¡ATENCIÓN NOVELA EN EMISIÓN!
Alana Rosental, una chica estrovertida, hija de Evans Rosental, considerado en su juventud uno de los mejores hechiceros del mundo, esta por casarse con su novio Joan Black, pero la repentina muerte de su padre cambiara el rumbo de su vida.
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El negocio
Alana estaba envuelta sobre las cobijas, escuchaba el ruido de su teléfono, estaba harta, quería seguir durmiendo, se sentó molesta y tomo el teléfono, era un número desconocido, contesto la llamada de mala gana.
- Buenos días, señorita Rosental, la veo en treinta minutos, tenemos que negociar, le envié la ubicación del lugar- Escuchó aquella profunda voz del otro lado del teléfono, antes de que ella respondiera ese hombre colgó la llamada, miró el teléfono con molestia.
- ¿Treinta minutos? – Soltó molesta\, miro el mensaje que recibía con la ubicación\, era en un restaurante prestigioso\, suspiró\, no quería ir\, no tenía ganas\, quería seguir durmiendo\, se volvió a enrollar en las cobijas\, pasaron algunos minutos y se puso de pie\, tirando una que otra maldición. - Ni piense que en treinta minutos estaré lista- Se quejó mientras entraba a su armario para elegir su ropa.
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Maximiliano Kingsley, revisaba los informes del día, mientras tomaba una taza de café, miro la hora directo en la tablet, ya había pasado una hora y media y aquella mujer no llegaba, odiaba cuando lo hacían esperar, estaba en un salón privado, solo él, afuera estaban sus hombres custodiando, no le gustaba estar rodeado de personas, tampoco que le gustaba que lo vieran, era demasiado selectivo en muchas cosas, sobre todo en las mujeres, le gustaba que fueran obedientes, sumisas por decir así, pero al parecer Alana Rosental no era así, la puerta se abrió y entro aquella mujer, vistiendo un conjunto de dos piezas, short holgado corto hasta debajo de sus muslos y blusa blanca sin mangas acentuada a su cuerpo, llevaba una mascada blanca con líneas negras en su cuello, su cabello negro azulado, suelto y se había hecho algunas ondas y tacones beige.
- Hola\, señor Kingsley- Dijo alegremente o eso intentaba\, realmente no quería estar ahí sola\, con ese hombre\, aunque pidió a Sebastián que la acompañara\, se negó alegando que su día de descanso son sagrados para él\, lo insultó un largo tiempo por teléfono\, por culpa de él\, es que ella estaba ahí con ese hombre\, lo miro detalladamente\, vestía casual\, pero de negro\, una camisa de mangas hasta los codos dejando a la vista los tatuajes de sus brazos\, y pantalones\, su cabello peinado hacia atrás.
- Le dije que media hora- Dijo con su profunda voz\, Alana trato de actuar lo más normal posible\, ese hombre tenía hasta una voz que hacía que todo su cuerpo temblara.
- Poco tiempo para arreglarme- Respondió despreocupada- Pero\, ya estoy aquí\, ¿Qué negocios quiere hacer? – Preguntó\, miró que el mesero entraba con un plato de comida elegante para aquel hombre\, no había desayunado aún\, no dudo en pedir algo de fruta y jugo de naranja- También una botella de Whisky- Dijo para sorpresa del mesero\, Maximiliano la miró aquellos ojos ámbares. El mesero se retiró dejando nuevamente a la pareja solos- ¿Y? – Preguntó de nuevo\, él no había respondido a su pregunta.
- Tengamos sexo por un largo tiempo- Dijo sin rodeos y después tranquilamente se llevó un bocado de aquel desayuno a su boca\, Alana lo miró con la boca abierta\, sacudió su cabeza y suspiró.
- No quiero- Respondió con una sonrisa\, mostrando su perfecta y blanca dentadura\, Maximiliano la miró\, mientras comía su desayuno\, aquellos ámbares hacían temblar a Alana.
- No fue una pregunta\, tampoco una sugerencia- Dijo tomando la servilleta y limpiándose los labios. – Fue una orden – La miró con autoridad. Alana tragó en seco ya no sabía si temblaba por miedo o lujuria.
- Ah\, no repito con los hombres\, es mi regla…- Respondió un poco nerviosa.
- Tu tonta regla no aplica conmigo- Dijo con autoridad y dejando a un lado la formalidad\, la sonrisa de Alana comenzó a borrarse\, el mesero entro nuevamente con el desayuno de Alana y sobre todo aquella botella\, no dudo en servirse el vaso totalmente lleno y beberlo como si se tratara de agua simple\, Maximiliano sonrió levemente\, esa mujer sabía beber muy bien.
- Escuché\, estoy aquí para hablar de los negocios que quería con mi padre- Dijo con firmeza\, Maximiliano asintió.
- Bien\, tu padre decidió venderme la empresa Rosental- Dijo sin rodeos\, Alana frunció el ceño ante sus palabras.
- Miente- Dijo\, su padre no era capaz de algo así\, la empresa era su más grande orgullo.
- Aquí está el contrato- Le entrego un folder que tenía a su lado\, Alana lo tomó y comenzó a leerlo no entendía totalmente\, pero al final estaba la firma de su padre\, era autentica\, pero faltaba aún una firma\, levantó la mirada a ese hombre.
- Solo falta que yo firme- Sonrió con elegancia\, Alana maldijo por dentro. – En el momento que yo firme\, ese contrato será validó- Continuo.
- No\, la empresa ahora pertenece a mi hermana Anastasia- Dijo titubeante\, Maximiliano asintió y luego negó- No entiendo\, mi padre jamás accedería a vender\, ¿Qué le ofreció? – Preguntó con cierta molestia.
- Nada\, él fue quien me contacto y me ofreció el negocio\, no fue necesario hacer un análisis\, Rosental es muy conocido\, así que simple acepte a comprar- Comentó\, Alana volvió a leer aquel documento\, realmente comenzaba a maldecirse por no entender la mayor parte de las clausulas. Maximiliano le retiró la carpeta\, ella lo miró con sorpresa\, aquel hombre saco un bolígrafo y firmo aquellos documentos\, Alana sudó\, frente a sus ojos estaba perdiendo la empresa Rosental.
- Quiero comprar- Dijo rápidamente\, tenía la herencia que le dejo su padre y también la de su madre\, podría comprar aquella empresa.
- ¿Cree que me hace falta dinero? - Pregunto con una leve sonrisa. – La empresa Rosental me dará mucho más de lo que usted pueda ofrecer\, es más\, ni siquiera uniendo la herencia que le dejaron sus padres\, se compara con lo que le pague a Evans- Respondió\, Alana lo miró con molestia\, apretó sus puños con coraje\, tratando de controlar su magia\, cada que se enojaba expulsaba un vapor de su cuerpo\, que si no lo controlaba podría ser peligroso
- ¿Qué es lo que quiere? – Pregunto apretando los dientes\, pero incluso ella ya tenía la respuesta a esa pregunta.
- Sexo y mucho\, con usted- Respondió sin rodeos- Cuando me aburra la empresa volverá a ser de su familia\, bueno de su desaparecida hermana – Dijo tomando la carpeta.
Alana, suspiró, bajo la mirada pensando en todo, no entendía la decisión de su padre al vender, paso una mano por su cabello, sentía su cuerpo arder, su magia podría descontrolarse, levanto la mirada a ese hombre, sabía que el vapor que expulsaba debía ser molesto ya para él, pero lo notaba muy tranquilo, frunció el ceño, para recuperar la empresa Rosental, tenía que acostarse con él, hasta que se le diera la gana, Ok, tener sexo con él no estaba mal, sabía cómo quedaría después de unas cuantas rondas, pero valdría la pena, pero el sexo era diversión para ella y ese hombre se lo hacía bajo un chantaje, porque así lo era, tenía que acostarse con ese hombre hasta que él se aburriera de ella, maldijo, no sabía que decisión tomar, realmente necesitaba que Anastasia estuviera ahí, ella sabría manejar la situación, soltó un largo suspiro y controlo su magia, cerró sus ojos por unos segundos y los abrió.
- Bien\, acepto- Dijo resignada\, ese hombre sonrió\, aquella sonrisa hizo estremecer el cuerpo de Alana\, ya no sabía si era miedo o deseo\, pero sentía ambos. Tomo la botella de Whisky y tomo directo de ella\, Maximiliano no dejaba de verla\, arqueo las cejas al ver que pasaron unos largos segundos y ella seguía tomando de aquella botella.
- Perfecto- Dijo al ver que ella había dejado la botella sobre la mesa\, le había bajado un poco más de la mitad\, la miro sus mejillas estaban más sonrojadas de lo normal.
- Ahora\, debo irme- Se puso de pie\, Maximiliano la miró con intensidad.
- Empezaremos con el trato ahora- Dijo sin siquiera levantarse\, ella lo miró y suspiró.
- No\, hoy no…solo trabajare de lunes a viernes\, tendremos un horario laboral de ocho horas- Dijo mirando a los lados\, se sentía algo mareada\, era raro\, no había tomado tanto.
- ¿Trabajar? – Susurro pasando sus dedos sobre sus delineados labios\, notó algo extraño en ella\, el vapor que expulsaba se hacía más intenso\, miró unas plantas que adornaban el lugar comenzaban a marchitarse.
- Si – Dijo ella mientras se quitaba aquella mascada con molestia- Carajo- Gruño sacando su teléfono de su bolsa\, tecleo el número 1\, era línea directa con Sebastián\, después de tres tonos ese hombre contesto- ¡Ven de inmediato, idiota! - Grito furiosa\, soltó el teléfono y cayó sobre la mesa.
Maximiliano no perdía detalle de aquella chica, el teléfono que cayó sobre la mesa estaba un poco derretido, ella caminaba de un lado a otro, abanicándose con las manos, su piel blanca ahora era levemente roja, el vapor de ella comenzaba a hacerse visible. Se puso de pie y se acercó a ella, al verlo Alana retrocedió, estaba agitada y miraba de un lado a otro.
- No se acerque\, puedo hacerle…daño- Dijo agitada\, mientras hacía movimientos con sus manos y seguía caminando alrededor de esa habitación\, Maximiliano la observó por unos segundos más\, el vapor era intenso\, pero no le afectaba\, la chica paso a su lado y no dudo en tomarla del brazo y la jalo con brusquedad hasta arrinconarla contra la pared- Espere…-
Maximiliano no la dejo terminar, atrapo aquellos labios rosados con los suyos en un feroz beso, coloco su pierna en medio de las de ella, Alana se dejó llevar por aquel beso, coloco sus manos alrededor de su cuello, sintió como aquellas manos grandes comenzaban recorrer su cintura, bajando hasta sus glúteos, los apretó con fuerza y ella gimió entre aquel beso, ese hombre continuo sus caricias en su trasero unos segundos más, mientras su pierna rozaba contra su intimidad, que ya la sentía húmeda, los labios de Maximiliano comenzaron a bajar por su cuello, dejando una que otra marca sobre él.
- Joder…- Jadeo Alana\, abrió sus ojos mientras continuaba sintiendo las caricias de ese hombre\, tocaron fuertemente la puerta\, después entraron por la fuerza\, Maximiliano se detuvo y miró con fiereza aquel hombre que entró.
- Sebastián- Dijo Alana agitada\, sus labios estaban rojos y levemente hinchados\, de labial ya no quedaba nada\, miró en la posición que estaba con aquel hombre\, quito sus manos de él.
- Señor Holmes- Gruño Maximiliano\, separándose de aquella mujer\, Sebastián lo miró y asintió con seriedad\, luego miro a Alana.
- Debo irme\, lo veré mañana para firmar el contrato- Dijo nerviosa acercándose a Sebastián\, tomo su mano y aquel hombre sintió que quemaba\, soltó un suspiró y Alana sintió alivio al ver como su cuerpo comenzaba a enfriarse gracias al poder de ese hombre\, sin soltarlo camino hacia la mesa tomo su bolsa y su derretido celular- Hasta luego\, Señor Kingsley- Se despidió y salió con ese hombre sin siquiera soltarlo.
Maximiliano no respondió siquiera, solo miro como aquella mujer se marchó, llevó una mano a su cuello sintió un leve ardor, se acercó a un espejo que había y se miró su cuello tenía marcas de quemaduras, sonrió, esa mujer era ardiente, literal y eso le estaba encantando, camino hacia la mesa, tomó la carpeta, la abrió y su mirada se fijó directamente en la fecha, el mismo día que firmo aquellos documentos, Evans Rosental murió en un atentado en medio de la oscura carretera.
- Señor- Dijo uno de sus hombres haciendo una reverencia.
- Busquen a Anastasia Rosental – Ordeno\, cerrando aquella carpeta.
cuadritos sobre todo el Misael y muy probable la supuesta novia también, por favor Alana ya deja de ser tan niñata y pon carácter a todos comenzando por Maximiliano y deje de tratarte como una 🦊