Capítulo 3

Mara había vuelto con los tragos a su mesa. Dejó ambos y miró a su alrededor, en un intento de identificar dónde estaría Thiago. Desde donde estaba ubicada podía ver todo la pista de baile, era una sección del lugar que era privada, tenías que subir por unas escaleras que se hallaban por la zona de barra. Decidió esperar un rato, asumiendo que solo había salido a fumar o que estaría en los baños. Las mesas eran cuadradas y los asientos eran unos sofás que iban a los costados, permitiendo una vista desde lo alto. Pudo ver a Toña siendo un punto naranja y Axel estaba estaba perdido en la multitud.

Acabó con su trago demasiado rápido para su gusto. Miró el vaso que hubiera sido de Thiago y se lo llevó a la boca. Siendo una persona poco perspectiva Mara no sintió los ojos fijos en su persona desde la oscuridad. Poco a poco, esta figura tomó forma entre la oscuridad de una esquina hasta tomar la apariencia de un hombre de cabello pelirrojo y rostro pecoso. Sonriendo con naturalidad y un rastro de amabilidad, estudio meticuloso a la ignorante muchacha que parecía más entretenida viendo el escándalo que formando parte de él.

Con paso pausado fue aproximándose, estaba a unos pasos de su presa. Un guardia de seguridad le pidió un comprobante de ser miembro para la zona VIP, negando la entrada en caso de que no tuviera uno. El pelirrojo sonriendo con amabilidad.

Si el guardia de seguridad hubiera sido más atento o capaz si el lugar fuera más iluminado, hubiera sentido un escalofrío que le recorriera la espalda. Aquella sonrisa en apariencia amable era perturbadora. Había algo oscuro en la apariencia amigable que dejaba entrever la falsedad de su gesto. En un parpadeo sus ojos brillaron de forma deslumbrante. Tornándose una agradable miel antes de cambiar a un marrón habitual.

—Gracias —susurró con voz suave, pasando por al lado del guardia quien seguía parado mirando un punto en la nada.

La presa seguía sentada en el lugar, dándole la espalda. Ignorando lo que a unos metros de distancia se había producido. Nadie notó lo sucedido y si lo hicieron no le dieron importancia. Todo había pasado desapercibido y le dió libre acceso a su pequeño premio sentado en la mesa.

Se acercó silencioso y deseoso. Parecía acecharla, y no estaba muy lejos de la realidad. Sondeó para encontrar algún posible problema. Sonrió mostrando los dientes, como un lobo que muestra los colmillos justo antes de atacar. Relajó su expresión a su anterior apariencia amigable.

—Disculpa.

Mara miró por encima de su hombro. Detrás un bonito chico estaba parado, de cara amable y agradable. De ojos café pequeños y gruesos labios. Capaz eran las pecas que le daban un toque travieso, o el pelo pelirrojo rebelde, no estaba segura.

Tratando de ser amable, contestó: — ¿Sí? ¿Necesitas algo?

—Ah… yo… —se sonrojó, viéndose ligeramente lamentable se llevó una mano al cabello —. Quería saber si… ¿Bailarinas conmigo?

Mara parpadeó confundida. De reojo vio la pista y terminó por asentir con una sonrisa.

—Claro, vamos.

Levantándose de la mesa dejando abandonado la mitad de su trago y tomándolo del brazo notó que era un más bajo que ella. Sin los tacones serían casi de la misma altura, pensó. Mara no le daba mucha importancia a las diferencias de altura, pero este chico que se veía absurdamente feliz por llevarla a bailar se le hacía extraño. Sentía la necesidad de observar.

Permitió que el chico la acompañara en tres bailes seguidos. Entre las luces y los movimientos de otras personas a Mara había algo que empezó a no gustarle, y no supo explicar qué era. Este chico parecía buscar su mirada cada vez que estaban cerca y, si no fuera que no intentaba nada, hubiera pensando que intentaba robarle un beso por la proximidad que manejaba.

Terminada la tercera pieza le hizo un gesto de que se retiraba. Pasando por entre la gente buscó llegar hasta la barra. Necesitaba tomar algo, y pidió al barman que le preparara un daiquiri ligero. A su lado pronto apareció el pelirrojo y pidió un trago también. Creyó que hablaría con ella en la barra pero no pasó, Axel apareció e interrumpió.

— ¿Has visto a Thiago? —preguntó alzando la voz por encima de la música.

Mara logró escuchar a medias la pregunta pero pudo deducir el resto, negó con la cabeza mirándolo confundida. Se aproximó y, usando sus manos como megáfono y evitando que su voz se distorsione, le dijo: — ¿Te fijaste en el VIP?

—Fui y no estaba, también estuve afuera pero… —e hizo un gesto de negación.

Mara arrugó los labios y el ceño, una mezcla extraña de preocupación y duda. Le hizo saber a Axel que la siguiera y se aproximaron hasta la mesa que tenían reservada. Ahí aún estaban sus cosas, buscó en el bolso de mano que había traía y sacó su teléfono. Con ambas cosas en mano, se dirigió al exterior. La música era más ligera y la gente menos escandalosa. Marcó el contacto de Thiago.

Primer timbre… segundo… tercero… llegó hasta seis timbres y se cortó. Retiró el teléfono de su oído y vió la pantalla. Se sintió descolocada cuando notó que eran ya las cuatro ¿En qué momento pasó tan rápido la hora?

Se giró hacia Axel que había estado esperando con ella aún lado.

—Busca a Toña y dile que nos vamos. Voy a llamarlo de mientras, no sé si está dentro y no puede escuchar el teléfono.

Volvió a marcar al número.

Había reglas dentro del grupo. Un acuerdo entre todos de forma tácita: si vienes conmigo, te vas conmigo. En caso de que alguno se fuera con otra persona avisaron. Era un método que habían implementado cuando eran jóvenes e iban de un lugar a otro. Mara estaba ansiosa puesto es algo que no pasaba con Thiago.

Mordiendo su labio, siguió buscando con la mirada, esperando que Thiago estuviera en algún lugar donde no pudiera escuchar su teléfono. Pronto, se volvió a cortar la comunicación y atendió el contestador.

Comenzó entonces a mandar mensajes.

—Estúpido —murmuró.

— ¿Lo pudiste contactar? —Axel ya estaba a su lado con una Toña bastante sonriente.

Mara alzó una ceja cuando notó la expresión tonta. Apostaba que su amiga ya estaba en camino a una buena borrachera, se mantenía en pie y derecha, pero su cara la delataba.

Se dirigió a Axel.

—Sigue sin contestar, ¿hace mucho que no lo encuentras?

—No lo vi desde que entramos y los dejé en la mesa. Lo estuve buscando después, pero no lo vi.

—Yo lo dejé en la mesa… volví con algo para tomar pero no estaba. Asumí que capaz había ido a bailar o se encontró con alguien.

Toña levantó una mano, aún sonriendo como tonta.

— ¡Yo sé, yo sé!

— ¿Lo viste? —preguntó Axel, mirándola con duda — ¿Dónde?

— ¡Estaba ahí! ¡Con un hombre hermoso! —Toña apuntó hacía la baranda que daba al río— ¡Después se volvió humo! ¡Puff! ¡Y se fue! —se rió mientras hacía un gesto con las manos, cerrando los puños y luego extendiendo los dedos como si explotará—. Se fue con un vampiro.

Axel y Mara se miraron. El primero se refregó la cara con fastidio y la segunda terminó por tomar aire y exhalar. Toña no estaba tan bien como habían creído.

—Está drogada —aseguró Axel mordiendo las palabras apretando los dientes —. No entiendo cómo, si según dijiste le diste todo tu dinero a Thiago.

Toña se rió.

—Solo le dí lo que no me iba a tomar —luego agregó: — ¡No estoy drogada! —hizo un puchero y se abrazó al brazo de Axel.

— ¿Qué crees que debamos hacer? —ignoró a Toña y se centró en Mara quien revisaba su teléfono.

Pensando un momento en qué hacer. No sabía si Thiago estaba, como había dicho Toña, con alguien y no les aviso. Podía pasar. No era lo normal, pero ¿Y sí, en su delirio Toña realmente lo vio irse con alguien? Capaz y solo estaba ahí con alguien más e iba a parecer mañana.

También estaba esa espina, oscura y escalofriante. Un susurró en su cabeza de que no, de que algo le pasó. Qué algo había pasado y ella no estaba ahí. Solo y desprotegido. Siguió mandando algunos mensajes, en espera de que le contestara. Axel lidiaba con la delirante de Toña que parecía asegurar de que un duende le había robado los pies.

— ¡No están, no están! —sollozaba mientras estaba sentada en el suelo, tocándose las rodillas.

—Estas sentada ¡No vas a ver tus pies así! —le contestó.

— ¡Ese duende me los robó, Axel! —seguía llorando y se abrazó a la pierna derecha del chico —. ¡Soy coja! ¿Cómo voy a caminar ahora? ¡Quiero hacer pipí y no puedo porque no tengo pies!

Axel parecía a punto de gritar mientras trataba de dialogar con Toña. Mara se apiadó de sus amigos, no podían quedarse esperando con Toña en ese estado, podría causar algún conflicto o vendrían a sacarlos y no estaban para eso.

Decidió entonces que esperaría. Si no era nada, entonces se encargaría de Thiago tan pronto lo viera. Pero… de no verlo llegar, iría a la primera comisaría que encontrará. Buscando, en consuelo, pensar que seguro aparecería al día siguiente, tomó su teléfono y pidió un coche.

—Volvamos —aconsejó mientras buscaba la dirección—. Vayamos saliendo y estoy pidiendo el auto.

— ¿Qué hay de Thiago? —preguntó Axel.

—Le avisaré que volvemos a casa. Cualquier cosa, lo esperamos allá.

Axel tuvo que llevar a Toña. Con una mano en la espalda y otra bajo sus rodillas, la levantó del suelo y se encaminó a la salida. Mara iba de frente para abrir paso, Toña continuaba maldiciendo a un duende que le robó los pies. Cuando Axel la alzó, seguía sin ver sus piernas, por lo que asumió que esté le había mentido, furiosa e indignada iba diciendo:

— ¡Ves, ves! —exclamó apuntando con el dedo— ¡Te dije que no tengo pies!

Esperar el auto afuera del lugar fue más fácil, Toña había quedado prendada de un farol y ya no le importaba la ausencia de sus pies. Mara esperaba encontrar a Thiago en algún lugar, sin embargo no creía que sucediera. Axel se entretenía meciendo a Toña como si fuera un enorme bebé en sus brazos. Se habían ubicado en la calle frente al lugar, puesto que había un coche detenido justo en la entrada.

Pronto llegó su vehículo. Mara sólo miró un momento por la ventana una vez lograron meter a Toña adentro, dejando en medio de los dos por si las dudas. Estaban tardando en salir, había demasiado movimiento de gente saliendo y vehículos, por lo que el chófer se quedó en el lugar hasta poder salir. Por la entrada alguien más era sacado en las mismas condiciones de Toña. No pudo ver quién era el que estaba siendo llevado en los brazos, pero si vio quién era el que lo llevaba en brazos.

El hombre era alto, parecía tener una apariencia ejercitada. La piel morena y el cabello negro. Lo perdió de vista cuando se inclinó dejando a su acompañante en el el auto que había estado esperando en la entrada. Dio la vuelta hacia el otro lado y cuando estaba apunto de abrir la puerta, se giró. Tenía una cara atractiva, de rasgos duros. Nariz aguileña y cejas gruesas, una mandíbula definida.

Ojos azules chocaron con los otros de un verde manchado en marrón. Se midieron en silencio hasta que el coche donde iba Mara encontró salida y empezaron a moverse alejándose del lugar. Tardó un rato en reaccionar.

Mara volvió a tomar su teléfono y escribió: "Espero que estés bien o voy a salir a cazarte con un arpón, tarado", y lo guardó en su bolso.

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Comments

☕Mochi☕

☕Mochi☕

Me encanta tu Novela :³ por favor actualiza pronto ;3

2021-04-30

4

Jenus Apolo

Jenus Apolo

me encantan está novela , ya quiero el próximo capítulo todo está muy interesante

2021-04-27

6

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