La esposa humana del vampiro
¿Qué harías si, después de una vida plena, reencarnas como la esposa de un vampiro? Y no cualquier vampiro, sino uno poderoso, con dos hijos y una mansión que mantener, ¡justo como en la última novela que leíste! Nuestra protagonista, una anciana del mundo moderno, se encuentra en este hilarante y peculiar aprieto.
Ahora, con su espíritu vivaz de octogenaria atrapado en el cuerpo de una joven esposa, deberá navegar las excentricidades de su nuevo hogar inmortal. Entre hijos colmilludos, sirvientes peculiares y un esposo misterioso, descubrirá que la vida eterna puede ser sorprendentemente divertida y, quizás, incluso le ofrezca una segunda oportunidad para el amor y la aventura. Prepárate para un romance fresco, lleno de risas y con la dosis justa de acción en un mundo donde lo sobrenatural se encuentra con lo inesperado.
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Capitulo:04
LAURA:
Con ayuda de Lidia elijo un vestido bastante cómodo y hermoso que la verdad me gusta mucho.
—Lidia.
—Si mi señora.
—Quiero que pongas el espejo en mi habitación.
La mujer me mira no muy convencida.
—¿Está segura?
—Sí.
Respondo mientras observo todos mis bellos atributos en el espejo... Cielos, pero que pechos más firmes...
Mis pensamientos me llevan a los recuerdos de este cuerpo y la verdadera Laura Petro odiaba mirarse en un espejo porque se sentía fea y “sucia” por haber consumado el matrimonio con su esposo mientras su corazón amaba al barón Harrison... Que estúpida ¿Cómo dejó desperdiciar semejante bombón?
—Pero descuida Laura Petro... Yo lo disfrutaré por ti.
Una sonrisa se forma en mis labios mientras me miro al espejo.
—No, ya estoy lista, podemos salir.
Lidia asiente y ambas salimos de la habitación.
—Las chicas de servicio se encargarán de empacar ¿Qué le parece señora? Sé que a usted no le gusta que toquen sus cosas pero...
—Descuida, lo pueden hacer.
Ella solo asiente y no dice nada hasta que llegamos al comedor.
Los niños que según los recuerdos tienen por nombre, Albert y Mía, me miran con desagrado mientras frunce el ceño, pero eso me tiene sin cuidado cuando mis ojos miran a mi esposo vampiro... ¿Será que se quema en el sol?
Hago una reverencia según el protocolo y me siento a su lado sintiendo su rico aroma varonil... Mmm.
En la mesa se forma un silencio incómodo, pero eso no me perturba, estoy acostumbrada a esos tipos de situaciones y nada va a robarme la paz que tengo.
El desayuno llega y como anoche es un rico manjar el cual devoro con esmero hasta que escucho la pequeña voz de mi hijastra.
—Papá quiero sangre.
Dice y me dirige una mirada maliciosa.
—Mía, ya te he dicho que está prohibido tomar sangre delante de la duquesa.
—¡Pero quiero sangre papá!
La voz de la niña es casi llorona y la miro con un suspiro.
—Por mí no se preocupen, pueden comer y tomar lo que gusten.
Menciono mientras me como una deliciosa fruta que nunca había visto.
Mi guapo esposo me mira por unos segundos dudando y luego le hace una seña a uno de los sirvientes.
A los pocos segundos llega una sirvienta con una copa plateada y se lo entrega a la niña consentida y malcriada, solo se salva por qué no me he adaptado bien a este extraño mundo, pero ya verá.
La mocosa con una sonrisa brillante toma la copa en sus manos y comienza a tomar dejando que un hilo de sangre baje de sus labios.
Sin expresión en mi rostro tomo de un delicioso jugo y alzo las cejas ¿Ella cree que voy a vomitar como hacia este antiguo cuerpo? Jajaja, por mí puede comer mierda.
Al terminar de tomar el jugo me sueno la garganta y miro a la niña fijamente.
—Cuando lleguemos del viaje hablaré con la maestra de etiqueta para que aumente las horas de clase... No es posible que una dama de la nobleza tome líquido de esa manera... Es inaceptable.
La niña abre los ojos.
—¿Más horas? No, esa señora es muy mala.
—No está en discusión.
Con delicadeza me levanto de mi asiento y miro a la niña con una sonrisa.
—Es notable que necesitas modales... Llamaré a tu nana para que te dé otro baño... Esta vez será con agua fría, no tenemos tiempo para calentar agua, se nos hace tarde.
—¡Papá!
Chilla la niña y miro al vampiro fijamente, este solo me mira y con un suspiro se levanta de su asiento.
—Tu madre tiene razón Mía, espero que para una próxima vez analices bien lo que vayas a hacer.
El vampiro se retira al decir eso y yo hago lo mismo acercándome a Lidia.
—Busca la nana de los niños.
—Si señora.
VICTOR CORTÉS:
Camino hacia mi oficina y al entrar me encuentro con Adrián Morten, mi segundo al mando fiel y leal.
—Señor Cortes, todo está listo.
Dice y asiento mientras camino hacia mi sofá de terciopelo, muy pensativo... ¿Será que Laura está diferente? O es solo mi percepción, me sentí un niño cuándo sus ojos me miraron fijamente.
—¿Se encuentra bien señor?
Pregunta Adrián.
—Sí, estoy bien.
—¿La duquesa ha hecho otro de sus berrinches?
Pregunta curioso y niego.
—Ella se lo ha tomado bien, no ha hecho nada.
—¿Estás seguro? A la duquesa no le gusta salir de las cuatro paredes de su habitación ¿Seguro que se lo ha tomado bien?
—Si eso creo... Aunque ha actuado muy extraño...
Adrián alza las cejas.
—Tengo que verlo para creerlo.
Levanto mi mirada y lo miro fijamente.
—¿Dudas de mis palabras?
—No, jamás señor.
Dice colocándose derecho y yo suspiro.
—Iré a ver qué todo esté marchando en orden.
Me levanto y salgo de la habitación para ir a revisar los carruajes y darle algunas órdenes a mis hombres, pero me detengo e inmediatamente me oculto en una esquina al ver a la duquesa bajar las escaleras con una sonrisa brillante mientras sostiene sus pechos con ambas manos.
—Lo único que no soporto es tener mis partes peludas... Creo que tendré que buscar una navaja y cortar ese monte... Dudo que aquí tengan rastrillos.
Ella susurra muy bajo, pero gracias a qué soy vampiro la puedo escuchar claramente.
—¿Cómo le gustarán a mi bombón? ¿Con pelo o sin pelo?
Arrugo el ceño al no comprender lo que dice.
—¿Espiando a tu esposa? No es normal en ti.
Miro mal a Adrián y me retiro por otro camino no haciendo caso a lo que dice.
Autora sólo recuerda que la culpa y el arrepentimiento nos van a acompañar siempre pero has seguido tú camino y continuas de pie. Eres una sobreviviente enorgullecete de ti.
Un abrazo y bendiciones!