La Reencarnación De La Bruja De Las Espinas.

Vicenzo estaba al tanto de las reparaciones de los carruajes, pero estos llevarán más tiempo de lo previsto, así que pidió hablar con los abuelos de Roselia, para pedirle prestado un par de carruajes, ya que había decidido ir con la mitad de sus escoltas ha Mond y el resto regresaría a Mist, ya que el problema a tratar seguramente será resuelto rápido ante su presencia.

— los carruajes solo llevarán los equipajes a Mist y serán devueltos, por supuesto pagaré una suma considerable por usarlos.— comenta Vicenzo.

— no tengo inconvenientes con eso, tengo tres carruajes extras, ¿le serán suficientes?— responde el anciano.

— son suficientes. Me disculpo de antemado por todas las molestias.— expresa Vicenzo.

— no es molestia majestad, además es un buen negocio para mí.— ríe.

Estando ya de acuerdo, Vicenzo pide a sus escoltas prepararse para el viaje. Mientras que Roselia ha regresado llevando el cesto en el invernadero donde su abuela trabaja, esta le comenta que el vampiro esta por irse y la regaña porque lo esta dejando ir, ya que es un buen partido para esposo.

— basta abuela, apenas lo conozco.— responde Roselia.

— se han encontrado dos veces, ¿no es una señal?, tal vez seas su dama destinada, escuche que ellos suelen tener una pareja que el destino les da.— cuenta.

— no soy yo, te lo aseguró, no leas más novelas románticas.— se burla.

— si fuera joven, lo intentaría.— ríe.

— que mal por el abuelo, se lo voy a contar.—

Ambas ríen mientras la mujer va mezclando hiervas en una olla. Roselia se retira dejando a su abuela trabajar. Al ir por el pasillo puede ver que los caballeros del vampiro se estaban preparando para marcharse, por lo visto si que tienen prisa. Roselia al ver a Vicenzo no duda en acercarse.

— así que, su majestad se marcha...creí que sus carruajes tardarían en ser reparados.—

— he hablado con su abuelo, me ha alquilado tres carruajes. Yo debo ir rápidamente a Mond a solucionar el problema.— responde.

— le deseo buena suerte majestad, aunque creo que no hace falta.—

Vicenzo agradece por sus buenos deseos. Al retirarse Roselia, le informa a los caballeros que mañana temprano se irá a Mond y los encargados de llevar el equipaje a Mits pueden partir en la tarde o como les parezca más cómodo y cuando lleguen a la capital no deben decir nada sobre el ataque a la corte, solo dirán que el emperador se quedo en Mond porque su hermana se lo ha pedido.

.

.

.

Durante la noche todo parecía tranquilo, hasta que se escucha un alboroto, Vicenzo quien apenas estaba por dormir, escucha el ruido, además de sentir el olor a madera y hierva quemándose. Rápidamente se asoma por la ventana notando que a lo lejos se ve fuego. Los sirvientes y guardias de la propiedad corren desesperados llevando agua, era el granero que se estaba quemando y Vicenzo puede escuchar el aullido de los lobos.

— esos malditos.— aprieta los puños.

Sale rápidamente despertando a sus escoltas para decirles lo que estaba pasando. Todos corren en dirección al granero mientras que Vicenzo ve al abuelo de Roselia sentado en el pasto del jardín con la cara sucia por el humo y su esposa le da agua al verlo toser.

—¿señor Lexington? ¿Se encuentra bien?—

— cof...estoy bien, pero, los animales, no se si lograron salir todo.— expresa preocupado.

— no se preocupe, iré a ver, por favor regresen a la casa.— mira a sus escoltas.— Rodd, cuida de ellos.

Vicenzo corre hacía el granero, viendo como los sirvientes llevan agua para tratar de apagar el incendio y otros se van llevando a los animales que han logrado salir. Vicenzo levanta la mano creando un circulo de magia con el cual crea una especie de ventisca que va absorbiendo el fuego hacía el sello, dos más de sus escoltas hacen los mismo, usando un sello para hacer caer una especie de nube que deja caer lluvia sobre el lugar. Al ver que se esta apaciguando el fuego, Vicenzo deja a sus escoltas encargarse para ir en busca de los lycan. Se transforma en una especie de perro gigante parecido a una sombra de ojos rojos el cual corre por el campo siguiendo el aroma de los lycan, pero había algo más, el olor a sangre de estos.

Al llegar al lugar donde percibía el aroma, puede ver a tres lycan colgados de cabeza, envueltos con las lianas espinosas, dos de ellos parecen ya haber muerto, no se mueven y Vicenzo puede notar que ya no hay latidos en sus corazones, mientras que el tercero, su latir apenas puede percibirlo. Roselia estaba ante aquel lycan que aun estaba con vida.

— quien sea que te haya enviado, juro que mis espinas la destrozaran desde las entrañas.— Roselia habla furiosa.

Esos malditos se atrevieron a destruir parte del hogar de su familia y encima, su abuelo casi sale herido. Roselia hizo que una de las lianas entrada por el hocico del lycan y aunque este chilla, la liana no deja de adentrarse a su cuerpo, la sangre comienza a brotar mientras el lycan se mueve con desesperación hasta que poco a poco deja de moverse. Al voltear Roselia, Vicenzo ya había vuelto a su forma real.

— déjeme ir a Mond con usted.— señala a los lycan.— tengo cuentas que ajustar con su amo.

Nadie que haga enojar a la bruja de las espinas sale impune o más bien, nadie queda con vida, ella, no perdona a quien quiera dañar lo que le importa. Vicenzo asiente a lo que ella pide, sería justo que ella le haga saber a Victoria lo que esos lycan han hecho y que esa ex emperatriz pague por sus fechorías.

.

.

.

Al día siguiente, Roselia le informa a sus abuelos su decisión, ya que esos lycan que provocaron el incendio son solo enviados de otra persona que, ha terminado por involucrarla a ella debido a que ayudo al emperador y no sería justo que ellos corrieran peligro debido esto. Por supuesto sus abuelos estaban preocupados de dejarla ir, le prometieron a sus padres cuidarla.

— no deben preocuparse, será solo su testimonio y yo me aseguraré de protegerla.— interviene Vicenzo.

Los abuelos se Roselia se miran entre, hablando en susurros, si bien el vampiros es fuerte, les preocupa que su nieta tenga que viajar hasta un lugar desconocido para ella, pero con lo sucedido, si aquellos delincuentes quedan libres, podrían buscarla y hacerle daño, pues ya la conocen. La abuela sostiene la mano de Roselia.

— creo que esto es decisión tuya mi niña.— la abuela le mira preocupada.

— he decidido ir, no quiero que vuelvan a estar en peligro y su majestad ha prometido dejar a sus mejores escoltas para proteger la mansión.— responde Roselia.

— si esa es tu decisión, esta bien, solo cuídate.— el abuelo mira a Vicenzo.— cuide de ella majestad.

— lo haré, se los prometo.— responde Vicenzo.

Al parecer los señores no saben de lo que su nieta es capaz, pero tampoco dirá nada, es ella quien decide mantener en secreto su poder y es mejor así.

Ahora, con la decisión de Roselia, ambos tendrán que apresurarse a ir ha Mond y acabar con esa mujer y su estúpido esposo.

°°°