"Susurros en la Noche" es una novela de romance y misterio que sigue a clara y Alex, dos jóvenes unidos por la trágica desaparición de sus madres, mientras desentrañan oscuros secretos en un antiguo faro que conectan sus destinos.
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El Encuentro Inesperado
La brisa nocturna acariciaba suavemente las hojas de los árboles, creando un murmullo casi etéreo en el pequeño pueblo de Valverde. La luna, radiante y llena, iluminaba las calles empedradas, proyectando sombras alargadas que danzaban con el vaivén del viento. En este escenario idílico, Clara, una joven de diecinueve años, caminaba con paso decidido, aunque su corazón latía con una mezcla de ansiedad y expectación.
Clara había regresado a Valverde tras la muerte de su madre, un acontecimiento que había dejado una huella indeleble en su alma. La pérdida la había sumido en un abismo de tristeza, pero su deseo de desentrañar los secretos que habían rodeado a su madre la empujaba a explorar cada rincón de su infancia. Aquella noche, mientras se dirigía al antiguo faro que se erguía en la costa, un presentimiento inquietante la acompañaba.
El faro, un monumento de piedra desgastada por el tiempo, había sido testigo de innumerables tormentas y secretos. Clara recordaba las historias que su madre le contaba sobre el misterioso guardián del faro, un hombre solitario que había desaparecido sin dejar rastro. Sin embargo, lo que más intrigaba a Clara era la leyenda que decía que aquellos que se aventuraban a la cima del faro podían escuchar los susurros de los que habían partido.
Al llegar, se detuvo frente a la imponente estructura. La puerta de madera crujió al abrirse, revelando un interior polvoriento, lleno de sombras. Con cada paso que daba, el eco de sus pasos resonaba en las paredes, como si el lugar mismo estuviera vivo. Clara subió las escaleras de caracol, sintiendo cómo la tensión aumentaba con cada peldaño.
Al alcanzar la cima, se encontró con una vista deslumbrante del océano, cuyas olas rompían con fuerza contra las rocas. Pero lo que realmente capturó su atención fue la figura masculina que se perfilaba contra el horizonte. Un hombre alto, de cabello oscuro y mirada intensa, observaba el mar con una expresión melancólica. Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda; había algo en él que la atraía de manera inexplicable.
“¿Quién eres?” preguntó Clara, su voz apenas un susurro.
El hombre se volvió lentamente, y sus ojos se encontraron con los de Clara. “Soy Alex,” respondió con una voz profunda y resonante. “Vengo aquí a buscar respuestas.”
“¿Respuestas sobre qué?” inquirió Clara, sintiendo que su curiosidad crecía.
“Mi hermana, desapareció hace cinco años. La última vez que la vi, estaba obsesionada con el faro. Decía que había algo en él que debía descubrir,” confesó Alex, su voz temblando ligeramente. “Desde entonces, he buscado pistas, pero todo ha sido en vano.”
Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. La historia de Elena resonaba en su propia búsqueda de su madre. “Mi madre también tenía un vínculo especial con este lugar. A menudo venía aquí a reflexionar, pero nunca entendí por qué,” dijo, recordando las palabras de su madre sobre los secretos del faro.
“Tal vez hay algo que ambos necesitamos desenterrar,” sugirió Alex, su mirada fija en el horizonte. “Quizás nuestras historias están entrelazadas de una manera que aún no comprendemos.”
Decididos a descubrir la verdad, Clara y Alex comenzaron a explorar el faro. Cada rincón parecía guardar fragmentos de historias olvidadas. En la sala de control, encontraron un viejo diario cubierto de polvo. Las páginas estaban amarillentas y desgastadas, pero las letras aún eran legibles.
“Es el diario del antiguo guardián,” exclamó Clara, abriendo el libro con cuidado. “Habla sobre las tormentas, los barcos perdidos y… un amor prohibido.”
Alex se inclinó sobre el diario, sus ojos iluminándose al leer en voz alta. “El guardián se enamoró de una mujer del pueblo, pero su amor fue condenado. La mujer desapareció una noche, y se dice que el guardián nunca dejó de buscarla.”
Clara sintió un retorcimiento en su corazón. “¿Y si la desaparición de nuestras madres está relacionada con esta historia? Tal vez hay un patrón que aún no hemos descubierto.”
Mientras leían, el ambiente se tornó más pesado. La historia de amor trágico resonaba con sus propias vidas, y la idea de que sus madres pudieran haber estado involucradas en algo más grande los llenó de inquietud.
De repente, un sonido sutil interrumpió su concentración: un crujido proveniente de la escalera. Ambos se volvieron, sus corazones latiendo con fuerza. “¿Alguien más está aquí?” murmuró Clara, la ansiedad apoderándose de ella.
“Quizás solo fue el viento,” respondió Alex, pero su voz carecía de convicción. Sin embargo, Clara no estaba segura. Algo en el aire parecía cambiar, como si el pasado estuviera despertando.
Decididos a no dejarse intimidar, continuaron su investigación. En una de las habitaciones, encontraron un viejo cofre de madera. Clara, con manos temblorosas, lo abrió. Dentro había cartas amarillentas y fotografías descoloridas. Al examinar una de las cartas, Clara se dio cuenta de que estaba dirigida a su madre.
“¡Mira esto!” exclamó, sosteniendo la carta con cuidado. “Es de mi madre. Habla de un secreto que debía guardar y de un encuentro en el faro.”
Alex se acercó, su rostro pálido. “¿Qué dice?”
“Habla de la noche en que se encontró con el guardián. Ella menciona un ritual, algo que podría haber desencadenado su desaparición,” explicó Clara, sintiendo que el aire se volvía más denso.
“Necesitamos saber más,” dijo Alex con determinación. “Si nuestras madres estaban involucradas en esto, debemos descubrir la verdad, sin importar el costo.”
Mientras la luna continuaba su ascenso en el cielo, Clara y Alex se dieron cuenta de que estaban a punto de abrir una puerta hacia un pasado oscuro, lleno de secretos y tragedias. Pero también era una oportunidad para encontrar respuestas que habían eludido a sus familias durante años.
Con el corazón palpitante, se miraron, sabiendo que la búsqueda de la verdad los uniría de maneras que nunca imaginaron. El eco de sus pasos resonaba en el faro, mientras se preparaban para desentrañar los misterios que habían permanecido ocultos durante demasiado tiempo.