En contra de su voluntad, Sara, una joven dulce, amable y ciega, al ayudar a su hermana Lize a escapar del matrimonio, se ve obligada a reemplazar a la novia y termina casándose con Adam, un multimillonario considerado por todos como un hombre atractivo, pero también extremadamente frío y cruel.
Lo que comenzó como una unión por conveniencia pronto se revela como un inmersión inesperada en emociones profundas y desconocidas.
En este matrimonio inesperado, los opuestos se enfrentan a desafíos imprevistos y secretos reveladores. Entre el hielo de la obligación y la llama de la esperanza, surge la incertidumbre: ¿podrá el amor nacer entre dos personas tan diferentes?
NovelToon tiene autorización de Jéssica Almeida para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 1
Me llamo Sara Sanchez y actualmente tengo 20 años.
Siempre fui tímida, después de que perdí a mi madre por cáncer con 6 años, quedamos solo mi padre y yo. Cuando tenía 10 años él conoció a Mileide y se enamoró, ella era gentil y me trataba muy bien. Mileide tenía una hija, Lize de 12 años, ella también estaba pasando por el luto, el padre de Lize había muerto hacía 3 años en un accidente de coche cuando la conocimos.
Mi padre y Mileide se casaron con pocos meses de relación, Lize y yo nos llevamos muy bien desde el principio. Mileide tornó nuestra vida difícil, para ella todo era una competición, ella ya no era tan "gentil". Mi padre siempre trabajaba mucho, realmente lo necesitaba porque Mileide es una mujer que gusta de lujos. Nunca me quejé de Mileide a mi padre, él estaba feliz de nuevo.
A los 15 años empecé a tener fuertes dolores de cabeza, terminé el año escolar por primera vez con dificultad. Mi padre quedó muy preocupado y quería alejarse un poco de los negocios, Mileide no dejó y ella empezó a cuidar de mi salud. Fueron muchos médicos hasta el diagnóstico de glaucoma, infelizmente evolucionó rápido y a pesar de mi poca edad, con 17 años perdí totalmente mi visión. Fue difícil adaptarme, tuve depresión por un año.
A los 18 años finalmente acepté que no había más remedio, desistí de buscar por más médicos y me adapté a la nueva realidad.
Mi padre no supo lidiar, se culpó por no haber estado a mi lado y eso perjudicó sus negocios. Mileide me culpó por todo y sufrí mucho con la rabia de ella. Lize siempre estuvo a mi lado, ella es mi mejor amiga. Fue ella quien me ayudó a concluir los estudios y adaptarme a la nueva realidad. Lize siempre vio películas conmigo, narrando todas las escenas y leía para mí mis libros favoritos. Compró aparatos electrónicos propios para mi realidad y me ayudó a usarlos.
Cumplí 20 años hoy, mi padre nunca dejó pasar en blanco y hoy no apareció. Él empezó a beber bastante últimamente y a pesar de que nadie me dice nada, yo sé que estamos al borde de la bancarrota.
Sara: ¿Quién está ahí?
Oigo pasos y me da miedo. Conozco este perfume.
Mileide: Si tu padre se mata, que sepas que fue por tu culpa, ¡inútil!
Hablo con odio.
Sara: ¿Qué está sucediendo con él?
Mileide se aproxima y mi corazón se congela, siento que ella me empuja con fuerza. Me golpeo en la esquina de algún mueble de mi cuarto y siento un dolor terrible.
Mileide: Tú aquí, no eres la víctima. ¡Tu padre está muriendo día tras día gracias a ti!
La sonsa se hace la víctima, una vez más e intenta levantarse.
Sara: Mileide me levanta por los cabellos, siento mi cuero cabelludo arder.
Me está lastimando, suéltame.
Mileide: ¡Cállate! Espero que estés feliz, porque nadie más lo está gracias a ti.
Hablo y salgo con odio de Sara. Debería haberme librado de esa sonsa hace años. Resuelvo ir hasta la empresa de Adam a pedir que nos ayude a reerguernos. El padre de él era muy amigo de mi difunto marido.
Sara: Mileide sale e intento llegar a mi cama con dificultad. Lloro con miedo de perder a mi padre y me quedo bien quietita en la cama encogida sintiendo mucho dolor en las costillas.
En la empresa de Adam...
Mileide: Me estoy aproximando a la sala de Adam cuando escucho gritos y voces alteradas.
Adam: ¡Ya dije que no me voy a casar, joder!
Marcos: Mira el modo en que le hablas a tu padre, Adam. No tienes elección, cásate o no vas a estar en la presidencia. ¡Siempre supe que necesitarías estar casado!
Adam: ¡Eso veremos!
Salgo irritado con mi padre. Entro en la sala y oigo golpes en la puerta, pido que entre y me quedo mirando a Mileide parada con una mirada indescifrable mirándome.
¿Qué quieres, Mileide?
Mileide: ¡Un acuerdo!
Hablo calmada.
Adam: Acredito que no tenga nada que me interese.
Mileide: Tomo mi celular y pongo una foto de Lize y en seguida la coloco encima de la mesa de Adam.
Adam: ¿Modelo? ¡Bonita!
Mileide: Mi hija y tu futura esposa por contrato.
Adam: Doy una sonrisa diabólica.
¡Muy gracioso!
Mileide: Como debes saber la empresa de mi actual marido está pasando por una fase difícil, ayúdame a reerguirla y te doy la mano de Lize en casamiento por contrato. Ella es bonita como puedes ver, educada y sabe comportarse en sociedad como una perfecta dama. Quedarán casados por un año, y después tú le das el divorcio a ella. Los dos se benefician como puedes ver.
Adam: Me quedo pensando, no estaría mal casarme. Resuelvo el problema del acuerdo para continuar en la presidencia, Lize es realmente linda y con un año puedo divorciarme sin problemas.
¿De cuánto estamos hablando?
Mileide: ¡Una fusión con una de tus empresas y algunos millones que no te harán falta!
Adam: ¡Me caso el sábado!
Hablo decidido. ¡Este acuerdo puede traerme varios beneficios!
Mileide: ¿Ya? Es mañana. Necesito hablar con Lize, Adam.
Adam: No es negociable. Mañana a las 14:00 horas en la iglesia, voy a estar esperando a mi novia con un acuerdo y un cheque en manos. Envíame el valor por mensaje hasta el fin del día.
A mi padre hasta le va a gustar, él tenía una buena amistad con el difunto marido de Mileide y, por otro lado la empresa del actual marido de ella me interesa. Si es bien administrada puede rendirme mucho más que algunos millones asociada a mi empresa.
Mileide: Todo bien, hasta mañana entonces. Ten un buen día.
Salgo pensando en cómo voy a lidiar con Lize y Carlos.
En la mansión de Carlos...
Carlos: Siento que estoy más sobrio y resuelvo ir a ver a Sara. Entro en su cuarto y la veo encogida, su rostro denuncia que estuvo llorando.
Me disculpa por no haber venido antes, mi amor. ¡Feliz cumpleaños!
Sara: ¡Padre!
Mi padre se aproxima y me abraza apretado, siento mucho dolor en las costillas y me muerdo los labios con fuerza para soportar el dolor y que él no perciba nada.
Carlos: ¿Está todo bien, hija?
Sara no parece bien, metí la pata de nuevo con ella.
Sara: Pensé que no vendrías.
Carlos: Nunca dejaría de felicitarte, mi amor.
¡Maldición! La hice pensar que no vendría a verla. Necesito arreglar mi vida.
Sara: Padre... A mamá no le gustaría verte así. Bebiste de nuevo, ¿no? ¡Necesitas levantar la cabeza, no es tu culpa, padre.
Carlos: Claro que lo es, tú eres mi responsabilidad. Mi mayor tesoro y no cuidé de ti. ¡No estuve a tu lado!
Hablo con mucha tristeza. El pensamiento de que podría haber hecho algo diferente que podría cambiar el desenlace, no para de asombrarme.
Sara: No es verdad, estuviste trabajando para poder pagar los mejores médicos. No te culpes, yo te amo, padre, y estoy sufriendo viéndote así.
Carlos: Prometo que voy a mejorar. Por ti, mi amor.
Beso la parte superior de la cabeza de Sara y sigo para el escritorio. Necesito ver cómo puedo arreglar las cosas, haré todo por Sara.