Soy Mia Montecarlo, joven, hermosa y la única heredera del patrimonio de mi familia; todo eso no me sirve de nada, pues estoy en prisión, por culpa de la Familia Montiel y su ambición, su amor por el dinero y la vida ostentosa, les hizo tenderme la más vil de las trampas, pero lo que ellos no saben es que saldré de aquí, y saldré a vengarme.
Mi plan está hecho y no descanzaré, hasta hacer pagar a cada uno de ellos, incluyendolo a Él, "Valente Montiel".
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8—Enamorada hasta los huesos...
(Mia)
El inicio de la universidad llegó, empecé mi carrera en Licenciatura ciencias económicas.
Dani iba a la misma universidad, aunque a carreras diferentes, la de ella era administración de empresas, queriamos aprender, porque yo tenía una empresa que esperaba por mi y Daniela me ayudaría.
La universidad, era la más prestigiosa del país, y lo mejor era que estaba cerca de mi casa así podía organizar mi día a día.
Todo me era muy práctico, gracias a que tenía la colaboración de cada uno de mis empleados, de los que apreciaba su servicio.
Desde mi chófer, hasta mi Nana, todos me ayudaban, me respetaban y me trataban con cariño y eso era algo que nunca me pudieron quitar los Montiel.
Mi idea era poder involucrarme en el Corporativo, pero eso parecía molestar mucho a Oscar.
Los hermanos Montiel, estudiaban en el extranjero, ellos mantenían una vida ostentosa y estoy segura que en ese momento ya era mi dinero el que utilizaban.
Con Valente hablamos por videollamada casi todos los días, aúnque desde un inicio me dijo que jamás lo llamara Yo, porque tenía un horario complicado, pero que por las noches esperara su llamada y cuando no pudiera hacerlo, Él me escribiría para avisarme, y yo siempre muy comprensiva a todo decía, si.
El verano llegó y una semana de vacaciones.
Una noche de ese verano, Yo estaba en el balcón de mi ventana viendo los millones de estrellas y la hermosa luna brillar, esperando que Valente me llamara, extrañándolo como loca, deseando oír esa voz que aún por teléfono me estremecía al extremo; sin embargo, pasaron las horas y Valente no llamó.
Pasada la media noche, me fui a mi cama, llena de melancolía y hasta un poco triste, pero sucedió algo que jamás olvidaré; me habia llevado un poco de tiempo quedarme dormida, pero al final lo logré. ...
Más estando dormida, sentí como alguien levantaba mis sabanas, unos dedos rozaba mi piel y unas manos apretaban mis muslos.
Aun dormida, sentía la electricidad más estremecedora, mi piel se erizó, mis sentidos se despertaron y supe que esas manos, eran las únicas que podían tocarme, yo las conocía a la perfeccion, eran inconfundibles, se sentían tan reales, sin embargo yo creía que era un sueño.
Un sueño del que no quería despertar.
Ya cuando estaba totalmente descubierta de las sababas, sentí como esas manos que Yo tanto amaba, empezaron a quitar mi pequeño short qué utilizaba como pijama.
Lo tomó por el elástico de mi cintura y empezó a deslizarlo por mis muslos rozando con sus dedos en todo el trayecto.
Yo estaba dormida, pero sentía todo tan literal, y había una lucha en mi cerebro, entre despertar o quedarme dormida.
Quería saber si era real, pero y si no lo era, y me perdía del placer más maravilloso de soñar que las manos de Valente me estuvieran tocando el cuerpo.
Y si era real, quería vivirlo con todos mis sentidos.
... Pero y si era otra persona, también podía ser que alguien más estuviera dentro de mi habitación y estuviera tocándome abusivamente.
No... no... eso era imposible porque yo conocía esas manos.
Mi cuerpo se quedó desnudo de mi cintura hacia abajo, ya solo tenía un pequeño top holgado que no dificultaba que esas manos llegarán a mis pechos y los acariciara como si tuviera derecho sobre ellos.
Después sentí como ese hombre tomó uno de mis pies en sus manos y lo beso con tanta ternura, como si mis pies era algo que disfrutaba besar, allí entendí que solo podía ser Valente, pues Él siempre me decía que mis pies le parecían extremadamente sexys.
Pero aún ni estaba segura si era real o un sueño.
Poco a poco esos labios húmedos iban subiendo, dejando las huellas de sus húmedos besos sobre la piel de mis muslos.
Mi cuerpo se estremeció al extremo cuando llego a mi entrepierna, pero fue aun más, cuando con delicadeza abrió mis piernas para tener mas acceso a mi lugar más cuidado y delicado.
Yo estaba humeda y palpitaba con exageración, mi hombre estaba bien posicionado en mí, y una de sus manos tocaba mis pechos y pellizcaba mis pezones, el placer era evidente y Ya no estaba segura de que aquello fuera un sueño, era demasiado literal, demasiado real y demasiado placentero.
Así que mi cerebro reaccionó.
De repente abrí mis ojos, tanto que parecían platos, pero todo estaba oscuro, si había un hombre, si era real, pero con las cortinas cerradas, la luz apagada, Yo no lograba distinguir el rostro del hombre qué me tocaba y que tenía mi entrepierna en su boca, besando, lamiendo y disfrutando tanto de mí.
Yo estaba perpleja, enmudecida mi cuerpo electrificado con el placer que me causaba, era demasiado fuerte lo que sentía.
No pude pronunciar palabras, pero Él se dio cuenta de mi estado paralizado y que lo estaba observando.
Fue allí cuando oí su voz y con esa inconfundible voz, mi calma llegó, y el placer se incrementó.
—Mia... Tu eres Mía.
Eso bastó para que mi cuerpo llegara a la más increíble explosión de placer, lo que sentí fue increíble y lo que vi me causó más placer aún, tanto que estoy segura, que más no se podría sentir
Mi Valente estaba bebiendo todo de mí, degustando todo como si fuera un manjar suculento.
Dejo mí fuente, pues ya había extraído todo de ella y subió a mi boca.
Él tenía mi sabor y mi olor impregnado en su boca, y eso era muy excitante.
Nos besamos con tanta desesperación y deseo; Él sabía como me gustaban sus manos, y con ellas hacía maravillas en mi cuerpo.
—Sabes que amo tus manos y tus labios.—Le dije entre besos.
—Lo sé, y te aseguro que en un tiempo amarás algo más de mi, tanto que no podrás vivir sin que esté dentro de ti.
Yo te juro que serás mía, jamás serás de nadie más.
Tú eres Mía...— Allí sentí que el tenía una lucha con su compañero que estaba tan endurecido y tan grande, tanto que me asustaba.
Allí lo vi pararse y después de besar mi frente y mis ojos se dio la vuelta, vi la su silueta caminar a la salida, Valente era un hombre con un estilo inconfundible, me quedé viéndolo encantada y muy feliz.
Puso seguro a la puerta y cerró después de salir.
Esa fue la noche más intensa de mi vida, y lo que sucedió allí, jamás se lo conté a nadie más, lo que hicimos fue extremo, muy extremo aunque no llegamos a culminar.
A la mañana siguiente, cuando bajé a desayunar, pensé que vería a Valente.
Pero fue allí que me dí cuenta, de que nadie sabía que había llegado en la noche.
Solo había 3 puestos servidos, Oscar y Eugenia ya estaban desayunando, yo pregunté si alguien más desayunaría y Ella me dijo, que no había nadie que tuviera derecho a estár en la mesa.
Así que entendí, que Valente no estaba en casa; después del medio día, el hombre al que amaba tanto, me llamó y me dijo, que le guardará el secreto, que no quería que sus Padres se enteraran de que vino a Argentina, esa fue la primera de las tres veces que me sorprendió en ese año y jamás le dije a nadie, como el jamás me dijo como había conseguido la llave de mi habitación.
El tiempo pasó, yo estaba más enamorada que nunca...
Para ese tiempo, mi amada Familia ya había cumplido un año de haberse ido, y la familia Montiel estaba más posicionada en toda mi vida; lo unico que no habían podido hacer era separarme de mi Nana y de Daniela.
Pero eso era algo que hasta ahora entiendo.
Porque todo era parte de su plan, Eugenia y Oscar hablaban mal de mi amiga y Efraín la mantenía locamente enamorada, como me mantenía Valente a mí.
Él también se había instalado en mi corazón.
Así pasó el tiempo, ya no tenía a mi familia, pero a pesar de todo, yo tenía ganas de vivir...