Tana es una joven de 19 años con una vida como a la de cualquier otro, tiene unos padres que la aman y un hermano menor que a veces puede ser molesto, pero a pesar de que a simple vista su familia se ve como cualquier otra, no es así, ella pertenece una especie antigua, con poderes sobrenaturales que están más allá de la compresión humana, pero esto no detiene a las personas que buscan ese poder para ellos.
Un día su hogar es atacado y su familia es capturada, por lo que dependerá de ella salvarlos, pero no lo hará sola, Donovan, un ex militar, se unirá a su cruzada en busca de salvar a su hermanita, quien tras una confusión también es secuestrada.
En su camino, Tana hará más aliados y descubrirá oscuros secretos, no solo de sus perseguidores, sino también de su propia especie.
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Capítulo 2
Tana sale de su casa y parte rumbo al supermercado de Rosa, que era el único supermercado de la zona, si es que se le podía llamar así, ya que el lugar no era tan grande, pero sí estaba muy bien surtido y, junto a las tiendas más pequeñas, proveían al pueblo de todo lo necesario y más.
Tana y su familia vivían en un pequeño pueblo muy cercano a una zona natural protegida, por lo que el pueblo era muy grande y en este solo vivían los locales la mayor parte del año, de vez en cuando, sobre todo en temporadas vacacionales, personas pasaban en por el lugar, ya que buscaban un lugar cercano a la naturaleza para relajarse y descansar, o simplemente la usaban para surtirse de víveres, ya que buscaban acampar en las zonas permitidas de la reserva, como sea, aun en esa época, eran muy pocos los visitantes, algo que hacía que para Tana el lugar fuera monótono y aburrido.
- Tana, querida, vienes por las cosas de la fiesta de Kahli – le dice la señora Rosa, mientras saca una bolsa con el pedido de Tana.
- Sí, así es – le contesta la joven, a pesar de que la señora Rosa había hecho una afirmación y no una pregunta.
- Aquí están, querida, sabes, hoy se te extraño – le dice la mujer, mientras le da las cosas a lo que Tana le paga.
- Lo sé, mi presencia llena el lugar, lo bueno es que solo será por hoy, gracias por darme el día – le dice Tana, ya que la joven, desde que cumplió 16, comenzó a trabajar allí.
- No tienes que agradecer, querida, ahora ya vete o te pondré a trabajar – le dice la señora Rosa a Tana, quien ríe y sale del lugar lo más rápido posible, ya que sabe que la mujer es muy capaz de eso y más.
Al salir de supermercado, Tana deja salir un suspiro, mientras se pregunta si eso es todo que le depara el futuro, y es que todos en el lugar trabajan en los negocios locales, muy pocos lo hacían en otro lado, y aun así ellos trabajan desde casa, sin dejar el pueblo, y era eso mismo lo que se esperaba de Tana, quién a sus 19 años no sabía si seguir estudiando (desde casa por supuesto) o comenzar a trabajar de tiempo completo con la señora Rosa, una parte de la joven quería irse, conocer, viajar, pero aunque ese fuera su deseo, nunca lo haría realidad, irse sería exponerse y exponerse sería exponer a su familia y a toda su gente y Tana no era tan egoísta.
En el trayecto la joven saluda a todos en el camino, y es que todos allí se conocen y de alguna manera son como familia, debido a esto, Tana tardo un poco más de lo esperado en llegar a su casa, y cuando lo hizo su madre ya estaba con su padre en la cocina, en donde ya no había rastros de que cuatro personas habían comido allí, ya que todo está reluciente.
- Ya volví – le dice Tana a sus padres, mientras levanta la bolsa con los materiales solicitados.
- Qué bueno, mi amor, porque no vas a afuera a poner los adornos y cuando acabes ven a ayudarnos a tu padre y a mí con la comida – le dice su madre, a lo que Tana asiente.
La joven llevó todo al jardín, en donde se llevaría a cabo la fiesta, de esta manera había menos riesgo de que los niños rompieran algo dentro de la casa, ya con los adornos afuera, se dirigió hacia la cochera en donde, pegadas a la pared, habían algunas sillas y mesas plegables, entonces fijo su atención en ellas, y estas comenzaron a levitar, salieron de la cochera para llegar al jardín, en donde solas se acomodaron sobre el pasto a ritmo de la imaginación de Tana, quien tenía los ojos cerrados y visualizada como quería que quedaran las mesas y estas seguían al pie de la letra lo que pensaba la joven.
Así como las mesas, los adornos abandonaron la bolsa y se colocaron en dónde Tana imaginaba y en menos de 10 minutos ya tenía todo preparado y listo.
- Perfecto – se dijo Tana a sí misma al ver su obra, la cual había quedado increíble, y ya con su labor en el jardín terminada, se dirigió a ayudar a sus padres en la cocina, ojalá pudiera usar su magia allí, pero su madre no lo permitía.
- La comida se hace con amor, no con magia – eso era lo que siempre le decía Kara a su hija y a la joven no le quedaba de otra más que resignarse.
- Ya terminé, ¿en qué ayudo? – le dice Tana a sus padres, quienes rápidamente la ponen a trabajar.
Entre los tres acabaron rápidamente con la comida, y uno a uno subió a arreglarse para la fiesta, siendo Kara la última, ya que ella también subió a arreglar a su hijo, y justo a las 2:00 pm comenzaron a llegar los primeros invitados, dando inicio a la fiesta.
Tana miraba a su hermano correr con alegría y sin poder evitarlo, una sonrisa se formó en su rostro, Kahli a veces podía ser molesto, pero aun así era un pequeño encantador, que se había ganado su corazón y lo quería mucho.
- Tana, ven a jugar – le gritó Kahli a su hermana, a lo que Tana no dudó en unirse a los niños, así se aseguraría que no jugarán muy pesado.
La fiesta duró hasta las 7:00 pm, que fue cuando, al fin, tras cinco horas de correr a todos los niños, se les acabó la batería.
Una vez terminaron de despedir a los invitados, Tana uso su magia para limpiar todo con ayuda de su madre, por lo que solo les tomo unos minutos en terminar, y ya con todo listo la familia se reunió en la sala, en donde quitaron la mesita de centro para hacer más espacio, ya con todo despejado Kahli sienta sobre un cojín colocado en el centro de la habitación y los demás se colocan a su alrededor, a la espera de que llegue la hora indicada.