera ahí, pero ahora, estaba tan inquieta que hacía que todo su cuerpo doliera.

- quiere salir…- Susurro.

- Pequeña, ¿ya te has transformado antes? – Preguntó Draven con preocupación.

Emily negó, su loba despertó el día que fue secuestrada, ese mismo día le dijo que su pareja estaba cerca, suspiró y lo miro, ¿Cómo era posible? ¿Cómo es que Noah sintió a su pareja cerca? Draven no estaba ahí, no estuvo en la cumbre de Silver Moon. Entonces ¿Por qué Noah le dijo eso? ¿Acaso ella estaba destinada a otro?

- No, no, soy tuya, soy solo tuya…- Susurro, la idea de pensar que podría tener otro destinado le asustaba, ella solo quería a Draven, a nadie más- Solo te quiero a ti – Se aferró a él, ocultando su rostro en su torso.

Draven no entendía lo que decía, pero aun así la abrazó, quería que se calmara, que su loba se tranquilizara, no podía liberarla ahí, en un reino al que ella ya no pertenecía.

- Noah, tranquilízate nena, no puedes transformarte aquí, no en este reino que no es tuyo – Susurro el Lycan de Draven, él se había incluso mantenido tranquilo todo ese tiempo, pero era tan posesivo como el rey Oscuro, Noah debía salir en Shadow Moon no ahí en ese reino donde sufrió mucho Emily.