"Ser una cobarde en el amor, ¿te puede costar tu propio corazón? Freya seguirá huyendo de sí misma."
Tendrá que decidir entre el amor o la pasión
Descubre lo que sucederá 🤓
Esta historia es solo amor entre chicas
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Capítulo 16: La explosión
Mi cuerpo ardía como si estuviera en llamas. ¿Quién demonios se creía Lauren para tocar a Charlotte de esa manera?
Sin pensarlo, me lancé hacia ella y la empujé con fuerza. Los ojos de Charlotte se encontraron con los míos, llenos de confusión y reproche.
—¡Espera, Freya! ¿Qué diablos haces? ¿Por qué la empujas? —su voz sonaba tensa, cargada de angustia.
Charlotte intentó ayudar a Lauren a levantarse, pero cada vez que veía cómo la tocaba, la furia me quemaba por dentro. De inmediato aparté su mano y tomé a Charlotte por el brazo, jalándola hacia mí.
—¡No quiero que la toques! ¡Vámonos! —grité, una desesperación feroz y desconocida en mis palabras.
Las miradas de todos se clavaron en nosotras, atraídas por el escándalo. Lauren, sin embargo, se limitó a responder con una calma exasperante.
—Tranquila, no le estoy haciendo nada.
Sus palabras, lejos de calmarme, solo avivaron mi enojo.
—¡Cállate y lárgate! —escupí, girándome hacia Charlotte—. ¿Te vienes o te quedas?
Charlotte me miró, el ceño fruncido, y su tono adoptó una dureza que rara vez usaba conmigo.
—No voy a ir a ningún lado si sigues gritándome así.
A pesar de mis palabras, Charlotte continuaba sujetando la mano de Lauren. Verlas tan cerca, tan juntas, fue el último golpe a mi control. La rabia estalló.
—Eres una zorra. Me descuido un momento y ya estás con esta idiota.
Las palabras resonaron en el aire, atrayendo aún más miradas. Charlotte abrió los ojos, sorprendida, y el enojo en su rostro explotó.
—¿Zorra yo? —me espetó con furia—. Lo dice la persona que no dudó en acostarse con Min-ju a la primera oportunidad.
Con un gesto brusco, señaló a Min-ju, que permanecía quieta detrás de mí. Su mención reabrió una herida que parecía que Charlotte nunca había logrado cerrar.
La música seguía sonando de fondo, y las miradas inquisitivas nos rodeaban. Me sentía atrapada en una tormenta de emociones. Mareada, furiosa, confundida. No podía quedarme allí ni un segundo más. Sin pensarlo, tomé la mano de Min-ju y salí del lugar lo más rápido posible.
A medida que nos alejábamos, pude ver en los ojos de Charlotte cómo su enojo se transformaba en tristeza. Pero no podía detenerme; la rabia y la confusión nublaban mi juicio.
—Llévame a casa —le ordené a Min-ju, mi tono brusco y cortante.
Min-ju no dijo nada, solo asintió, comprendiendo mi estado. Llegamos a mi departamento en silencio, y lo único que deseaba era esconderme bajo las sábanas y olvidar todo.
Min-ju me ayudó a recostarme en la habitación. Su presencia, aunque no lo admitiera, era reconfortante. Cuando se dio la vuelta para marcharse, dudó por un momento, pero finalmente pareció decidirse. Sin embargo, la detuve al tomar su mano con firmeza.
—Por favor, no te vayas. No quiero estar sola.
Mis palabras me sorprendieron tanto como a ella. Mi voz se quebró, revelando una vulnerabilidad que apenas reconocía en mí. Había pasado de la furia al desconsuelo en cuestión de segundos. No quería quedarme sola con mis pensamientos.
Min-ju no dijo nada, solo se acostó a mi lado. Dejó que me acurrucara en sus brazos y acarició mi cabello con delicadeza, ofreciéndome el consuelo que tanto necesitaba en ese momento.
Mientras yacía en sus brazos, una maraña de emociones se desató en mi mente. ¿Por qué me sentía así? Había conocido a Charlotte por años y nunca me había importado verla con alguien más. Pero ahora, al verla con Lauren, me llenaba de una rabia insoportable.
No entendía lo que pasaba dentro de mí, pero en ese instante solo deseaba encontrar algo de paz en el abrazo de Min-ju.
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