La Villana Protegerá Su Esposo

Al día siguiente, tal como se esperaba. Los sirvientes se movían de un lado a otro todo el mundo se encontraba ocupado, incluso la emperatriz quién realmente estaba contenta de realizar ese banquete, a pesar de que Edwin no era su hija ella siempre lo había querido y saber que él estaba vuelto sano y Salvo era una alegría eterna para ella. La única que no se encontraba contenta en estos momentos era Charlotte, quien estaba sentada en la sala viendo cómo todo el mundo se mueve a un lado. No podía mostrar su desagrado a todo, mientras que la emperatriz madre parecía Feliz.

Sabía que Melisa amaba mucho a Edwin a pesar de que él no fuera su hijo. Ella misma lo crío durante años, tras la muerte de la primera concubina del último, el emperador, y desde entonces Melisa se había estado haciendo cargo de Edwin. La había criado como su propio hijo, pero esa persona que ella consideraba como un hijo, le había asesinado en el pasado sin duda alguna.

«¿Qué debería hacer para evitar todo lo que va a pasar?» Se cuestiona a sí misma. Hasta ahora no había encontrado una manera de deshacerse de Edwin, ella todavía no esperaba tener que enfrentarlo tan rápido. Lo único que sabe que Edwin es muy astuto, así que ella tendrá que tomar mucha precaución acerca de él.

Mientras, por otro lado, en la mansión del marqués, Eloise se encontraba feliz leyendo aquella carta que había recibido de parte de Edwin, quien le confirmaba que regresaría hoy. La chica no podría estar más feliz. Si Edwin regresa sin duda Charlotte irá tras él y entonces ella podría tener oportunidad con el emperador, incluso sea entrar como su concubina, ella había quedado hechizada ante aquel hombre, le hacía muy atractivo y así como Edwin le había hecho atractivo años atrás y ella lo había tenido como amante, lo mismo hará con el emperador.

Pero lo que más le molesta, es que parece que a Charlotte realmente le importa el emperador, y eso le daba más gusto de tenerlo como amante, sabiendo que le iba a quitar algo valioso. A Charlotte se sentía en el mismísimo cielo. Así que solo debía esperar el regreso de Edwin para comenzar con su plan de tener al emperador en sus piernas.

Para Eloise que había tenido a Charlotte en la palma de su mano durante todos años, le resulta extraño que ella actúe de esa manera. Pero si de algo estaba segura, no iba a dejar las cosas así, por aquella humillación que la chica le había hecho antes. Definitivamente, haría que esa maldita pagara esa humillación y haría que pagara quitándole a su marido en sus narices e incluso podría llegar a quitarle el trono.

No pudo evitar soltar una carcajada ante sus pensamientos, viendo cómo le quita todo a Charlotte en sus ilusiones hasta dejarla sin nada.

Melisa se encontraba enfrente del palacio con una fila de doncellas esperando a su querido hijo que regresaría tras estar enfrente de la guerra.

Por otro lado, Charlotte estaba viendo todo en lo más alto del palacio. Frunció el ceño, tras ver cómo un grupo de personas venían hacia el palacio encima de caballos. Sabía que en ese grupo estaba Edwin enfrente y no se equivocaba por qué cada vez que este se acercaba. Definitivamente, era Edwin; ese bastardo había regresado.

«Maldita sea» Cierra las cortinas yéndose a su oficina para trabajar, no tenía ganas de ver la cara de ese hombre en este momento.

Melisa, que veía cómo su hijo baja del caballo, se acerca a él.

— Hijo mío.

— Madre… — Edwin hace una leve reverencia; sin embargo, Melisa la abraza.

— Bienvenido, hijo. — Se aleja de él tocando su rostro. — Me alegro de que hayas regresado sano y salvo. — Sonríe feliz, mientras que lágrimas de felicidad deslizan por su mejilla, le alegra mucho que Edwin haya regresado a salvo.

Mientras que todas las doncellas hacen una reverencia dándole la bienvenida al príncipe junto a sus soldados.

Ella nunca estuvo de acuerdo con que Edwin fuera enfrente de la guerra, pero el ex emperador fue quien tomó esa decisión sin importar lo que ella haya dicho.

— Y mi hermano. — Este mira a su alrededor buscando a Killian.

— Killian no pudo venir a recibirte, tuvo asunto que atender y sabes cómo es tu hermano. — Este asiente escuchando las palabras de Melisa mientras sus ojos siguen buscando algo o más bien alguien.

— Escuché que se casó.

—Sí, sí lo hizo. — La emperatriz Madre toma la mano de Edwin. — Ahora entremos, quiero saber cómo te ha ido en esos años. — Edwin se deja llevar. —Y ustedes, caballeros, bienvenidos, han hecho mucho por este país, esta noche habrá un banquete y todos podrán asistir. — anunció Melisa ante de llevar a Edwin adentro y a los caballeros haciendo una reverencia ante sus palabras, pero sobre todo feliz.

Killian que se encontraba en su oficina haciendo su último trabajo, levanta la cabeza mirando hacia la puerta cuando escucha tocar.

— Puedo pasar. — Escucha la voz de Charlotte.

—Sí pasa. — Charlotte, tras escuchar el permiso, abre la puerta entrando en la oficina.

— ¿No has terminado? — Mira Killian acercándose hasta quedar al lado de su escritorio.

— Estoy a punto de terminar, cariño. — Mira, Charlotte, quien se acerca a su rostro dándole un leve beso en los labios.

— Te notas muy estresado. — Tomó el rostro del emperador entre sus manos, quien busca más de sus caricias.

— Todo lo del banquete me tiene estresado. — Se levanta quedando enfrente de Charlotte. — Pero como ya estás aquí, creo que todo eso se puede arreglar. — Levanta a la chica en sus brazos, mientras que esta la abraza por el cuello rodeándolo con sus piernas.

— ¿Así? — pregunta, Killian asiente antes de besarla.

— Vamos a la habitación. — Aun sin bajar a Charlotte, camina hacia la puerta saliendo de la oficina con ella, mientras que esta le da besitos por el rostro.

Las doncellas ya estaban acostumbradas a los actos cariñosos de esos dos, así que no se sorprendieron al ver al emperador cargando a la chica.

— Aquí. — Charlotte juguetea señalando la mejilla de Killian y este niega ante de besarla en los labios, alejándose de inmediato para ver el camino sonriendo.

— Hermano. — Killian se detiene al ver la persona que se encontraba enfrente de él. Charlotte, que había escuchado la voz, supo de quién era de inmediato.

— Edwin. — Mira, su hermano, quien se fija en Charlotte, que se encontraba en sus brazos, se aferra a la chica sin ninguna intención de soltarla.

— ¿Y ella?

— Su esposa. —Esta vez fue Charlotte quien respondió girando la cabeza para ver a Edwin. — Y disculpa que sea grosera, príncipe, pero ni esposo y yo nos encontramos ocupados sobre asunto de pareja. — Sonríe levemente. — Por lo tanto, no tenemos tiempo en este momento, lo entiende, ¿verdad?

— Sí… — Responde entre dientes, no había creído las palabras de Eloise, pero ahora está confirmando aquellas palabras sobre el cambio de Charlotte.

— Entonces nos retiramos, te veré esa noche. —Habló Killian pasando de largo a su hermano, con Charlotte en sus brazos, quien ni siquiera se fija en Edwin, siguiendo besando su rostro. 

«Así que realmente cambio he». Sonríe levemente, mirando cómo la pareja desaparece de su vista.