Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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20
Una semana había pasado, y Thailor ya estaba completamente recuperado, listo para regresar a su trabajo. Durante esos días de convalecencia, Dimitrei se había encargado de monitorear cada detalle de su recuperación, asegurándose de que mejorara rápidamente. Sin embargo, seguía actuando como si fuera simplemente su deber garantizar que su 'pareja' contractual estuviera bien antes de llevarlo a Rusia.
Thailor, sentado al borde de la cama, observaba cómo los suaves rayos del sol matutino atravesaban la ventana y bañaban la habitación con su luz cálida. Una sensación de alivio y gratitud lo invadía. Tras una semana de incomodidad, finalmente volvía a sentirse él mismo, con energía renovada.
Dimitrei, apoyado en el umbral de la puerta, esbozó una sonrisa leve al ver el cambio en Thailor. Se acercó a él, llevando un vaso de leche caliente que había preparado con sus propias manos.
—¿Cómo te sientes esta mañana? —preguntó, mientras colocaba el vaso sobre la mesita de noche junto a la cama.
Thailor giró la cabeza hacia él, devolviéndole la sonrisa. —Mucho mejor. Me siento como nuevo, gracias —dijo, su voz reflejando la sinceridad de sus palabras.
Dimitrei asintió con la cabeza y se sentó en la silla que había estado ocupando durante toda la semana anterior. Pasó gran parte de esos días cuidando de Thailor, asegurándose de que tuviera todo lo necesario para recuperarse lo más rápido posible.
A medida que transcurría el tiempo, Thailor comenzó a percibir algo más allá de la fría fachada de Dimitrei. Tras esa postura estricta y perfeccionista, había una preocupación genuina, un interés sincero por su bienestar.
Sin embargo, Thailor no podía evitar recordarse que esa atención era parte del contrato. Sabía que Dimitrei solo estaba cumpliendo con su papel.
—Dimi, realmente te agradezco todo lo que has hecho —dijo Thailor, con calidez en la voz—. Has hecho más de lo que deberías.
Dimitrei esbozó una sonrisa suave, pero pronto la disfrazó con una broma. —Solo estoy cumpliendo con el deber de un buen enfermero —respondió, su tono ligeramente divertido.
Thailor rió suavemente, sorprendido por el inusual sentido del humor del CEO. Aquel pequeño destello de ligereza era algo que no había esperado de alguien tan imponente como Dimitrei.
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Ese mismo día, Thailor comenzó a prepararse para volver al trabajo. Había una mezcla de emoción e impaciencia en su interior, deseoso de regresar a su rutina y sentir nuevamente la estructura de su vida diaria.
Después de desayunar, Dimitrei y Thailor se dirigieron juntos a la empresa. El trayecto en auto se sintió casi ceremonial, una transición entre los días de reposo y la vuelta a la normalidad. A lo largo del camino, ambos conversaron sobre los planes del día, las tareas pendientes y cómo Thailor manejaría su carga de trabajo.
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—No te esfuerces demasiado —le advirtió Dimitrei en cuanto llegaron al edificio de la empresa—. Si te sientes cansado, házmelo saber de inmediato. Te llevaré a casa cuando lo necesites.
Thailor asintió con una sonrisa. —Estaré bien. Gracias, Dimi.
Justo antes de entrar al vestíbulo, Dimitrei tomó la mano de Thailor. Aunque ese gesto ya se había repetido en otras ocasiones, seguía haciendo que el corazón de Thailor latiera con fuerza, acelerado. No podía evitar el impacto emocional que le provocaba el contacto de Dimitrei, especialmente cuando los empleados de la empresa los miraban con curiosidad, notando lo cercanos que parecían.
Dimitrei lo acompañó hasta la división donde trabajaba Thailor, donde sus colegas lo recibieron con sonrisas cálidas y expresiones de alivio por verlo recuperado. El respeto hacia Thailor era palpable, en gran parte debido a la presencia de Dimitrei a su lado.
—Me voy por ahora, pero almorzaremos juntos, como siempre —dijo Dimitrei, inclinándose ligeramente hacia Thailor antes de marcharse.
Thailor sonrió con ternura. —Sí, iré a tu oficina más tarde.
—No, esta vez iré yo aquí. Nos vemos luego —respondió Dimitrei, dándole una última mirada antes de girarse y marcharse.
Thailor se dirigió a su escritorio, y en cuanto se sentó, fue rodeado rápidamente por varias compañeras de trabajo, que se acercaron llenas de curiosidad.
—¡Thailor! ¿Qué te pasó? ¿Estás mejor ahora? —preguntó una de ellas, con evidente preocupación en su voz.
Thailor sonrió, acomodándose en su silla. —Solo me torcí un pie, pero Dimi no me dejó venir —respondió con una sonrisa, manteniendo su tono ligero.
—Bueno, si necesitas algo, no dudes en decírnoslo, ¿de acuerdo? —dijo otra de las empleadas, su expresión seria pero amable.
—Gracias, chicas. Pero vuelvan a sus escritorios. Si Dimi nos ve charlando, no estará muy contento —respondió Thailor con una leve risa, intentando despejar el ambiente.
Las cinco mujeres asintieron, riendo entre ellas, y se dispersaron de vuelta a sus mesas. Mientras tanto, Thailor se preparó para retomar su trabajo, sintiendo una calma inesperada mientras sus pensamientos aún giraban en torno a Dimitrei.
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