Sin Importar La Edad

Mario no sabía que decir ante mis palabras. Sus ojos se criatalizaron a punto de romper en llanto, sabía cuanto me ama, y saber que me quiero divorciar de él ha sido un fuerte golpe emocional.

_______ Esta discusión está yendo demasiado lejos.

_______ Debemos calmarnos. Solo te hice una pregunta, ¿Dónde estuviste toda la noche anterior y el día de hoy?

_____ No es para que reacciones así... _____ Con una voz rota, Mario rompe el silencio luego de un largo rato.

______ ¿Cómo esperas que reacciones? ¿Cuándo tú me humillas?

______ Te demostrado que te amo. Sé que no soy la mejor mujer del mundo, pero, cometo errores porque soy impulsiva. ¡Ya estoy cansada!

______ Me quiero divorciar...

Mario me toma de la cintura y me acerca a su cuerpo, intenta besarme, pero lo esquivo con mucha facilidad.

Esto era lo que quería lograr, desviar su atención, y que ahora sea él quien me ruegue para quedarme a su lado.

_______ Este Matrimonio va directo al fracaso. No quiero un marido que cree que soy una ramera...

Me solté de sus manos, dando un largo paso atrás.

______ ¿Estás hablando en serio? _____ Mario sonríe con dolor.

______ ¡Sí!

______ Un matrimonio como el que llevamos, cansa.

_______ No quiero seguir casada con un hombre que se conforma con las limosnas que le da su padre. ¡Yo necesito algo más!

______ ¡Necesito un hombre de carácter. Que sepa lo que quiere, y no a un tonto que se conforma con lo poco que recibe!

Le doy la espalda, pasando mis manos por mi cabello.

_______ ¡¿Tienes un amante?!

Mario me vuelve a tomar de la mano y gira mi cuerpo con agresividad. Me le quedó mirando, una leve sonrisa aparece entre mis labios.

________ ¡¿Quién es?! ¡Lo mataré!

..."Si supieras idiota que es tu propio padre. ¿Serías capas de matarlo? __ Me dije por dentro de mi mente....

______ No soy ese tipo de mujer. Antes de comenzar otra relación, primero me divorciaria de ti... _____ Respondí en voz alta.

_____ Te conozco, y sé que ya tienes un amante.

Fingí estar indignada y le doy una bofetada a Mario.

_______ No me conoces bien. Soy una mujer que todavía te ama con todo el corazón. Pero, no voy a permitir falta de respeto a mi persona.

______ Quiero divorciarme de ti. Hablaré lo antes posible con mi abogado...

Sin decir más fui a la recámara, necesitaba un baño, luego de descansar un rato iré a ver a Armando.

Ya era tarde; cuando desperté. Fui a la recámara de mi hijo. La mujer que contratamos cuidaba de él.

______ Buenas noches, señora. ____ En voz muy baja me saluda la mujer.

_____ ¿Cómo está? _____ Lo veo dormir tranquilamente, eso quiere decir que no tenía nada grave.

_______ Ya está muy bien. Tenía una leve infección en el estómago, nada grave. ____ Me contesta.

______ Necesito que mañana muy temprano arregles el equipaje de mi hijo, nos iremos del departamento mañana a las 10:00.

Después de darle las instrucciones a la chica, regrese a la habitación.

...Mientras tanto....

...Narra Marcela...

Por la noche, casi caer la madrugada, el cielo cayó sobre toda la ciudad; una fuerte lluvia que duro varias horas, arrasó con todo a su paso.

Me levanté de la cama, al no poder dormir por los relámpagos que alumbraban el interior de mi habitación.

Tomé asiento sobre el sofá, me cubrí con una manta. Era tonto de mi parte sentir tanto miedo por una simple tormenta.

Nunca me han gustado este tipo de fenómenos naturales. Me hacen sentir extraña.

Cuándo era niña, mi madre me abrazaba por la noche y me decía siempre que caí una tormenta como esta, es que algo muy malo va a pasar.

Pero, cuando termine, el sol volverá a salir con más brillo, así qué, no tengas miedo. Después de la tormenta viene la calma.

Que ellas palabras de mi madre, eran muy sabias. Pero, cuando fui creciendo, todo cambio.

Me levanté del sofá y fui hacia la ventana, enfrentando mis miedos. Miré como las gotas de agua caían de las nubes grises, el cielo se iluminaba con la luz de los relámpagos, haciendo un espectáculo único para mis ojos.

Ya no sentía tanto miedo, volví a mi cama, y me acosté. Eran más de las 2:30 de la madrugada.

...A la mañana siguiente....

Tal y como mi madre lo decía, el sol brillaba a su máximo resplandor. La luz de un nuevo y hermoso día entró por mi ventana, saludándome.

Extiendo mis manos y enderecé mi espalda. Me levanto de la cama y voy al interior del baño.

Luego de darme una ducha y vestirme, baje al comedor. Desayune un poco de fruta y café, luego salí de la mansión.

A diferencia de otras ocasiones, esta vez, no llevé al chofer. Puede parecer algo tonto de mi parte, pero, no puedo confiar en nadie al interior de mi propia casa.

Todos obedecen a Rafael, ya que él es quien paga sus sueldos, ninguno de los empleados se atreve a ponerse de mi parte, eso me molesta un poco, sin embargo, no me queda otra opción que soportar.

Luego de un rato, llegue al departamento de mi amiga Pamela. ¿Quién lo iba a decir? Las dos pronto seremos dos mujeres adultas divorciadas.

Un escándalo total para nuestros exesposos. En especial para Rafael, ya que, a él siempre le ha gustado guardar las apariencias.

No se imagina que pronto deberá firmar los papeles de divorcio. Cubrí el costo del viaje, y subí al edificio donde queda el departamento.

Al llegar, llave a la puerta. Solo pasaron un par de segundos, cuando la puerta se abre por dentro.

_______ Buenos días, ¿a quién busca?

_______ Buenos días, a la señora Pamela Suárez. Soy su amiga Marcela Córdova. ____ Conteste.

______ Ah, señora Córdova, la esperan en el estudio.

_______ ¿Me esperan? ¿Quiénes? ____ Me sorprendí al escuchar eso.

Hasta donde tenía entendido, Pamela me mandó llamar para vernos, nunca me mencionó que alguien más quería verme...

______ Acompáñeme, la llevaré al estudio.

Comencé a seguir a la empleada, hasta el estudio, nos estuvimos en la puerta, hasta que escuchamos la orden de Panela para entrar.