Capítulo 13

Demir le exigió que lo acompañara. Acompañarlo significaba tener que ir juntos en un coche por la ciudad. Ciertamente estaba muy desconfiado y aún así no entendía por qué estaba complaciendo al duende. Incluso, aunque tenía dudas, entró voluntario al coche y hasta ofreció ayudar al chófer con las bolsas. Demir lo arrastró dentro del vehículo, parloteando sobre que dejará a la gente hacer su trabajo.

Con los ojos en la ventana, notó más tarde que se dirigían hacia las afueras de la ciudad. Eso lo puso ansioso. Fue cuando pararon frente a "La Joya de Medio Oriente" que Thiago se puso nervioso.

— ¿Qué hacemos aquí? —preguntó con un timbre de pánico en su voz.

Dios, iba a entrar a un hotel alojamiento ¡Con un niño! Sentía como la sangre huía de su rostro y un leve mareo lo empezó atormentar.

—Nuestra familia vive aquí —respondió tranquilamente.

— ¿Tu familia vive en un hotel alojamiento? —la incredulidad era palpable en su voz —. ¿Por qué me traes aquí? ¡Ey, espera! ¿No eres huérfano?

—No quiero andar por ahí persiguiendo gente, es degenerado.

La respuesta lo desconcertó, pero el niño era raro así que no cuestionó demasiado la respuesta. Ingresaron por una entrada al estacionamiento, donde empezaron a dirigirse hacia otro estacionamiento que se encontraba por debajo; había dos estacionamiento subterráneos. El coche se detuvo en el último, cerca de una entrada.

— ¡No te preocupes, alguien se encargará de eso! —exclamó Demir cuando notó a su acompañante muy preocupado por sus alimentos. Se había aferrado a la sudadera de Thiago y lo empujaba hacia la puerta.

Dejándose llevar, casi con resignación, Thiago se encontró en un lugar particularmente bonito. Era una especie de sala comedor grande, con una mesa extensa en el centro y unos cómodos sillones frente a un televisor.

En los sillones un hombre trabajaba tecleando con rapidez en un netbook.

—Demir, explícame por qué están aquí —exigió sin sacar la vista de su trabajo, siendo consciente de su presencia.

— ¡No soy una niñera, Aleksis! ¡Ramsés puede ir a hacer el trabajo! —bramó Demir furioso, estaba pateando el suelo con el talón de su pie derecho.

—Tu trabajo era vigilarlo, no traerlo —su tono era cansado, quién ya repitió lo mismo todos los días. Demir se veía como alguien terco y un poco difícil de tratar.

— ¡Se quiso comer a la cajera! —con tono acusatorio apuntó a su acompañante.

Thiago no sabía donde esconderse mientras su cara se sonrojaba, quiso decir algo pero solo soltó algunos balbuceos.

—No, no… yo… ah —no alcanzó a encontrar una defensa que ya había sido interrumpido.

—Además, este estúpido juego del gato y el ratón no me gusta —respondió cruzándose de brazos.

Aleksis suspiró, estaba cansado y no sabía quién estaba agotando su paciencia tan rápido. Giró su atención hacía el chico que estaba tras Demir, se veía mejor de lo que esperaba, aún estaba algo pálido y sus labios tenían un extraño tono muy poco sano.

Se levantó abandonando su trabajo.

—Señor Russo, por favor acompáñame —Se acercó y le hizo un gesto con dirección a otro pasillo.

Viendo que se adelantó unos pasos, Thiago miró por encima de su hombre a Demir, quien se había dejado caer en los sillones apropiándose de la computadora del otro, antes de seguir a Aleksis. No había podido dejar de fruncir el ceño y mirar fijamente la espalda de su guía. Si el otro notaba o no la mirada en su espalda, no dio indicio alguno.

Fue guiado hasta la entrada de un despacho, Aleksis tocó tres veces antes de abrir ingresando primero, seguido fue Thiago. Su cara fue de sorpresa cuando vio un par de ojos brillantes y azules en el rostro serio de un hombre atractivo. Cuando estos ojos se enfocaron en los suyos una tormenta de recuerdos difusos empezaron a aclararse en su mente.

No lo había pensando en lo sucedido hasta ese momento, ni siquiera lo había analizado preocupado por otras cosas de mayor importancia.

Jadeó, incrédulo en su principio para luego pasar a una completa indignación.

— ¡Ramsés! —bramó con ira —. ¿Qué…? ¡Cómo es que…! —las palabras se le mezclaban y le resultaba difícil poder poner en orden su cabeza.

Las mordidas, la sangre. En su principio los recuerdos eran difíciles de entender. Cuando había despertado en aquel cuarto de hotel, había sido con recuerdo torcidos y demasiados brumosos para ser del todo comprensibles: había tenido sexo y eso lo sabía, estaba consciente de eso pero… todo lo demás que difuminaba como si estuviera bajo una neblina intensa que había desaparecido de golpe.

—Deberías sentarte un momento —recomendó Aleksis, guiando a Thiago hasta un asiento en el despacho.

Ramsés se acercó para cerciorarse de que Thiago no entrara en un ataque de pánico o algo similar. Los ojos brillosos, un tanto ausentes, de Thiago lo enfocaron y, aunque fue lo vio venir un segundo antes, no retrocedió cuando el puño de éste impactó contra su rostro.

— ¡Definitivamente eres un idiota! —le gritó furioso.

Aleksis estaba quieto en su lugar, sorprendido. Miró entre su maestro tendido en el suelo, quién se recargó en el escritorio para volver a enderezar.

— ¡Oh, dios, ese fue un gran gancho! —la voz divertida de Demir venía de la puerta que habían dejado abierta.

— ¿Qué haces aquí? —exigió Aleksis fruncido el ceño.

—Quiero ver drama —fue la escueta respuesta del niño.

— ¡Eres un completo y absoluto estúpido! —siguió gritando Thiago, mirando hacia Ramsés con los puños apretados, conteniéndose de darle otro golpe —. ¿Quién te crees que eres? ¿Cómo juegas con la mente de la gente así?

—Oh, ese fue un buen golpe —fue la respuesta que le dió mientras tanteaba la zona, causando mayor ira en el humano convertido.

—Gracias, te puedo dar otro para acomodarte la mandíbula —ofreció apretando los dientes con ira—. ¿Cuándo, en qué momento preciso, te permití jugar con mi cabeza? ¿Tienes idea de lo horrible que es pensar que estuve bajo el efecto de algo y por eso no recordaba casi nada? ¡Eres un completo imbécil! —volvió a gritarle.

—Oh, espera… ¿Ellos estuvieron se conocen? —murmura sorprendido Demir, luego frunció el entrecejo —. ¿Por qué estuvimos haciendo toda esa táctica espía entonces?

Aleksis contuvo el impulso de poner los ojos en blanco y frotó su frente, cerca de su sien. Sentía el inicio de un dolor de cabeza apunto de empezar y el primer tirón llegó con los pasos apresurados del pasillo.

— ¡Señor, escuchamos un grito!

— ¿Qué está pasando?

Christian y Wang venían corriendo por el pasillo.

—Comprendo tu enojo y sé que te molesto que tomara ese tipo de medidas, pero fue necesario —Ramsés respondía de forma diplomática y su postura era tranquila.

— ¡Cállate! ¡Solo escuchar tus excusas me hacen querer golpearte aún más fuerte! ¡Solo dime por qué estoy aquí!

Ramsés suspiró, sabía que Thiago no estaría en favor de escuchar nada de lo que saliera de su boca. Se apoyó contra su escritorio y frotó la mejilla que había sido golpeada.

—Señor Russo, por favor, le pido que me deje explicar lo que sucede —actuando rápido para evitar otra confrontación, Aleksis llamó la atención del chico —. La situación es un poco más complicada de lo que usted puede entender, por favor déjeme explicarle lo sucedido. Si quiere desquitarse con el maestro después, puede proseguir.

—Sí, nadie te culpará de eso —agrega Demir con una sonrisa que mostraba todos los dientes —, cada cierto tiempo te dan ganas de golpearlo.

— ¡Aleksis! —Ramsés vio indignado a su mano derecha. Ni siquiera se molestó en mirar hacia Demir, acostumbrado a las actitudes del chico.

Los dos miembros extra en el fondo miraban silenciosos el desenlace.

Thiago no se negó, se cruzó de brazos y miró hacía Aleksis: — ¿Qué tienes para decir?

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