Dulce Prisión

El duque Theodore Bennet no dejó nada al azar. Toda la mansion estaba llena de hombres de confianza, vigilando cada puerta, cada pasillo, incluso los jardines y los corredores más alejados. Cada invitado era revisado, cada sirviente estaba al tanto de su lugar, y él mismo hacía rondas intermitentes, gruñendo suavemente cada vez que algo no le parecía seguro.. su mente no dejaba de pensar en cada posible intrusión, en cada sombra sospechosa… todo para que su canario travieso estuviera completamente protegido.

Mientras tanto, Maddie estaba completamente concentrada en otros detalles. Caminaba por los salones llenos de flores y candelabros, revisando los últimos toques para su boda.. su cabello brillaba bajo la luz de la mañana, y su sonrisa coqueta era como un desafío silencioso para el demonio Bennet, que recorría la mansion vigilando cada movimiento.

[Hoy tengo que estar perfecta]

Pero Maddie también tenía en mente algo más privado, algo que la hacía sonreír con un rubor sutil. Buscaba un hermoso conjunto de ropa interior para la noche de bodas, elegante, delicado… que hiciera que su dulce prisión cobrara aún más sentido, y que el duque no pudiera apartar los ojos de ella ni un segundo..

En un instante, mientras Theo revisaba las habitaciones Maddie se inclinó sobre un vestido corto transparente cuidadosamente colgado y murmuró traviesa..

Maddie: quiero que esta noche sea inolvidable

El duque, desde la ventana del salón, la vio y gruñó bajo, apretando los puños. Ni siquiera podía imaginar que su canario travieso pensara en cosas tan atrevidas mientras él corría de un lado a otro, preocupado por la seguridad de toda la mansion.

[Maldito canario… cada día me vuelves más loco.]

La mansion Bennet estaba adornada con flores que llenaban el aire de perfume, los candelabros brillaban como estrellas y los pasillos parecían interminables, llenos de invitados que murmuraban sobre la fama del demonio de la isla y su pequeña prisionera peliblanca.

Una hora después empezó la ceremonia…

El jardín de la mansion Bennet estaba desbordante de flores y luz. Los rayos del sol se filtraban entre los árboles, y las mesas y sillas para los invitados estaban perfectamente alineadas, mientras el aire se llenaba de murmullos emocionados y un suave aroma a rosas y jazmín.

El mago, un hombre alto con túnica azul.. se situó frente a los invitados, listo para oficiar la boda. Sus manos se movían con gestos ceremoniosos, mientras murmuraba encantamientos de protección sobre los novios y los presentes.

Entonces, el murmullo entre los invitados creció. Maddie apareció al final del pasillo, caminando lentamente con una seguridad que dejaba sin aliento a todos los presentes. Su vestido blanco ceñido realzaba cada curva de su cuerpo, y la larga cola del vestido se arrastraba suavemente sobre la hierba, como una estela de nieve. Cada paso que daba estaba lleno de gracia, elegancia… y un toque de provocación que no pasó desapercibido.

El duque Theodore Bennet estaba parado frente al altar.. observando cada movimiento de su canario travieso. Sus ojos se estrecharon y sus labios se fruncieron, tratando de mantener la compostura, pero el calor subía por su cuello hasta sus orejas. Gruñó suavemente, un sonido casi inaudible, mientras sentía que su corazón latía con fuerza.

[Maldito canario… solo  camina hacia mí y aun así me vuelve loco]

Maddie se acercó con paso firme, ignorando deliberadamente los murmullos de admiración a su alrededor. Cuando finalmente llegó frente a Theodore, inclinó ligeramente la cabeza y le sonrió, tan coqueta que él tuvo que desviar la mirada unos segundos para no perder el control.

El mago comenzo a recitar las palabras solemnes, su voz firme hacia eco en el jardin, pero Maddie apenas lo escuchaba, sus ojos solo estaban puestos en Theodore, en como sus labios se apretaban y sus hombros tensos parecian contener una tormenta.

Mago: Duque Theodore Bennet, acepta usted a Maddie Simpson como su esposa, en la salud y en la enfermedad, en la fortuna y en la ruina… hasta que la muerte los separe?

Duque: Acepto..

muchos invitados se estremecieron porque esa voz sonaba mas como una sentencia que como una promesa.

Mago: y usted, Maddie Simpson, acepta como esposo al duque Theodore Bennet, prometiendo serle fiel y compartir con él su vida hasta el final de sus dias?

Maddie: Acepto… con mucho gusto..

respondio con tono coqueto, varios invitados se miraron entre ellos sorprendidos por la forma tan segura en que hablaba, pero ella solo miraba a su duque que parecia contener la respiracion.

Mago: por la union de magia y de sangre, declaro que ahora son marido y mujer

Hubo un aplauso contenido, campanas magicas sonaron en el aire, pero Maddie no espero a que el mago dijera nada mas, se acerco con una sonrisa picara y le susurro al duque en voz baja..

Maddie (susurro): ahora si me puede besar, o va a gruñir como siempre?

Theo la miro con el ceño fruncido, atrapado entre la furia y el deseo, y finalmente inclino su cabeza para besarla.. No fue un beso suave, fue fuerte, posesivo, como si quisiera marcarla frente a todos. Maddie correspondio con la misma intensidad, sin importarle las miradas.

Cuando se separaron, Theodore aun la sujetaba con fuerza de la cintura y susurro contra su oido..

Duque: canario travieso… algun dia me vas a volver loco de verdad..

Maddie rio genuinamente, disfrutando de cada segundo.