Estuve diez años casada con el amor de mí vida, aún sabiendo que el amor de mí vida, amaba a mí hermana.
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Capítulo 5
...Aziel....
Cuándo llegué a casa de mis padres, Aspen ya estaba ahí.
Lo supe porque vi el coche de Carolina estacionado frente a la casa.
Entré y vi a mí ex-esposa sentada en la sala, con los brazos cruzados en el pecho.
Mantenía en su rostro una expresión ilegible.
Frente a ella, estaban mis padres.
Aspen los estaba ignorando.
Me sorprendió, ella siempre había sido muy amable con mí familia, incluso cuando la menospreciaban y le decían cosas horribles.
Sus ojos se posaron en los míos y, una vez más, estaban vacíos.
Era como si ya no pudiera verme.
Ésto hacia doler mí pecho.
<<¿Dónde estás, Aspen?>>
Me acerqué a ellos, mis padres me observaron y relajaron sus facciones.
—Aziel, dile a ésta mujer que ya no puede aparecer por aquí como si aún fuera tu esposa. –Habló mí madre con desdén–.
—Cierto, hazle saber que están divorciados. –Mi hermano menor, Miles, habló–. Dile que vas a casarte con su hermana. –Sentenció mí padre, recordándome mis acciones–.
Iba a responder pero Aspen habló.
—Vine aquí por mí hijo. Y no me iré sin él. Así que, cierren todos la maldita boca. –Dijo con desprecio en su voz–.
Cada vez que ésta nueva Aspen hablaba, yo me paralizaba.
La Aspen con la que me casé era dulce, tierna, amorosa. Incluso cuándo yo la trataba con odio y frialdad.
Ella siempre me miraba del mismo modo, con amor.
Me sonreía como si fuera el único hombre en el mundo.
Aquéllos ojos repletos de amor que me repugnaban.
Aquélla sonrisa radiante que yo tanto odiaba.
Ya no están.
No hay nada.
¿Dónde estás, Aspen?
¿Adónde fuiste?
¿Estás molesta conmigo?
¿Me odias?
Quería saberlo, por alguna razón desconocida, necesitaba escuchar su explicación.
Pero, al verla ahí, supe que ella no tenía que explicar nada.
Yo hice ésto.
Le hice ésto a ella, a mí esposa.
La traté como basura, la menosprecié, la traté como si fuera la peor persona del mundo.
Tenía tanto odio en mí corazón hacia Aspen, que no me dí cuenta de lo que me actitud le hacía.
Quizás no lo noté porque, apesar de todo, ella siempre regresaba a mí; amándome, adorando el suelo que pisaba.
Pero ahora, viendo a la que alguna vez fue mí mujer.
Viéndola tan distante, fría, retraída... Me hace preguntarme, ¿Qué clase de hombre soy?.
Cuándo supe que Dakota había vuelto, no pasó ni un día y yo le pedí el divorcio a Aspen.
Cuándo me divorcié, no pasó ni una semana y ya estaba celebrando mí nuevo compromiso.
Mientras que Aspen estuvo sola.
Sola sin poder si quiera expresar su dolor, ya que no tenía a nadie a su lado.
Me acerqué a ella.
—Aspen, yo...
—¡Mami! –La voz de mí hijo me interrumpió, volteé y pude ver su rostro repleto de horror ante las heridas de su madre–.
Calen corrió a los brazos de su madre, mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
—¿Q-Qué te pasó, mami? –Soltó Calen, en un sollozo ahogado–.
Aspen tomó a nuestro hijo en brazos, acariciándolo mientras él se ocultaba en su pecho, buscando consuelo.
—Shh... Cálmate, amor, mami está bien. –Observé como comenzó a acariciar el cabello de nuestro hijo con suavidad–.
—¿T-Te duele? –Habló el niño, con voz temblorosa–.
Ella le secó suavemente las lágrimas, mientras apoyaba su frente sobre la de nuestro hijo.
—No me duele nada. Mami es súper fuerte. –Le regaló una sonrisa dulce y genuina–.
La vista hizo que mí corazón doliera.
Esa sonrisa, la misma sonrisa que me daba a mí, ahora sólo existe para nuestro hijo.
—¿Q-Qué pasó, mami? D-Dijiste que irías a casa de tu familia. ¿Por qué tienes tantas heridas? –Comenzó a llorar de nuevo–.
Ví como Aspen sostuvo el rostro de nuestro hijo en sus manos.
—Fue un error, Calen. –Ella comenzó–. Quiero que tengas ésto muy en claro, mami no tiene familia. No tiene abuelos, no tiene padres, no tiene hermanos. –Sentenció–. Mí única familia eres tú. –Señaló, besando la frente de Calen–. Siempre fuiste tú, y tu tía Carolina, nadie más. ¿Entiendes?
Calen asintió y volvió a ocultarse en los pechos de su madre.
Estaba asustado por la noticia del accidente.
Quería acercarme pero, escuchar sus palabras, maldita sea.
No me sorprende para nada.
No me considera su familia.
Y, honestamente no puedo culparla.
Fuí un marido de mierda.
—Despídete de tu padre, cielo. Nos vamos a casa. –Anunció, poniéndose de pie–.
Mí hijo vino hacia mí, y me abrazó, despidiéndose.
Quería detenerla.
Hablar con ella pero, mis palabras se quedaron atascadas en mí garganta.
Merezco ésto.
Merezco el odio y el desprecio de Aspen.
Porque eso es lo que ella recibió de mí.
.
ya me imagino que si es su hija . y aver como le van a Aser para reparar todo el daño que le hicieron, porqué no solo fueron sus padres sino también Dakota, junto con la bola de hermanos cobardes , los cuales parecen retrasados, .... que se dejan llevar por los demás.
la felicito. /Smile/