 
                            Ella necesita dinero desesperadamente. Él necesita una esposa falsa para cerrar un trato millonario.
El contrato es claro: sin sentimientos, sin preguntas, sin tocarse fuera de cámaras.
Pero cuando las cámaras se apagan, las reglas empiezan a romperse.
NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Ensayo de bodas
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...CAPÍTULO 2 ...
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...EMMA RÍOS...
Nunca pensé que romper un corazón doliera más que tener el mío hecho pedazos.
Pero supongo que hay un precio por venderle tu alma —y tu futuro— a un CEO millonario.
Esa noche regresé a mi pequeño apartamento, ese refugio lleno de plantas medio muertas y tazas que no combinaban.
Abrí mi maleta y empecé a empacar algunas cosas valiosas para mi: mi cuaderno de bocetos, la bufanda que tejió Sofía, y esa chaqueta vieja que todavía olía a Martín.
Sí, Martín…
Mi novio.
Mi ex, mejor dicho.
Tenía que decirle la verdad.
Bueno, no la verdad-verdad, porque la cláusula número diez del contrato decía, textualmente, que revelar el acuerdo implicaba la anulación inmediata y una multa que no podría pagar ni vendiendo mis órganos.
Así que solo me quedaba una opción: mentir.
Cruelmente.
—¿Emma? —la voz de Martín me hizo girar.
Estaba de pie en la puerta, con una sonrisa en su rostro.
Su camisa aún tenía pintura; venía directo del taller.
Era artista, idealista y… completamente opuesto a Leonardo Blake.
—Gracias por venir —le dije, intentando sonar normal.
—Claro, amor, me asustaste con el mensaje de… “Tenemos que hablar.” Eso suena a… una ruptura o embarazo.
Tragué saliva.
Ojalá fuera el segundo. Aunque con los gastos de Sofía no creo que sea una buena idea.
—Podemos hablar en la sala.
Se sentó en el sofá mientras yo cerraba la maleta.
Él lo notó.
—¿Te vas a algún lado? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Sí. —Mi voz tembló—. Conseguí… una oportunidad.
—¿De trabajo?
—Algo así.
Tomó mi mano.
—Emma, si es por dinero, puedo ayudarte.
Quise reírme. Martín apenas tenía para sí mismo, pero aún así lo ofrecía todo. Ese era el problema con él: amaba demasiado.
Y yo estaba a punto de destrozarlo.
—Martín, hay otra persona —dije, rápido, como quien arranca una curita.
Su rostro se quedó en blanco.
—¿Qué?
—Me enamoré de alguien más.
Las palabras salieron frías, planas, sin alma.
Mentira número uno.
—¿Desde cuándo? —susurró, como si necesitara escuchar una explicación lógica.
—Desde hace tiempo —mentí otra vez—. Todo este tiempo, en realidad. Lo nuestro… fue bonito, pero terminé conociendo a alguien que… me hizo sentir viva.
Él se levantó despacio.
Su mandíbula temblaba.
—¿Quién?
El aire se volvió pesado.
Mi garganta ardía.
—Leonardo Blake —dije finalmente.
Martín soltó una risa corta, incrédula.
—¿El tipo para el que trabajas? Por favor, Emma, eso no puede ser serio.
—Lo es. Estoy con él.
Y ahí, justo ahí, vi cómo algo dentro de sus ojos se apagó.
Como si hubiera desconectado toda emoción para no derrumbarse frente a mí.
—¿Y por eso empacas tus cosas? ¿Te vas con él?
Asentí.
—Solo… necesito empezar de nuevo.
Martín respiró hondo. Se acercó, con la voz rota.
—¿Esto es una broma? Porque si lo es, no tiene gracia.
—No lo es.
Un silencio insoportable nos envolvió. Y entonces, su voz cambió.
—No puedo competir con alguien como él, ¿verdad? —preguntó, sin mirarme—. Dinero, autos, poder… y tú, que siempre dijiste que odiabas ese mundo.
Cerré los ojos.
Si lo miraba un segundo más, me quebraba.
—Lo siento, Martín.
—No, no lo sientes —replicó, con los ojos húmedos—. Si lo sintieras, no me estarías diciendo esto así.
Tenía razón.
Pero no podía permitir que sospechara.
—Solo… déjame ir.
Él soltó un suspiro largo, miró mi maleta y luego me miró a mí, con una tristeza que me atravesó el alma.
—Espero que ese idiota te haga feliz, Emma.
No respondí.
No podía.
Solo esperé a que se fuera.
Y cuando la puerta se cerró, todo el aire que había estado conteniendo se convirtió en llanto.
Me derrumbé.
Ahí, en medio del suelo, con mi maleta y mi corazón hecho trizas.
A la mañana siguiente, un auto negro me esperaba afuera. Era tan elegante que hacía que mi edificio pareciera una broma.
El chofer bajó la ventanilla.
—¿Señorita Ríos?
Asentí.
Mientras el auto se alejaba, miré por la ventana.
Adiós a mis plantas, a mi taza favorita, a mi vida normal.
Al menos por esos seis meses…
Hola, contrato millonario y caos emocional.
La mansión Blake parecía sacada de una película.
Una puerta tan grande que podría tragarme entera y mármol por todas partes.
Leonardo me esperaba en la entrada, impecable como siempre.
Camisa blanca, reloj caro y esa cara de amargado que pone todo el tiempo.
—Veo que cumpliste —dijo, observando mi maleta—Aunque ya te había dicho, que no trajeras nada, aquí se te dará todo nuevo.
—Sí, pero son cosas valiosas para mí.
Él arqueó una ceja.
—Espero que al menos no traiga ácaros.
Rodé los ojos.
—¿Siempre eres así de encantador o solo te motivas conmigo?
—Solo contigo. Me inspiras a ser sarcástico.
Genial. La química del infierno estaba de vuelta.
Un par de asistentes se acercaron con vestidos, papeles y una carpeta enorme.
Leonardo la tomó y me la extendió.
—Agenda de la semana —dijo—. Ensayo de bodas mañana a las diez.
—¿Ensayo de qué?
—De bodas, Ríos. No pensarás que una mentira tan grande se improvisa.
Abrí la carpeta y casi me atraganto.
Tenía todo planificado: flores, lista de invitados falsos, ubicaciones para fotos y hasta un guion de lo que debía responder si algún periodista preguntaba cómo nos conocimos.
—“Nos enamoramos en la cafetería del piso veintitrés.” ¿En serio? —reí.
—Funciona. Es cliché, la gente ama los clichés.
—¿Y qué pasa si alguien pregunta detalles?
—Dices que fue mágico. O que te caí mal. Cualquiera de las dos es cierta.
No pude evitar sonreír.
—Vaya, señor Blake. Tiene experiencia en esto de las mentiras románticas.
—Tú solo sigue el guion y sonríe.
Horas después, mientras probaban mi vestido para el ensayo—el que finalmente elegí—me miré en el espejo y casi no me reconocí.
El vestido era blanco, corto, ajustado en la cintura y con un escote discreto en la espalda. No era un traje de novia, pero con los tacones nuevos y el peinado, parecía lo suficientemente sexy para el ensayo.
Leonardo apareció detrás, reflejado en el espejo.
—Te ves… bien.—dijo Leonardo, cruzándose de brazos —Aunque creo que está demasiado corto.
—Demasiado tarde —le respondí, tomando mi bolsita—. Si voy a fingir que me casé contigo, al menos lo haré con estilo. —Lo miré fijamente—Además…¿Solo bien? Me estás pagando millones, merezco un “espectacular”.
—No exageremos, Ríos. Aún no sabes caminar con tacones.
—¿Sabes qué? —dije, girando hacia él—. Si vas a ser mi esposo por contrato, mínimo aprende a dar cumplidos.
—Y si vas a ser mi esposa, mínimo aprende a no discutir todo.
Nos quedamos mirándonos unos segundos, tan cerca que pude notar el ligero olor a su colonia. Y por un instante, el aire cambió. Solo hubo un silencio que después se volvió incómodo.
Hasta que él sonrió de lado.
—Relájate, Ríos. Es solo un ensayo.
—Claro —murmuré, bajando la mirada—. Solo es un ensayo.
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Esa noche, tumbada en la cama del cuarto de invitados, intenté convencerme de que todo valía la pena.
Sofía estaría bien. Yo tendría dinero. Martín… me olvidaría.
Solo eran seis meses.
Seis meses fingiendo ser la esposa de Leonardo Blake.
Seis meses sin enamorarme.
Fácil, ¿no?
qué bueno ....porque estaba pensando en varias maneras de desaparecer te sin dejar rastros 🤫😎
impotencia, dolor, decepción y amor....tan igual como Emma 🤦🏼♀️
tú gran CEO....te buscas una pendeja que te aguante tus delirios y todos felices
Escrito
😤🤦🏼♀️.... ay.....es que me lleva....
Yazz..... siento que las bilis se me revuelven del coraje !!!!! 😤😤😤😤😤