Capítulo 14

Ramsés instó a que los tres en la puerta ingresarán de una vez al despacho, cerrando la puerta detrás de ellos. El despacho tenía cuatro sillones individuales, uno tomado por Thiago, Aleksis se había sentado de frente a él y al lado tenía a Demir. Christian y Wang se habían quedado de fondo, por detrás de Thiago, el primero apoyado contra una pared. Ramsés se había sentado en su lugar, de frente a los cinco.

Aleksis pareció buscar las palabras antes de hablar.

—Eres consciente de lo ocurrido entre tú y el maestro, más allá de haber estado juntos ¿No es así? —indagó cuidadoso.

Los dos miembros de fondo ahogaron un jadeo, buscaron confirmar mirando hacia Ramsés, quién los ignoraba. Demir, sentados con los pies colgado del lado izquierdo del asiento y la cabeza contra el apoya brazos, miraba a los involucrados con un claro asombró. Thiago dió una afirmación un tanto forzado.

—Bien, cuando el maestro tomó sangre, hizo también un intercambio contigo. El problema de cuando bebemos sangre es que puede ser perjudicial para nuestro… benefactor —la palabra fue elegida cuidadosamente —. La pérdida rápida de sangre puede dejar a un humano en estado anémico. Cuando se hizo este intercambio no esperamos que tú mueras.

Frunciendo el ceño, Thiago levantó una mano —Detente ahí, Sergei —Demir soltó una pedorreta y se rió por lo bajo —. ¿Y a mí qué me importa todo eso?

— ¡Que somos vampiros y tú también, idiota! —aclaró Demir de forma brusca, levantando la cabeza de golpe y mirándolo fijamente. Aleksis al fin puso los ojos en blanco completamente exasperado—. Ya sabes todo eso de beber sangre, matar vírgenes, seres oscuros y malditos por dios. Cada miércoles nos juntamos y comemos bebés.

— ¿Cuándo nos hemos juntado a comer bebés? —Wang susurró por lo bajo hacia Christian, tratando de tapar su boca de forma discreta y pretendiendo no ser oído cosa imposible—. ¿No era que si comíamos carne humana era malo?

—Wang, Demir estaba siendo sarcástico —respondió Christian.

—Oh.

—Vampiros —susurró Thiago, inconsciente tocó la lesión en su cuello por debajo de su bufanda.

—Exacto, y hoy casi te comes a la cajera porque olía bien —volvió a acusarlo, cruzándose de brazos, negándose a soltar lo ocurrido.

Thiago no se sintió especialmente perturbado. Capaz, influenciado por el tipo de contenido en la actualidad dónde los vampiros eran criaturas hermosas e inmortales que reflejaban un deseo humano. La idea de alimentarse o necesitar sangre resultó ser un poco extraña pero no le parecía tan descabellado ni algo que le molestara demasiado.

¿Qué diferencia podría haber en la alimentación de los humanos? ¿No eran los humanos seres carroñeros? No le preocupaba su nueva condición, capaz la idea de tener que encontrar de quién beber podía ser más incómodo.

— ¿Entonces qué va a pasar conmigo ahora? —Thiago fue selectivo con las palabras que utilizó.

Su instinto de preservación le hizo consciente que su existencia actual no había sido buscada. Incluso, fue evidente cuando se habían dirigido a él como "Señor Russo" cuando en ningún momento había dado su apellido. Habían investigado previamente quién era. Ellos podrían simplemente eliminar el error, no sería extraño.

Aleksis miró hacía Ramsés, era quien tenía la última y solo procederán de acuerdo a sus deseos. No fue el único que miró hacia esa dirección.

Ramsés podía sentir la intensidad de los cinco pares de ojos en su persona. Sus ojos habían estado puestos en la superficie del escritorio sin prestar mayor atención a su entorno. Alzó la vista y sondeó su alrededor, término por enfocarse en Thiago.

—No te mataremos, pero es obvio que ya no eres un humano normal. No puedes ir libremente por ahí —fue la respuesta sincera de Ramsés.

— ¿Y eso qué significa? —preguntó Thiago, no pudo evitar sonar un poco a la defensiva—Sé que no soy como antes, pero... la única vez que sentí algo así fue con esa chica en el supermercado.

—Los strigois no pueden estar sin un maestro —le informó Aleksis, hablando en un plano sin expresión.

— ¿Un qué? —la cara de Thiago se arrugó, confundido.

—A los humanos convertidos se los clasifica como "strigoi". Es una forma para identificar las diferentes especies de vampiros —respondió Aleksis.

—Oh... Eso significa que soy un sti- un sto ¿Cómo era? —Thiago preguntó dirigiéndose a Aleksis que parecía el único en cooperar con información.

—Strigoi —fiel a su suposición, fue éste quien respondió.

—Tu nueva condición te pone en una posición diferente —explicó Ramsés, mirando de reojo a Aleksis antes de dirigir su atención a Thiago—. Los de tu especie no tienen buena tolerancia al sol, pueden empezar con pequeñas lesiones y te puede hasta resultar molesta.

—No he tenido ningún problema hasta ahora con el sol —tarareó por lo bajo, considerando los últimos días.

— ¿Has visto acaso cómo vas vestido? —Ramses se reclinó en su asiento, usando un tono de indiferencia —. Tu cuerpo ni siquiera ha tenido contacto con el sol, y por lo que hemos visto hoy fue la única vez que te movilizaste al sol directo. Durante el día, dentro del hospital, permaneciste bajo vigilancia. Incluso los días que estuviste despierto, dormías de día y cuando se te dió el alta estaba oscureciendo. En ningún momento hemos dejado que notes el cambio —miró hacia Demir, quien estaba buscando nuevas formas para sentarse en los sillones —. Demir tomó una decisión precipitada pero no innecesaria al traerte.

Demir sonrió, deteniéndose en una postura extraña con los pies completamente enredados, y le sacó la lengua a Aleksis, quien alzó una ceja.

—El tiempo de exposición de un strigoi al sol puede ser de una a dos horas, pero luego de eso empezará a causar quemaduras que irán empeorando —explicó Ramsés —. Puede empeorar hasta convertirte en una masa a carne viva, no sería diferente a una quemadura de tercer grado en todo el cuerpo.

Thiago contuvo un escalofrío de solo imaginar si se hubiera quedado jugando un rato más en el supermercado.

—La necesidad de un maestro para los strigois está en el intercambio de sangre con un vampiro de nacimiento. La sangre de estos nos da cierta resistencia al sol, más de lo usual —aportó Christian desde su lugar, Thiago tuvo que girar un poco y mirar por encima de su hombro a los dos hombres, se había olvidado de la presencia de esos dos.

— ¿Y… qué beneficios obtiene un vampiro de un strigoi? —dudó en hacer la pregunta, pero le parecía extraño que un ser que, a la vista e intuyendo un poco en la actitud de los presentes, parecía estar por encima de ellos le diera de forma voluntaria su sangre.

—Sirvientes —respondieron al unísono.

Ramsés sonreía mostrando todos los dientes, casi riendo; Aleksis fue simple; Demir tenía una expresión de fastidio; una de las voces por detrás parecía emocionada, como quién responde la pregunta de forma correcta, y la otra sería.

—Tengo un plan de acción en tu caso. No puedes simplemente desaparecer, el caso de lo sucedido en el gimnasio te deja muy en el foco de mucha gente —Ramses reflexiona por un momento—. Desde ahora empezarás a trabajar con nosotros, si tienes actividades durante el día cambialas o en su defecto déjalas, es mejor que no te arriesgues demasiado.

—Espera un segundo —lo detuvo Thiago —. ¿Quién dijo que yo voy aceptar todo eso?

—Bueno... presumo que eres un chico listo —la frialdad con la que lo dijo, dejó a Thiago en un estado de alerta. Los ojos azules brillaban de forma tétrica poniendo en alerta—. Los strigois son peligrosos, ya te lo dijimos —dijo Ramsés viéndose aburrido —. ¿Por qué pelear con algo que ya no está en tu poder? ¿Quién sabe si mañana tu madre te resulta agradable al olfato? ¿Si se corta y tienes hambre? ¿Por qué jugar con su vida?

Encontrándose atrapado en un dilema, Thiago mordió su labio inferior. Ramsés tenía razón y le molestaba. Cerró los ojos, el recuerdo del olor de aquella chica del supermercado floreció, agradable y delicioso, lo atormentó en una imagen superpuesta de su madre en vez de la chica. Su madre sonreía dulce y con su voz suave.

Soltó un suspiro quebrado.

—Muy bien —aceptó viéndose derrotado—. ¿Qué tengo que hacer?

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