Completa
La vida nos da siempre segundas oportunidades y donde hubo fuego cenizas quedan, eso decía mi abuela.
Ari conoce a Álvaro cuando apenas tenían 16 años, ellos se enamoran, Pero por las circunstancias de la vida hace que cada quien tome un camino distinto a lo que ellos pensaron.
El destino los junta reviviendo el pasado amor de adolescente que tuvieron y ahora con mas fuerza.
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Cap. 2: ¿Cómo te llamas?
ARI BLANCO
Soy Ari Blanco, una chica de 16 años que cursa el 11mo grado, el último año de la secundaria. Me trasladé a una nueva ciudad a mitad de año, esto porque promovieron a mi madre. Siempre hemos sido las dos contra el mundo, no conozco a mi padre, y mi madre no habla de él. Mi nuevo colegio es hermoso, Pero no me gusta mucho. Me siento fuera de lugar.
Mi alarma sonó. Tomé el celular. Miré la hora. Me levanté y fui a darme un baño. Mi mamá me llamaba y me apuraba.
— Mamá, tranquila. Apenas son las 6 de la mañana, tenemos tiempo.
— Amor, tengo que estar muy temprano en el trabajo. Debo dar el ejemplo como la Gerente. ¿Crees que puedes ir y venir del colegio sola?
— Si mamá. No te preocupes por mí.
Mi madre tomó las llaves del auto y salió de la casa un poco apurada. Ella es así, siempre ha sido así. He tenido que madurar a mi corta edad, aprendí a cocinar con tan solo 9 años. He aquí donde Eloísa tomó un papel importante en mi vida, ella era mi vecina y con ella mitigaba mi soledad.
Tomé un poco de leche del refrigerador y me serví un poco. Salí de la casa. Empecé a caminar, me tomó unos cuarenta minutos llegar a la escuela. Aún me daba un poco de miedo tomar el autobús, no sabía qué tomar y dónde bajar.
Llegué un poco sudada. Entré a clase casi a las completas. Esta vez observé a cada uno de mis compañeros. Realmente no quería estar aquí. Celulares de marcas, mochilas, cuadernos, hasta los lapiceros se veían distintos a los míos. Caminé a mi asiento, y dirigí mi mirada hacia la ventana. Había un grupo que salía a la cancha para hacer deportes. Ahí estaba él, el mismo chico con el cual había chocado el día anterior.
En un instante él miró hacia la ventana y nuestras miradas chocaron, aparté la vista y me puse un poco nerviosa. Es la primera vez que alguien me gusta. ¿Cómo se llama? Mi cerebro no dejaba de pensar en eso.
Llegó el recreo.
— Hola— una chica de mi clase me habló.
— Hola— le respondí.
— Tengo curiosidad de algo— ella me miró de pies a cabeza— ¿Cuál es tu apellido? No recuerdo cuando te presentaste ayer
— Blanco. Soy Ari Blanco.
— No conozco a nadie con ese apellido. ¿Tus padres que hacen?
— Mi mamá es Gerente de una empresa.
— ¿Gerente? entonces solo es una empleada más— sentí como mi estómago se revolvía. Sentí enojo por como me estaba despreciando.
— Así es mi mamá es una empleada más. ¿Cuál es el problema?
— Ninguno— Ella se retiró. Ni siquiera me dio su nombre.
Salí del salon con mi mochila y fui a la cancha de fútbol. Me senté bajo un árbol a ver a los chicos jugar. Es increíble como juegan, parecen profesionales. Saqué mi celular, me puse los auriculares y me puse a escuchar música. Cerré mis ojos y me recosté al árbol. Solo sentí un golpe en la cara, abrí los ojos rápidos y me toqué la cara de inmediato. Me puse a llorar del dolor.
— Perdón, no fue mi intención— una voz que se me hacía conocida— si quieres vamos a la enfermería.
Levanto la mirada y era él.
— No quiero ir a ningún lado. Acaso no ves donde van a tirar la pelota. Eres un estúpido o que.
— Eres una mal educada. Vine a disculparme y llevarte a la enfermería. No fue mi intención.
El chico tomó el balón y lo devolvió a la cancha.
— Te pegué fuerte. En serio perdón. No llores, vamos a la enfermería.
— Si me pegaste fuerte. ¿Qué crees que fue un algodón el que chocó con mi cara?
El timbre de fin de recreo sonó.
— Vamos, ¿A qué salón vas?
— 11mo B. Ve primero. Yo voy sola— él dejó de insistir y se fue.
Me levanté y busqué la enfermería. Pedí al maestro guía retirarme a mi casa porque me dolía la cabeza. Él llamó a mi mamá y mi mamá le dijo que podía irme sola a casa.
— Profesor, me voy a quedar. Solo necesito una pastilla para el dolor de cabeza.
Regresé a la enfermería. La enfermera me dió una medicina para el dolor de cabeza.
— ¿Me puedo recostar un rato mientras la medicina hace efecto?
— Si no hay problema.
Quedé ahí hasta que finalizaron las clases, me había quedado dormida.
— Así que al final viniste— Abrí los ojos.
Me levanté de inmediato. Tomé mi mochila.
— ¿Qué haces aquí?
— Fui a ver si estabas en tu salón, Pero no te vi. Y me siento un poco culpable— él sonrió.
— Ya estoy bien. Gracias por preocuparte, Pero ya estoy bien.
— Me llamo Álvaro Grubstein, 11mo A.
— Ok. Ari Blanco. Ya sabes en qué grado estoy.
— Eres nueva. No te había visto antes— No podía creer que no recordara que ayer si nos vimos cuando el salía del baño. No causé ninguna impresión en él.
— Si soy nueva.
— ¿Tienes novio?
— No— Me empecé a poner nerviosa, en aquella enfermería solo estábamos él y yo. Ayer él fue algo grosero y hoy está preguntando si tengo novio.
— Voy a tener una fiesta de cumpleaños en dos semanas, puedes venir. Dame tu número y te envío la ubicación— Le di mi número.
— Me voy. Llegaré tarde a mi casa.
Salí casi corriendo de ahí. Mi estómago parecía que era una montaña rusa. Mis manos estaban congeladas.
Llegué a casa.
Alvaro Grubstein. Creo que me gusta.