Seducción Encubierta te sumerge en un apasionante juego de secretos y mentiras mientras los destinos de Harper Montclair y Ethan Reynolds se entrelazan de formas inesperadas. Harper es una astuta y misteriosa seductora que hace de los hombres ricos su pasatiempo, hasta que un misterioso hombre, Ethan entra en su vida. Lo que Harper no sabe es que él no solo es un hombre rico sino también un agente que investiga sus crímenes.
A medida que se entrelazan temas de seducción y engaño, los dos personajes se enfrentan a un punto de inflexión que pondrá a prueba sus verdaderas identidades y prioridades. Los corazones vulnerables chocan con la traición y la redención, ya que las mentiras se exponen para exponer verdades desagradables. Enfrentando valientemente su pasado, Harper abre la puerta al amor verdadero, mientras que Ethan lidia con la dualidad de sus crecientes obligaciones y afectos.
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Capítulo 9: La Máscara del Deseo
La luna llena colgaba del cielo oscuro como un faro en la noche, iluminando la ciudad con rayos plateados. En medio de una atmósfera de misterio, la talentosa seductora Harper Montclair asiste a una lujosa fiesta en la mansión de uno de sus nuevos objetivos. Con un vestido rojo vibrante y cabello café oscuro que le cae como cascada hasta un poco arriba de la cintura, Harper irradia confianza y elegancia mientras se mueve entre la multitud.
Sus ojos verdes centelleaban con una chispa de travesura mientras interactuaba con los invitados. Su encanto irresistible cautivaba a todos los que la rodeaban. Las conversaciones eran animadas y divertidas, y Harper tejía hábilmente su red de engaño. Sin embargo, en medio de su actuación, su mente no podía dejar de pensar en el misterioso agente encubierto que la había cautivado desde el primer momento.
Harper miró a Ethan con una intensidad que le hizo estremecerse. Cada vez que sus ojos se encontraban, chispas de atracción y ira parecían llenar el vacío entre ellos. Los gestos furtivos y las sonrisas petulantes entre ellos eran una danza peligrosa de seducción y sospecha.
Mientras se abría paso entre la multitud de personas elegantemente vestidas, Harper sintió que la mirada del agente la seguía, como una sombra. Se preguntó si él podría ver la ansiedad que ella estaba tratando de ocultar bajo su exterior confiado. Cada vez que sus ojos se encontraban, una mezcla de emoción y miedo la inundaba, sus mejillas se ruborizan y su corazón latía con fuerza.
Finalmente, en un momento fugaz, Harper y el agente encontraron un espacio de privacidad en el balcón de la mansión. La brisa nocturna, cargada de un aroma a jazmín y nardos, acariciaba suavemente sus rostros mientras se enfrentaban. Sus miradas se entrelazaron en un silencio cargado de significado. Ambos sentían la atracción magnética que los unía, pero también la profundidad de los secretos que ocultaban. El tiempo se les echaba encima, y sabían que su oportunidad de hablar era limitada.
—Harper Montclair—, dijo en voz baja pero contundente. —Hay mucho más en juego en esta forma en que estás construyendo tu farsa, tus mentiras.
Harper parecía determinada, con la mandíbula apretada y la mirada desafiante. —¿Qué está intentando decirme, Ethan? —preguntó. —Algo que quiera decirme, Ethan, le puedo decir así o le llamo Señor Reynolds—.
Él sonrió levemente. —Si me llamas Ethan, yo te llamaré Harper. Ella asintió con la cabeza.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres decirme, Ethan? —Harper volvió a tocar el tema.
El agente como si apreciara su valentía. Respondió ,—las máscaras caen rápidamente y la verdad siempre emerge.
Un escalofrío recorrió la columna de Harper cuando sus palabras resonaron en el aire. Sabía que el agente tenía razón, que no podía seguir con su juego de engaño para siempre. Pero en ese momento, la pasión y el deseo parecían eclipsar cualquier pensamiento sobre las consecuencias futuras.
Harper respiró hondo por la nariz, tratando de controlar su ira y nerviosismo. Rápidamente cambió su expresión seria por una ceja levantada.
—Me estás acusando de algo, Ethan. —Sabes, ayer me llamó un número desconocido, para decirme una estupidez. No serías tú.
Ethan pasó la lengua por sus labios secos y se rió con nerviosismo.—No sé, de qué me estás hablando, Harper. Negando con la cabeza. Miró hacia el jardín trasero, lleno de flores, arbustos y plantas. Una ligera brisa transportaba el olor a rosas.
Harper lo miró fijamente por un segundo. Se acercó a él y sus labios húmedos rozaron su oído. El olor a colonia de hombre le inundó la nariz.
—No será, que estás celoso por Leo, estuve con él conversando en su fiesta —susurró.Ethan negó con la cabeza y volteó su cara al lado contrario.
—Será por qué no le hice caso ese día —insistió Harper.Ethan se giró para verle el rostro. La luz del foco y de la luna iluminaba el rostro claro de Harper. Se recostó en el barandal del balcón.
Ethan se rió leve para ocultar su molestia o celos. Ethan se alejó del barandal y se alejó lentamente, con los hombros caídos y la mirada perdida. Harper se quedó sola en el balcón, con el corazón latiendo con anticipación y un poco de miedo. Sabía que Ethan estaba celoso, y eso la hacía sentir un poco poderosa. Así que ella persiguió a Ethan. Cuando lo alcanzó, le dijo: —Porque me dejas hablando sola—. Ethan se detuvo y la miró, con los ojos llenos de sorpresa. —Vamos, acéptalo, tienes celos—, dijo Harper. —Si voy allá abajo y bailó con un hombre, ¿te daría celos?— Ella adelantó a Ethan y siguió caminando hacia la fiesta.
Ethan corrió tras Harper por el pasillo, sus pasos resonando en las paredes. Cuando la alcanzó, agarró a Harper de la parte de atrás del cuello con una mano, mientras que con la otra la giraba hacia él. Los ojos de Ethan se encontraron con los de Harper. En sus miradas, se podía ver la pasión, la confusión y el deseo...
Harper sujetó la corbata roja de Ethan y lo atrajo hacia ella. Ethan se quedó boquiabierto, con los ojos muy abiertos. Harper lo miró a los ojos, con una sonrisa pícara en los labios. Ethan sintió su corazón latir con fuerza.
Harper acercó sus labios a los de Ethan, pero no lo besó. Sólo lo rozó con la punta de la lengua, dejándolo con ganas de más. Luego, se alejó de él y caminó hacia la fiesta, contoneando sus caderas con gracia.Ethan la siguió con la mirada, sin poder creer lo que acababa de pasar. ¿Estaba jugando con él? ¿O realmente estaba interesada en él?, eran las preguntas que se hacía.
Cada encuentro los acercaba más a descubrir la verdad, pero solo aumentaba su atracción, creando un conflicto que amenazaba con arrancarles sus bien elaboradas máscaras.
Ethan llegó a su apartamento,cerró la puerta de su apartamento y se apoyó en ella, confundido por el comportamiento de Harper. Ella irradiaba confianza, seguridad, deseo y lujuria. Sabía usar su voz, su cuerpo y sus gestos para seducir a los hombres. Era evidente que era una seductora experta. ¿Era posible que fuera realmente una criminal?. "Necesitas concentrarte, Ethan", se dijo a sí mismo. "Tienes que llevarla a la cárcel por sus crímenes".