Pecado En Sangre
Thiago sonrió y chocó copas con su grupo. Los sonidos de festejo del fin de año inundaban todo el lugar y la música retumbaba con fuerza. Se rieron cuando uno intentó beber un vaso puro de vodka escupiendo todo a mitad de vaso.
La noche recién empezaba y ellos lo sabían. Mara trajo de pasada de la cocina a la sala donde había una gran bolsa de frituras.
— ¡Oh, no! ¿Por qué? —sollozó una de las dos chicas del grupo, mientras robaba algunas frituras del paquete —. Yo que había empezado una dieta equilibrada —y se lo llevó a la boca con gusto.
— ¡Siempre dices lo mismo y terminas igual! La vez pasada hasta te comiste una hamburguesa triple de un 24hs.
— ¡Eran unas hamburguesas riquísimas!
Thiago negó con la cabeza y le pegó un trago a su vaso.
—Ey, ¿Qué es esto? —preguntó el mismo que casi se iba a un coma alcohólico, agarrando una botella de las tantas que había en la mesa.
— ¡No, no! —exclamó Mara, retirando la botella de sus manos —. Ya vimos suficiente de tus intentos de suicidio en el departamento. Si te desmayas, Thiago limpia tu vómito.
— ¡Aléjate! —gritó de pronto el mencionado, casi ahogándose con su propia bebida —. ¡Saquen todas las bebidas blancas de sus manos! Te vamos a dar solo jugo o gaseosa —le dijo apuntando con su dedo, como si lo retara.
—Amigo —se quejó Axel, bromeando. Hacía gestos de querer agarrar las botellas, pero las chicas eran más rápidas.
—La vez pasada, no solo vomitaste ¡Cagaste en nuestra ducha!
Mara asintió solapando a Thiago, indignada. El chico tuvo la decencia de verse avergonzado. Axel tenía un rostro amigable y un tanto regordete, su cabello negro y estaba corto, solía usar gel para dejarlo en punta. De contextura grande de altura y ancho de espaldas, parecía jugador de rugby.
Toña se burló de él, sacándole la lengua. Diminuta al lado de cualquiera, tenía la nariz respingona y pecas en toda la cara. Su cabello había pasado por tantos colores y tratamientos que ahora estaba en un terrible color zanahoria que la hacía ver como un duende.
La previa antes de su salida siempre era igual, Axel haciendo el valiente y terminando a las horas vomitando su vida entera. Esta vez se negaron a volver a pasar por lo mismo y lo detuvieron a tiempo.
La noche pasó rápido y el reloj marcaba cerca de las dos de la mañana. Las chicas y Axel habían ido al baño; Toña se retocaba el maquillaje mientras Mara y Axel se terminaban de acomodar el cabello, por tercera vez en el caso de Axel. Thiago simplemente esperaba tirado en el sillón a que terminara. Solo se ojeó por el reflejo del espejo. La chaqueta, jeans y una simple camisa negra lo palideció demasiado pero no le importó. Había estado indeciso sobre su cabello rubio y largo, al final decidió llevarlo suelto. Trató de relajar el ceño fruncido pero al poco tiempo, sus finas cejas volvían a fruncirse.
Una risa suave y femenina lo asustó. Giró encontrándose con Mara.
—No hagas eso, pareces fantasma —dijo —. Toda silenciosa, un día me dará un infarto.
—No puedo creer que estés mirando tu reflejo —sonrió. Su cabello corto y crespo, había sido bañado en productos para el cabello para darle forma y que bonitas rizos apenas tocando sus hombros. Había elegido un conjunto de top brilloso en dorado y shorts marrones que resaltaban su bronceada piel.
— ¿Y quién mejor que yo mismo para apreciar mi propia belleza? —con una expresión de arrogancia se llevó el cabello hacia atrás, en un gesto dramático.
Mara soltó una carcajada.
— ¡Mírate, no más! —exclamó Thiago, juguetón— ¿Hoy sales a buscar un compañerito de juego?
—No, paso. Hoy solo quiero beber y bailar —miró hacia el pasillo que daba al baño y gritó:—. ¡Ustedes dos, vayan terminando que voy pidiendo un auto!
— ¡Espera, Mara! ¡Me tembló la mano por culpa de alguien y me arruinó el delineado!
— ¡No me eches la culpa! —se defendió Axel, saliendo del baño —. ¡Te estaba quedando horrible de todos modos!
Una goma suave fue lanzada por la espalda directo a su cabeza.
A los pocos minutos se había pedido un auto y los cuatro iban directo a Hanging Gardens, su centro de encuentro regular. El lugar se destacaba por la pista al aire libre que daba de cara al río. Las noches de sábado se podía ver un flujo de personajes llamativos. Zapatos de plataformas con un agregado de veinte centímetros de tacón, prendas brillosas y lentejuelas, maquillajes dramáticos. Se respiraba un aire de carnaval, aunque no fuera febrero. Era el año nuevo, el día especial para romper con las tradiciones del sábado. Todo tipo de personajes inundaban el lugar y se mezclaban con quienes, en días normales, no se vería.
Esa noche no era diferente. Una vez dentro, buscaron quedar en una mesa o acaparar espacio en una parte de la barra. A lo lejos Thiago vio como alguien, con apariencia femenina, revoleaba una peluca castaña y lanzaba a bailar a la pista. Se río, y le aplaudió internamente.
— ¿Ustedes van a pedir algo o se van a la pista? —Toña hizo un esfuerzo de escucharse por encima de la música, lo suficiente para que sus amigos la entendieran.
— ¡Yo voy por un trago! —afirmó Mara.
Axel ya estaba perdido entre la multitud. Thiago le pidió a Mara un trago antes de que se fuera para la barra y Toña se fue por el mismo camino que Axel luego de tirarle unos billetes a Thiago.
—Ah, que lindo —contó los billetes, haciendo una cara de satisfacción —. ¿Al fin me pagas por tantos años de terapia?
—No, la última vez me lo bebí todo y tuve que volver en el transporte público.
Aunque la noche era agradable y parecía que iba a tener un buen final, Thiago se encontró un tanto ahogado. Por lo que buscó la zona al aire libre para respirar un poco. La música se podía seguir escuchando pero no era tan fuerte. Había personas tomando o fumando. Los que no aguantaban el interior, estaban aprovechando la pista de afuera. Disfrutó del aire frío, apoyándose contra la barandilla.
De entre los bolsillos de la chaqueta de cuero que llevaba encima, sacó una caja de cigarrillos. Puso el cilindro en su boca para describir que no traía consigo encendedor. Bufó, volteó los ojos hacia arriba.
— ¿Quieres fuego?
— ¡Oh, por favor! —murmuró con el cigarrillo en los labios. Una mano acercó el mechero encendido y pudo prender luego de un par inhalaciones. Liberó el humo y sonrió —. Gracias.
Su voz quedó casi atorada en la garganta, aún así mantuvo su dignidad y sonrisa en el lugar correcto.
—De nada.
Era un hombre. Uno bastante atractivo; ojos azules fríos con cejas gruesas y piel morena que parecía enmarcar más el color de sus ojos. Thiago apretó los dientes aún sonriendo: no era de su tipo pero tenía un atractivo que hacía que cualquiera darle una probada. Todo el hombre exudaba autoridad, mando. Este tipo no era de los que se dejaba llevar, él te llevaba hacia dónde quería. Thiago se preguntó si también lo llevaría a algún lugar.
—Es agobiante estar adentro —comentó, su voz era grave y cascosa.
Thiago parpadeó suave, sintiéndose atontado. Lo vió tantear con las manos y, asumiendo lo que buscaba, le ofreció de su caja.
—Tú me prestaste el encendedor —dijo ante la mirada sorprendida del hombre —. Es un trato justo, me parece.
El tipo aceptó con una sonrisa leve.
Pensó en sus posibilidades siendo año nuevo, y que sería una verdadera lastima si era hetero. Pero se dijo que no perdía nada, probaría terreno. Si veía que no iban por el mismo río, se retiraría, sino… bien podrían salir a jugar una noche. Thiago sonrió con un poco de coquetería.
—Es tan fresco —agregó justo cuando una ola de aire del río les llegó de frente. Ambos, de cara al río, se apoyaban en la barandilla con sus cigarrillos en mano —. Aunque es más entretenido estar allá —miro hacía el interior donde había un grupo de gente bailando.
—Mucha gente para mí gusto —respondió el hombre a su lado.
— ¿No te gusta bailar?
—Me gusta, me agrada pensar que es lo mejor que puedo hacer —sonrió.
— ¿Tu única cualidad? —volvió a preguntar, mirando esta vez hacía su acompañante.
—Ah, no, no —pareció pensarlo un momento antes de responder—. No creo que sea la única.
—A ver, cuenta —tomó un bocado de su cigarrillo y, mientras lo dejaba salir, preguntó— ¿Qué otras cualidades tienes entre manos?
El extraño se rió. Su risa fue grave y rica, dejando a Thiago un agradable cosquilleo en la espalda, se sentía deseoso de volver a escucharlo reír. Entonces aquellos ojos azules zafiro se enfocaron en su cara. Los pálpitos de su corazón lo asombraron un poco, sentía nerviosismo como si fuera a dar un discurso o una lección frente a muchas personas. Se había formado un nudo en su estómago y se apretaba con fuerza.
Tenía un fuerte impulso de querer frotarse contra esta persona. Se sentía abrumado. Quería tomar al hombre y complacerlo de una forma absurda. Algo, capaz su conciencia en lo recóndito de su mente, le dijo que no era normal lo que sentía. Pero pronto esa voz quedó ahogada por brillantes ojos azules. Bonitos y deslumbrantes.
La boca estaba seca y no era agua lo que quería. Un cosquilleo conocido se instaló en la parte baja de su estómago. Contuvo el deseo de llevarse una mano ahí. Entre la oscuridad de la noche, las luces de la pista, nadie notaría si lo hiciera.
— ¿Quieres que te enseñe? —la pregunta sonó sugerente. Thiago se preguntó si estaba alucinando o esto era real.
Asintió con la cabeza. En otro momento hubiera retrucado la pregunta con jugueteo y un poco burlón. Nada de eso pasó por su cabeza. Este hombre, atractivo y sensual, le quería enseñar y él quería aprender. Quería lo que fuera que le diera.
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Comments
May
ta buenisimo ya me enganche con esta novela me encanto donde dice "su boca estaba seca y no era agua lo q queria" 7u7
2021-04-30
8
☕Mochi☕
7u7 que buen primer capitulo uwu! Ya me atrapó :³
2021-04-30
4