MI CRUEL, FRÍA Y ADORADA ESPOSA "LA CEO"

En el auto, Angie estaba molesta, no podía creer el valor de Arnold al decirle eso, realmente era un descarado.

—Jefa, es el colmo que quiera acusarte de inmoral, tú, una mujer casada con ese guapo mecánico, seguro está molesto —dijo Angie, mientras que Bernarda leía sus mensajes, la autoridad de educación distrital la esperaba.

—Es natural, el ladrón cree que todos son de su condición, supongo que en su retorcida mente, yo debería estar destrozada después del divorcio, ver que me importa tres hectáreas de verg…, bueno, supongo que está confundido —dijo tranquila sin dejar de ver su celular.

—Sí, debe ser duro, además, se ve que no debe ser bueno en complacer, en cambio, ese Vikingo tuyo, con esas habilidades que tiene, te debió dar un buen cambio de aceite, te aumentó agua al radiador, te cambió las bujías y te destapó el escape… —Pero Bernarda dio un grito, realmente no la estaba escuchando mucho, y se dio cuenta de lo que decía.

—Angie…, basta, y sí…, me recompuso el motor, pero no hablemos de eso, o se me va a calentar el alternador de nuevo y voy a terminar atacando a mi esposo por contrato —dijo casi gritando.

Joel, que manejaba serio como siempre, casi da una carcajada, parecía que su jefa estaba aprendiendo mucho de mecánica con ese marido que tiene.

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Mientras tanto, Arnold llegaba a su Penthouse, estaba furioso, Bernarda, tenía otro hombre, y parecía que ella estaba entregada a esa relación. La había escuchado hablar por teléfono, su voz suave y dulce, para ella que era tan fría. Eso solo significaba una cosa, estaba enamorada. Él sabía bien de cómo era Bernarda cuando amaba, se entregaba y era muy suave y gentil, atenta y considerada, ahora que lo ve con más claridad, se siente muy mortificado. Una mujer como Bernarda, era digna de ser su esposa, y lo había sido, solo que no entendía por qué no veía lo maravillosa que era Bernarda, y fue cuando Sisi se acercó a él con esta sonrisa melosa. Lo miraba como si fuera una blanca paloma, pero después de ver el proyecto. No sabía si, Sisi era una mujer no muy preparada a pesar de sus estudios o lo hacía a propósito.

—Sisi, he revisado ese proyecto que me dices, es muy riesgoso, cuando me lo diste, hablaste de que sería un éxito seguro, pero ahora que lo veo, es realmente complicado, es riesgoso y no veo lo bueno —dijo Arnold, obviamente Sisi se tensó, ella solo había recibido mucho dinero por presentar ese proyecto, ya lo había hecho antes, alguien la contactaba y le daba dinero porque su proyecto sea beneficiado, pues ahora parecía que las cosas eran más difíciles.

—Sé que parece riesgoso, pero es muy lucrativo, estoy segura de que no nos vamos a arrepentir —dijo ella abrazándolo con suavidad, sin embargo, Arnold por alguna razón se sintió incómodo, Sisi cada vez más le daba la sensación de ser alguien peligroso, pero la conocía desde siempre, no podía creer que ella le dé esa sensación.

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En el ex colegio de las niñas, Bernarda entraba con un vestido de estilo ejecutivo ceñido a su perfecta figura. Siempre había sido de tener una figura envidiable, su paso elegante y su belleza etérea dejó a todos deslumbrados como siempre.

Ella no venía sola, estaba acompañada de la delegada distrital de educación, claro que había elevado una denuncia por la agresión a Belle. Su nena era tan dulce y había sido maltratada de forma tan terrible.

La directora estaba pálida, las maestras que habían permitido el acoso de las niñas temblaban, claro que la situación era más difícil de lo que esperaban.

—Señora directora, venimos por una denuncia de la señora Ferrer, usted debe descargar esto, realmente quiero una explicación clara a todo lo que se nos ha informado, los videos son terriblemente claros y esto será tomado muy en serio, la licencia de funcionamiento está en juego, así que pasemos par conversar —dijo la mujer pulcramente vestida y con una expresión rígida.

—Lic. Mirna, lo puedo explicar, solo déjeme conversar con la señora Ferrer un momento —dijo nerviosa mirando suplicante a Bernarda, sin embargo, las cosas eran peor de lo que esperaba.

—Señora directora, realmente no tengo nada que hablar con usted, hablé con el ministerio de educación, me dices que todo lo que ha pasado con mis niñas es un grave delito, pues ahora quiero dejar un precedente, que a los niños hay que tratarlos bien, de lo contrario deben pagar por sus crímenes —dijo Bernarda entrando al salón de reuniones.

La discusión fue dura y el veredicto fue el anticipado, claro que el colegio cerrará, sería entregado a una nueva administración y el plantel involucrado en el incidente sería sancionado además de llevar este incidente en su portafolio profesional, la probabilidad de encontrar trabajo sería muy difícil.

Bernarda salió de ahí como una diosa cruel, pero divina, todos estaban tan asombrados que no podían emitir palabra, otras madres de familia que habían tenido a sus hijas e hijos amenazados por el hijo de al director inmediatamente abuchearon a la mujer, ahora no tenía el poder de hacer las cosas difíciles para sus hijos.

Bernarda volvió a la empresa, claro que está cansada, Alex no tenía saciedad, no recuerda cuántas horas la había torturado en la cama, pero ella no se había negado. Realmente no se negaría de nuevo, pero está segura de que esto debería ser mejor programado. Debería ser en fin de semana, o, de lo contrario, ella debería pedir la mañana libre para descansar. Se sentó de costado, su cadera se queja cuando le pone todo el peso. Fue cuando, de repente, recordó la pose causante de ese dolor y se le salió una risita sonora mientras se sonrojaba.

Angie la miró con diversión, esa jefa suya está más que loca por ese guapo vikingo, solo que ella no quiere admitirlo.

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Alex, por otro lado, tiene problemas en casa de nuevo, Marta fue al taller llevando comida, Dora y Marta habían estado pendientes de la situación, y sabían que ahora Alex almorzaba solo y que lo hacía en el taller. La señora que cocina, llevaba comida al joven, ya que como está solo, ellas querían aprovechar para coaccionarlo con el tema de la casa y que Marta genere problemas en su matrimonio.